CAPITULO 69

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MARATON 6/6

Freen:

Extiendo mis brazos mientras giro mi cuerpo sobre la cama, con pereza. Parpadeo intentando enfocar la mirada y cubro mis ojos cuando el sol que entra por la ventana da directo sobre mi cara. Volteo y palmeo con mi mano el espacio vacío junto a mi y frunzo el ceño antes de sentarme en la cama. Recorro la habitación con la mirada mientras paso las palmas de mis manos por mi cara, intentando despabilarme.

Becky no parece estar en la habitación, por lo cual asumo que esta preparando el desayuno. Le fascina prepararme su famoso jugo de naranja natural. Todavía no puedo creer que me lo sigo bebiendo y por increíble que parezca ya no se me hace tan desagradable. Me pongo de pie y tomo una muda de ropa del closet antes de meterme a la ducha.
Veinte minutos después termino de ducharme y de lavarme los dientes. Salgo del baño ya vestida, secando con la toalla mi cabello. Pero me detengo y frunzo el ceño extrañada al notar que Becky aún no ha regresado. Mis ojos viajan automáticamente hacia el reloj sobre la mesa de noche y entrecierro los ojos cuando no veo el arma que, claramente recuerdo haber dejado allí la noche anterior, pero que hoy ya no está.

Me apresuro al lugar y mi cuerpo se paraliza, cuando noto no sólo que el arma no esta donde la había dejado, si no también, que en su lugar hay una nota con el colgante que le obsequie a Becky sobre el papel. Mi cuerpo se tensa y una fuerte punzada me atraviesa el pecho, con el mal presentimiento que surge cuando tomo el collar y la nota, que comienzo a leer, mientras siento que me arrancan el corazón del pecho con la frase escrita de su puño y letra.


"Por favor perdóname, el iba a matar a mi hermano. Te amo y siempre te amaré, pase lo que pase, nunca dudes que soy tuya. No olvides la historia del sol y la luna... gracias por hacerme la mujer mas feliz del mundo, siempre atesorare nuestro tiempo juntas. Nos vemos en nuestro próximo eclipse, amor.
Siempre tuya... Bec.".

Arrugó la nota en mis manos mientras siento como la ira se apodera de mi cuerpo, que comienza a temblar. Un gruñido cargado de furia me desgarra la garganta, cuando la mesa de noche sale disparada a un lado de la habitación haciendo añicos el espejo. La cama termina patas para arriba y mi puño se estrella una y otra vez contra la pared. La sangre me hierve corriendo en mi interior como lava ardiente mientras tomo mi teléfono del bolsillo.

¡El puto mundo va a arder hoy y me importa una mierda con quien tenga que pactar! Pero ese hijo de puta me las va a pagar.
Marco el número en mi teléfono y pocos tonos después el hombre al otro lado de la línea responde.

—Но какой сюрприз... сама мрачная жнеца стучится в мою дверь.《Pero que sorpresa... la mismísima parca llamando a mi puerta.》—Что я могу для тебя сделать, Ринальди?《Que puedo hacer por ti, Chankimha?》

Parca... ha pasado mucho desde la ultima vez que tiempo que escuché ese apodo.
—Deja la pendejada Mikhael. ¿Aun te interesa una alianza de paz con nosotros? —Se hace un silencio molesto cuando el Ruso no responde y aferro el teléfono a mi oído con saña.

No tengo tiempo que perder con protocolos idiotas y se de muy buena fuente, que los Rusos se han quedado sin gente que les haga llegar buena mercancía, luego de que los irlandeses arrasaran con los japoneses, que eran quienes les proveían de municiones para las armas que ellos comercializaban.
Podrán ser los mejores en lo que respecta a bombas y material nuclear, pero nosotros somos los mejores cuando de armas de guerra y municiones se trata. Puede que consigan armas buenas con los búlgaros pero no tan buenas como las nuestras ni como el tipo de municiones que nosotros podemos proveerles. De nada sirve vender material nuclear y bombas si no puedes proveer municiones y también otros tipos de armas de guerra.
—Te escucho. ¿Que es lo que quieres a cambio? Porque estoy seguro de que no me saldrá gratis—Responde al fin.
—No mucho...por el momento solo necesito dieciocho misiles, con sensor de calor y con un radio de onda expansiva de monimo cien metros.—Respondo.
La línea se queda en silencio y dos segundos después el Ruso suelta una estruendosa carcajada.
—¿Para cuando?
—Hoy... esta tarde...ahora.—Respondo.
—дерьмо. <mierda> —Maldice en su idioma natal, antes de suspirar.
—сделал. <Hecho > —Responde, Finalizando la llamada.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora