Kageyama Tobio solo vió a ese precioso Omega pelirrojo una vez en televisión.
Jamás supo que fue de él después de su fracaso a nivel nacional en el Volley.
Años después, con un Tobio de 24 años profesional, encuentra al precioso Omega saliendo de s...
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-¿Qué quieres hacer hoy, Usagi?- Pregunto el rubio mientras sostenía la mano de su hijo. -Quiero irme a mi casa...- Dijo con un suave puchero. -Usagi...- Lo reprendió silenciosamente. El menor frunció el ceño.
-... ¿Podemos ver una película?- Le preguntó a su padre. Atsumu sonrió antes de levantarlo en un abrazo. -¡Claro, Usagi!- Dijo, el menor lo empujó con sus manos torpemente.
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-Gracias por venir conmigo, hijo.- Dijo la pelirroja. Shoyo rió al respecto. -No tengo mucha opción, gracias a tí tengo auto con el cual traerte.- Dijo mientras caminaban entre los pasillos del supermercado. -Hm. Tienes razón, me debes todo.- El menor rió al respecto.
-¿Y? ¿Cómo has estado?- Le dijo la Beta. -Pues normal. Tareas, proyectos, enviar manuscritos, cuidar a Usagi...- Exclamó el Omega. -Al menos ya no cuidas al cabeza de cepillo.- Dijo burlándose de su ex. Shoyo evitó la mirada de su madre, con una sonrisa divertida.
-Ya vas a empezar...- -Es que, ¿Qué le viste? Osea entiendo que uno joven comete errores, pero te pasaste, Shō.- -¡Era muy carismático!- Le respondió avergonzado. -Pero eso qué. ¿Era más dificil cuidar a Usagi o a Atsumu?- Le dijo la pelirroja. Shoyo tronó la lengua, antes de recibir un jalón de oreja de su madre. -¡Ay, ay, ay! ¡Má, suéltame!- -Chamaco grosero.- Dijo al soltarle.
Ambos pelirrojos siguieron caminando entre chistes y risas suaves.
-Y bien, ¿Ya has salido con alguien?- -Má...- -¿Qué? Lo digo de buena voluntad. Estuviste muy mal cuando se separaron y no has tenido nada con nadie.- Le dijo la Beta mientras tomaba un paquete de pan integral.
Y sí, Shoyo la pasó mal cuando se separó de Miya, incluso aunque él pidio el divorcio. Era inevitable extrañarlo, pero él más que nadie ra consciente que no podían seguir juntos. Al menos por el bien de su bebé.
-Tenía que cuidar a Sagi. No tenía tiempo para novios.- -Ay, que viejo sonaste.- Le dijo con cierta expresión de disgusto.
Ambos permanecieron en silencio unos segundos.
-D-de hecho... No hace mucho salí con a-alguien...- Dijo avergonzado. La mujer volteó a verlo con una sonrisa de oreja a oreja. -¡Al fin! ¡¿Como se llama? ¿Ya lo vas a llevar a casa? ¿Se han besado?! Sabes que sin nada de intimidad hasta... Bueno, ya para qué te aviso, ¿No?- El Omega se sonrojó violentamente mientras su madre se burlaba de él. -¡Solo salimos una vez! Y-y no nos conocemos de hace mucho...- Dijo empujando el carrito rápidamente. -¡Ah, Shō, espera, no puse mi pan!-
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