CAPITULO 28

2K 202 4
                                    

Becky:

Le extiendo a Freen una de las maletas para que suba al coche y desvió la mirada por encima de mi hombro hacia la cabaña. Me da demasiado pesar, que tengamos que marcharnos, pero el fin de semana acabo, y Freen tiene responsabilidades, además su hermana visitará la ciudad y por lo que dijo, ella no viene a menudo. Es más, me sorprendió saber que tenía una hermana, nunca se me había cruzado la idea de que tuviese hermanos, pero por como hablo de ella, seguramente son muy unidos.

—Bec... —me llama y parpadeo apartando la mirada de la cabaña.

Sus ojos hacen contacto con los míos, y suelta los bolsos lanzándolos dentro del maletero, antes de cerrar la puerta y acercarse a mí. Sus manos acunan mi rostro y deja un beso suave sobre mis labios antes de sujetarme por la cintura, y levantarme como a una muñeca, haciéndome reír cuando me deja sentada sobre el capo del coche, en tanto ella se acomoda entre mis piernas.

—No estés triste...te prometo que volveremos pronto. —Habla acariciando mi mejilla y asiento con una sonrisa.

Sus manos se mantienen sobre mi cintura, mientras se aproxima a mi rostro, su nariz roza la mía haciéndome sonreír. Estar con ella se siente como estar en un cuento de hadas, donde el protagonista adora a la princesa. Sus labios rozan los míos y deja pequeños besos cortos sobre ellos, uno tras otro hasta que soy yo quien toma sus labios con los míos, en un beso más profundo, lento y suave como si tuviésemos todo el tiempo del mundo. Sus manos comienzan a descender, recorriendo mis muslos por encima del pantalón y río sobre sus labios cuando una de sus manos se cuela por debajo de mí blusa haciéndome cosquillas en el proceso.

—Eres demasiado tentadora para mi...—Susurra sobre mis labios antes de volver a besarme. Mis manos recorren su nuca y sus hombros, subo y deslizo mis dedos por su espeso y oscuro cabello.

Nuestras respiraciones se vuelven más aceleradas a medida que el ritmo de los besos cambia y mis labios queman por la fricción de nuestras bocas, pero aun así no me aparto. Sentir como su lengua juega con la mía es la sensación más placentera del universo. El sonido de un ladrido me hace apartarme y Freen suspira cansada.

—Sera mejor que vaya por él. —Dice y niego empujando su pecho con la palma de mi mano mientras me deslizo del capo quedando de pie frente a él.

—Yo iré por él, tu termina aquí.

Hablo y me volteo en dirección a los arbustos de donde se escuchó el ladrido, solo espero que Ares no aparezca con algún animal muerto en la boca o moriré de un infarto, desde que llegamos aquí no ha dejado de traerme conejos, ratones o hasta incluso palomas, que por alguna extraña razón caza y cree que serán un buen obsequio para mi cuando me lo deja en los pies, o sobre el sofá...

—¡Ares...! —Llamo al pastor que no aparece por ningún lado.

—Vamos... chico... ¡Ares! ¡Ven aquí! Si no vienes, me ire sin ti!—Advierto mientras me voy adentrando más al bosque.

Lo escucho gruñir y me apresuró temiendo que tenga acorralada a alguna posible víctima, pero me detengo de golpe cuando veo la cola erizada del pastor, que gruñe en posición amenazante enseñando los dientes. Levanto la mirada y paso saliva cuando veo al hombre con ropa camuflada que sostiene un rifle de caza en sus manos.

El hombre me mira y sonríe cuando me ve, pero que me recorra con la mirada es algo que no me gusta y me hace retroceder un paso, mientras siento que el corazón se me va a salir del pecho.

—¿Él perro es tuyo? Lamento asustarte, estaba cazando en la zona y creo que me perdí.—Explica aun sonriendo y vuelvo a dar un paso atrás, tomando a Ares por el collar tratando de alejarlo conmigo de aquel extraño y aterrador hombre.

La Liberación de la MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora