ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 6

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Lucifer, recostado en su cómoda cama, analizaba el pedazo de tela en su mano. Gracias a una de sus miles habilidades pudo identificar algo de poder demoníaco en la tela. Sin embargo, no tenía ni idea de dónde había salido. Intentó recapitular los hechos, pero no encontraba ningún sentido.

Tocando el trozo, pudo notar que incluso la textura se asemejaba a la piel, siendo suave e incluso manteniéndose cálido, cómo si realmente estuviera tocando la mejilla de alguien.

Lucifer, con el pedazo de tela aún en sus manos, decidió que era hora de buscar respuestas. Sabía que algo extraño estaba pasando con Alastor, y estaba decidido a descubrir qué era. Con un suspiro, se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta de su habitación.

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Alastor entró al hotel, viendo cómo la gente hacia uno de esos "ejercicios de confianza". Charlie se dejó caer desde un escenario, siendo atrapada por Vaggie. Realmente nunca había hecho ninguno de esos ejercicios, o, bueno, al menos no acompañado.

Charlie notó su presencia y lo saludó con la mano - ¡Alastor! ¿No te quieres unir? -

- lo lamento, querida, pero tendré que rechazar la oferta - dijo educadamente mientras se alejaba del lugar.

- ¿Estás bien? Estás algo distante últimamente... - Charlie le preguntó.

- Oh, Charlie. No tienes por qué preocuparte por mi, ¡estoy perfectamente, cómo siempre! - Alastor exclamó, a pesar de que sentía como la cinta comenzaba a ceder.

Charlie no parecía convencida, pero decidió no presionar más. - Bueno, si necesitas algo, sabes que puedes contar conmigo - dijo antes de volver a prestar atención al ejercicio.

Alastor desapareció con ayuda de sus sombras, esperando llegar a su habitación antes de que la cinta se rompiera. Divagaba sobre cómo mantener su secreto a salvo, especialmente de Lucifer, cuya curiosidad parecía tan aguda como la daga que había lanzado.

Llegando a su habitación, cerró la puerta detrás de él con un suspiro de alivio. Se dirigió al espejo y observó cómo la cinta se despegaba lentamente, revelando la herida que tanto deseaba ocultar. — Necesito encontrar una solución... y rápido —  murmuró para sí mismo — quizás otra visita a la biblioteca sea útil... — dijo tomando nuevamente el rollo de cinta, listo para cerrar la herida una vez más.

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Los pasillos del hotel estaban tranquilos, pero la tensión en el aire era casi tangible. Incluso los demás huéspedes podían sentirla, quedando un tanto confundidos. Era cómo si algo estuviera por pasar.

— ¿Soy yo o el ambiente está raro? — Angel, recostado en el sillón y usando su teléfono, preguntó levantando la vista.

— Pensaba que era el único... — Dijo Husk desde la barra.

— Espero que no sea porque mi papá y Al están peleando otra vez... —

— No creo, el rey está en su habitación y el señor sonrisas acaba de irse a la suya — Dijo Angel — seguramente ni se han visto en todo el día —

— cierto — Charlie dijo, soltando un suspiro — ¡seguramente todo estará bien! —

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La biblioteca del hotel era un laberinto de conocimiento, un lugar donde Alastor podía buscar respuestas sin ser molestado. Con cada paso que daba entre los estantes polvorientos, sentía cómo el peso de su secreto crecía. No podía permitir que nadie descubriera lo que estaba pasando. Si aún tuviera mi cuerpo de carne y hueso, esto no estaría pasando. Alastor apretó los dientes, decidiendo ignorar ese pensamiento y continuar con su búsqueda; no quería enojarse tan pronto.

Ahora, en lugar de investigar sobre ángeles, investigaría sobre la industria textil. Debe haber un libro que explique como cerrar de forma efectiva y resistente un hoyo, y estaba determinado a encontrar dicho objeto. Sus ojos volaron entre los títulos de los libros, buscando el adecuado para comenzar. Finalmente, sus ojos se detuvieron en uno en específico: "tecnología textil". Lo tomó decidido y empezó a ojearlo, esperando encontrar lo que quería.

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Lucifer no podía sacudirse la sensación de que algo andaba mal. Algo en la actitud de Alastor le decía que estaba ocultando algo, y su curiosidad era demasiado fuerte para ignorarla. Decidido a descubrir el misterio, se dirigió a la biblioteca, siguiendo un presentimiento.

Los pasillos del hotel retumbaban con el eco de sus pasos, y a medida que se acercaba a la biblioteca, la tensión en el aire se hacía más densa. Al abrir la puerta, sus ojos se encontraron con Alastor, quien estaba parado frente a un libro abierto, su expresión una mezcla de sorpresa y cautela.

Alastor levantó la mirada hacia él y... Silencio. Nadie dijo nada, sólo se quedaron callados, viéndose entre sí. ¿Por qué me ve así? Alastor se preguntaba, esperando ver una reacción del otro. Empezó a sentirse nervioso cuando el rey empezó a analizarlo de arriba a abajo.

La mirada de Lucifer se detuvo en su mejilla, dónde había un parche. Inconscientemente, Alastor movió su mano para acomodar su cabello y cubrir dicho parche, haciendo que Lucifer lo viera con sospecha.

— ¿Qué es eso? — Finalmente, Lucifer alzó la voz.

— ¿Usted que cree? — Alastor preguntó con un tono retador.

— ¿Es por la daga? —

— Obviamente, ¿por qué está tan confundido? —

— En la daga no había sangre... — Lucifer explicó — Si fue tan profunda cómo para ponerle un parche, entonces debió dejar sangre... ¿Por qué no lo hizo, Alastor? — Le cuestionó dando un paso hacia adelante.

— ... — Alastor se quedó en silencio por un momento — supongo que siempre he sido un misterio... — con eso regresó su vista al libro, alejándose unos pasos.

— Eso no responde nada — Lucifer se cruzó de brazos, inclinándose levemente hacia adelante.

— Simplemente no es su asunto — Alastor le dio la espalda mientras caminaba a otra parte

— Todo lo que ocurre bajo este techo es de mi interés — replicó con firmeza, caminando detrás del otro.

Un momento de silencio siguió, roto solo por el sonido de las páginas al ser pasadas con nerviosismo y por el sonido de los pasos.

— Si realmente deseas saber... — comenzó Alastor, cerrando el libro con un golpe seco y deteniéndose sin aviso, haciendo que Lucifer chocara en su espalda. — Deberá descubrirlo por si mismo. No soy un libro abierto que pueda leer a su antojo — Alastor apretó sus puños, sin siquiera voltearse.

Lucifer sonrió, un destello de desafío en sus ojos. — Entonces, que comience el juego... —

El rey del infierno se dio media vuelta y se dirigió a la salida, pero Alastor ni siquiera se giró a ver.  Al escuchar la puerta cerrarse detrás de Lucifer, llevándose la tensión con él, soltó un suspiro y relajó los hombros, listo para volver a su búsqueda.

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✷ᴅᴏʟʟ✷ (ᴀᴘᴘʟᴇʀᴀᴅɪᴏ/ʀᴀᴅɪᴏᴀᴘᴘʟᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora