No llevo ni una semana y ya odio este lugar. Que cansancio todo. Peleas, robos, asesinato y de todo, ah, sobre todo ese camarero que creo que su nombre... Chester si mal no recuerdo. Por Dios, que molesto era, nunca pisaré ese bar y ojalá no encontrarle de nuevo.
Bueno, lo primero que pensé fue en fundar una tienda de dulces. Encontré un lugar donde casi nadie vivía, allí decidí crear una pequeña empresa llamada "Candyland". Compré decoraciones y busqué a personas que me podrían ayudar con la empresa, la verdad es que me quedó perfecto. Decidí hacer carteles y repartirlos por la ciudad, por si a alguien le interesara ayudarme en el trabajo, ya que es bastante.
Tardé cinco meses para hacer todo eso. Ahora sólo falta ver quien quisiera ofrecerse a trabajar y así abrir la tienda.
Al día siguiente me desperté por las notificaciones del móvil. Había mucha gente que se ofrecía a trabajar, no tenía muy claro a quien de todos contratar, quise hacer una reunión para entrevistarlos a todos y decirles como funcionaría, tendrán que manejarlo. Dejando claras las normas y reglas del lugar.
Mientras recogía todo el desastre de la reunión, pensando en quien contratar sonó el timbre el cual me sacó de todos mis pensamientos, y a la vez enojandome por que deseaba un minuto de paz.
¿Quién coño estará tocando la puerta en estas horas? Bueno, aun es poco temprano.
Fui a abrir la puerta y allí encontré un hombre alto, pelirrojo, ojos grandes verdes. Espera... Me suena ese hombre. Creo que lo vi por algún lado.
-¿Cuánto tiempo no? -sonrió-. Pensaba que nunca te iba a encontrarte, Mandy.
¿Otra vez este hombre pesado? Que pesadilla.
-Lo último que quería en este mundo era encontrarte de nuevo, pero tengo una suerte nefasta. - Le respondí mientras le cerraba la puerta en su cara, pero me detuvo.
-Espera, espera, primero déjame hablar y si no te gusta me voy.
-Entonces habla, rápido.
-Pues... Veras, vi tus carteles en los cuales decías buscabas personas para tu nueva empresa, y pues como recientemente perdí mi empleo pense que.. Ya sabes, me darías una oportunidad, quiero trabajar por aquí.
-No -le cerré la puerta, pero me detuvo otra vez-. No gastaré mi tiempo y menos contigo.
- Por favor, acabo de perder mi antiguo trabajo. Y... Necesito un nuevo trabajo.
-¿Qué pasó con tu antiguo trabajo?
- Eh... Bueno, esque.. Por diversión propia gastaba varías bromas.. Mi jefe se enojó y me despidió. -. Empezó a reírse, pero al ver mi cara de seriedad dejo de reír.
-Con esa actitud no trabajarás en mi empresa ni aunque te arrodilles frente a mi. -suspiré y cerré la puerta de un puertazo; esta vez no me detuvo.
Que asco de hombre, ya gasto la mitad de mi valioso tiempo.
Al día siguiente decidí abrir la tienda; los nuevos trabajadores vinieron temprano para que me ayudasen. Había muchos clientes; menos mal que no vino ese chico idiota, si no ya le habría hechado de aquí.
Ya era la hora de cerrar la tienda, pero de repente vino una niña; estaba apunto de decirle que ya estaba por cerrar, pero ella empezó a hablar.
-Hola, me llamo Jessie y ¿tú?
-Muy dulce de tu parte que me digas tu nombre, pero la tienda va a cerrar, si vas a comprar algo pídemelo rápido, apenas tengo tiempo cielo. -Le dije danole una palmadita en la cabeza.
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✯ ᥱᥒᥱmіᥱs 𝗍᥆ ᥣ᥆᥎ᥱrs (mᥲᥒძᥡ ᥊ ᥴһᥱs𝗍ᥱr)
Hayran KurguMandy es una princesa y también dueña de una dulcería en Candyland, es una persona seria cuando se trata de trabajo, aunque a veces ella misma lo estropea...