ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2

229 25 1
                                    

✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷✷

La cocina del hotel estaba llena de un aroma dulce y tentador. Charlie, con su entusiasmo inquebrantable, había convencido a Alastor y a Lucifer para que compartieran galletas recién horneadas. La Princesa del Infierno se movía con agilidad entre la cocina, sacando bandejas humeantes del horno y colocándolas sobre la encimera. Entonces, empezó a mover las galletas a un plato.

- Recuerden, nada de burlas o insultos - recordó Charlie mientras trabajaba.

Alastor se sentó en una silla, observando a Lucifer mientras este tomaba asiento frente a él. El Rey del Infierno parecía incómodo, como si estuviera fuera de lugar en ese ambiente tan cálido y hogareño. Ciertamente, Alastor también estaba incómodo, incluso nervioso.

Por primera vez en años no sabía que decir o hacer. Sin saber cómo iniciar una conversación con el rey del infierno que no se basara en burlas, simplemente se le quedó viendo, analizando sus gestos y apariencia. El Rey del infierno parecía estar incómodo ante esto, pero no se dignó a iniciar la conversación él mismo. Alastor empezó a mover el pie de arriba a abajo inconscientemente, pensando en la herida bajo su traje

Lucifer, por otro lado, estaba acostumbrado a que Alastor iniciara la conversación. En cada uno de sus encuentros, era el Demonio Radio quién empezaba a hablar, ayudándolo indirectamente a solo pensar en una respuesta. Por ello esperaba que él iniciara la conversación con sus comentarios sarcásticos pero...

Silencio.

Un realmente incómodo silencio, solo roto por el tarareo de Charlie mientras movía las galletas, inundó la cocina. Lucifer intentaba pensar en una forma de iniciar la conversación de forma natural mientras que Alastor tenía la cabeza en otra parte.

- Así que... - Alastor Inició tras regresar a la realidad - rey del infierno, ¿eh? -

- Sí... - Lucifer habló inseguro - Mmm... -

Nuevamente había silencio.

Charlie colocó un plato de galletas frente a ellos y se sentó junto a su padre. - ¡A disfrutar! - exclamó, tomando una galleta y mordiéndola con entusiasmo.

Alastor tomó una galleta también. Sin embargo, no pudo sentir ni su sabor ni su textura. A pesar de eso, Alastor sintió alivio: su cuerpo se estaba haciendo insensible de nuevo.

- ¡Están espléndidas, querida! - Exclamó el Demonio Radio, mirando a Charlie con una mirada cálida. Estaba auténticamente feliz, pero no era por lo que los otros dos creían. Miró a Lucifer, quien aún no había tocado ninguna galleta. - ¿No tiene hambre, su majestad? - preguntó con curiosidad.

Lucifer suspiró y finalmente tomó una galleta, aunque lo hizo con cierta renuencia - Sí... - Parecía querer decir algo más, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.

Alastor, con su mirada afilada, estudiaba cada gesto de Lucifer. ¿Qué estaba pasando por la mente del Rey del Infierno? ¿Por qué parecía tan incómodo?

Charlie parecía querer intervenir e iniciar la conversación, en un intento de que sus dos figuras paternas se llevaran bien. Sin embargo, de alguna forma ella también se había quedado sin ideas.

Lucifer finalmente tomó una galleta y la sostuvo entre sus dedos largos y oscurecidos. Sus ojos, que normalmente ardían con un fuego infernal, ahora parecían apagados, como si estuviera triste.

Alastor no podía evitar preguntarse por qué demonios estaba allí en primer lugar, y por qué no había rechazado la propuesta de Charlie. Si lo hubiera hecho, ahora mismo estaría cómodo en su habitación y no incómodo en la cocina.

✷ᴅᴏʟʟ✷ (ᴀᴘᴘʟᴇʀᴀᴅɪᴏ/ʀᴀᴅɪᴏᴀᴘᴘʟᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora