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Tobio regresó a la agencia, una vez acompañó a Hinata

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Tobio regresó a la agencia, una vez acompañó a Hinata.

Era muy lindo y sus feromonas eran muy, muy dulces.

Recordaba que su primer amor se veía así. Pelirrojo y de una radiante sonrisa. Nunca lo conoció, pero recuerda haber visto su partido a nivel nacional en la tele.

En el puesto que él no pudo ocupar, porque su equipo perdió.

Recuerda haber quedado impresionado con su habilidad de salto, una radiante mirada y el rostro ruborizado de la emoción.

¿Como se llamaba? ¿Hima? ¿Ninata? ¿Shoto? No se acordaba.

Lo que sí recordaba es que, después de haber perdido a nivel nacional, nunca volvió a saber nada de ese pelirrojo. Esa promesa del Volley se desapareció.

Entró de vuelta y casi pisa una pequeña bola que estaba en el suelo, dibujando en un cuadernillo.

-¡A-ah! ¡Perdón!- Dijo el pequeño infante, levantándose del suelo rápidamente. Demasiado rápido para su pequeño cuerpo.

Y se cayó al suelo. Se pegó fuertemente en la frente.

-¡¿Estás bien?!- Dijo el azabache, se inclinó y le acarició la cabellera castaña al menor. El niño levantó la cabeza. Tenía la frente roja y muchas lágrimas gruesas acumuladas en sus ojos ámbar.
-M-me dolió...- Dijo antes de empezar a llorar.

Tobio Kageyama, el menor de los Kageyama, el bebé por default, jamás había cuidado a un niño pequeño. Lo tomó de las manos y lo sentó en el suelo.
-Y-ya, todo está bien, ¿Sí? Mira, solo va a estar rojo un rato, después estarás bien, pequeño.- Le dijo, levantando el flequillo del menor. Le sopló.
-¡Ya, no te va a doler nunca más!- Dijo el azabache. El menor asintió, solo lagrimeando un poco, pero sin el llanto ruidoso de hace unos segundos.

-¡Un-! No espera, Unagi no era... ¡Usagi!- Llamó Miya, había ido rápidamente el baño y de pronto perdió de vista a su pequeño hijo.
-¡Usagi!- Lo volvió a llamar. El menor levantó la cabeza, viendo a su padre llamarlo.
-¡Papá!- Gritó fuertemente. El mencionado dirigió su mirada al lugar, viendo a Tobio Kageyama agachado frente a su hijo.
-Miya-San.- Dijo el azabache, levantándose y haciendo una reverencia al mayor.

-Tobio-Kun, hola. ¡Ven acá, Usagi!- Lo levantó del suelo, el niño se removió. No le gustaba como lo levantaba el rubio.
-¡Bájame!- Le reclamó, empujando sus manos con sus pequeños puños.
-¿Es su hijo?- Dijo con clara duda en su mirada.
-¿No es obvio que es mi mini yo? Saluda a Tobio-Kun, Usagi.- El niño saludó con un torpe movimiento de manos.

-¿No es muy joven para, ya sabe, ser padre?- Le dijo el Alfa menor al Alfa mayor.
-Tal vez, pero aquí estamos, ¿No?- Soltó una risa. Usagi le dió un manotazo en el hombro. Su papá era muy tosco.

Hinata llegó a su casa y, apenas puso un pie dentro, se puso a limpiar

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Hinata llegó a su casa y, apenas puso un pie dentro, se puso a limpiar.

No era que no adorara a Usagi, pero sin el niño en la casa, era más fácil y rápido limpiar el departamento.

En menos de cuarenta minutos, ya había barrido y trapeado. Ahora podía darse el lujo de trabajar.

Si bien, no pudo entrar a la universidad hasta los veinte, tomó varios cursos de unos días para hacer diferentes cosas. Y ahora que estudiaba literatura (porque pensó que sería lo más fácil para él y su ajetreada vida), su licenciatura era en línea.

Durante el tiempo que estuvo casado con Miya, el poco tiempo que tenía cuando Usagi dormía, lo aprovechaba para escribir. Sus libros eran más que nada historias infantiles que él mismo le contaba a Usagi para dormir, y estos se vendieron como pan caliente.

Eso le daba satisfacción, era lo suficientemente creativo para ello. Tronó sus dedos antes de comenzar a escribir en su computador.

-¡Usagi!- Exclamó Shoyo en cuanto volvió por su bebé

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-¡Usagi!- Exclamó Shoyo en cuanto volvió por su bebé. El pequeño infante estaba hecho bolita en el suelo, haciendo dibujos de su día en su libretita.

En cuanto escuchó la voz de Shoyo, se levantó de golpe.
-¡Papi!-

Y se volvió a caer.

-¡Usagi!- Respondió el pelirrojo en cuanto el pequeño castaño se azotó contra el suelo. Atsumu, que estaba sentado frente al menor, lo levantó y lo paró.
-¿Todo bien, Sagi?- Le dijo sacudiendo el polvo, el niño asintió, pensando en lo que le había dicho Tobio-Kun. Que nunca más le iba a doler.

-¡Papi!- Dijo el pequeño, corriendo a los brazos del pelirrojo.
-¿Estás bien?- Le dijo acariciando su frente.
-Mhm. No me duele.- Le dijo con una sonrisa.
-Que bueno... ¿Como te la pasaste hoy?- Le dijo con una sonrisa.
-Me aburrí. No me gusta aquí...- Dijo haciendo un puchero. Shoyo se rió, besando la frente de su bebé.

-Ya, ya. No te preocupes, es hora de ir a casa.- Le dijo arrullandolo en sus brazos.

Miya se levantó, con la bolsa de Usagi entre los brazos. Se la entrego a Hinata.

-Gracias, Tsumu.- Le dijo el menor, Miya se ruborizó y sonrió torpemente.
-Claro, Sho.- Le dijo. El Omega sonrió antes de darse la vuelta con Usagi entre brazos.

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Single Dad! {KageHina Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora