Kageyama Tobio solo vió a ese precioso Omega pelirrojo una vez en televisión.
Jamás supo que fue de él después de su fracaso a nivel nacional en el Volley.
Años después, con un Tobio de 24 años profesional, encuentra al precioso Omega saliendo de s...
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-¡Shoyo!- Exclamó Atsumu, llegando al departamento compartido del matrimonio. El Omega estaba sentado en la sala, con su laptop sobre su crecido vientre.
-¿Mm?- Dijo sin mirarlo. Estaba ocupado, leyendo los créditos que necesitaba para entrar a la Universidad. -¡Mira que compre para bebé!- Exclamó, levantando una bolsa de papel.
-Tsumu, ¿Otra vez estás gastando en cosas inútiles?- Dijo burlón el pelirrojo. Miya cerró la puerta detrás de él y caminó hasta quedar al lado del Omega. -No son inútiles...- Dijo con un puchero, mientras se sentaba en cuclillas y apoyaba su rostro a la altura del vientre de Shoyo. El Omega volteó los ojos, antes de cerrar la computadora y ponerla al lado.
-Bien, ¿Qué es eso que compraste?- Dijo poniendo toda su atención al mayor, quien sonrió antes de sacar un mameluco de conejo, y ponerlo sobre el vientre de Shoyo. -¡También traigo estos!- Dijo poniendo un par de zapatos sobre el mismo.
-Son de conejito. Me dijiste que querías cosas bonitas para bebé, por eso traje cosas bonitas.- Dijo, jugando con los zapatos como si fueran pies y caminaran. El Omega sonrió, mientras sus mejillas se coloreaban de rosa, antes de levantar el rostro de su esposo y propinarle un beso en los labios.
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-¿Cena?- Dijo el pelirrojo, mientras terminaba de darle una cucharada de medicina a su hijo. Tobio veía todo desde la puerta de Usagi. -Mhm. Mis padres quieren conocerte.- Le dijo con una sonrisa.
La cara del pelirrojo se sonrojó violentamente, antes de dirigir la mirada al rostro de su pareja.
-¡¿T-tus padres? ¿L-les hablaste d-de mí?!- Dijo nervioso, mientras su hijo hacía una mueca por el sabor del medicamento. -¿Sí? ¿P-pasa algo?- Dijo avergonzado por la reacción del mayor. -¡N-no, no pasa nada!- Dijo con una sonrisa tímida.
Conocer a los padres de Tobio...
¡Conocer a los padres de Tobio!
-¿Debo llevar algo? ¿Puede Usagi venir?- Dijo en voz alta, inconscientemente. El Alfa rió y se acercó. -Con que vayas es suficiente. Y claro que Usagi puede venir. Sé que se sabe comportar.- Dijo, acariciando la cabeza del mencionado. El infante sonrió, antes de toser levemente.
-Ya vuelve a dormirte.- Le dijo el azabache. Revolviendo el pelo del menor. Shoyo soltó una carcajada al respecto.
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-Shoyo...- Gimió Miya, acostado sobre su cama. Había encontrado algunas cosas que compartía con el Omega, cuando estos estaban juntos aún.
Se lamentaba.
Sabía que había arruinado todo con el pelirrojo cuando este le pidió el divorcio.
Pero realmente quería creer que Hinata seguía enamorado de él en el fondo, muy, muy en el fondo.
Y ahora que sabía que alguien estaba acercándose a su Shoyo... Pues no. No había nada por parte del pelirrojo hacia el rubio. Giró en su cama y, mirando a la pared, suspiró.
-Ay, alma gemela...- Se dijo a sí mismo. -No te olvido, aunque me arranque el corazón.- Dijo, mirando su mano.
Sí. Llevaban años separados, pero... Él nunca se había quitado su anillo. Era un anillo barato, un anillo cualquiera, pero era lo único que siempre podía llevar de Shoyo.
