XIII

290 29 8
                                    

El Gran Comedor era un caos, Gryffindors de distintas edades contándole al resto de la escuela sobre lo que había pasado con la Señora Gorda, todos exagerando o agregando sucesos que no ocurrieron.

El profesor Dumbledore nos había movido a todos hacia el gran comedor, no solamente a los Gryffindors, sino también al resto de las casas para así poder pasar la noche en un lugar 'seguro', pero si Sirius Black había logrado entrar a Hogwarts, incluso con los dementores resguardando la escuela, ¿realmente hay algún lugar seguro?

—¿Pudiste verlo, Eileen?

—No. —Estaba recargada en el pecho de Roger, sus brazos alrededor de mí, jugando con una pequeña Snitch de juguete, cosa que siempre hacía cuando estaba nervioso, además de que no había hablado mucho desde que nos sentamos, con Cedric y Joe haciendo la mayor plática.— Todos estábamos en el banquete cuando pasó eso, cualquier cosa que alguien más te diga, están exagerando.

—Me dan escalofríos solamente de pensar que estuvimos tan cerca de un asesino. —Comentó Joe.— Me alegra saber que no se quedó merodeando cerca de tu sala común, quién sabe lo que ese loco podría haber hecho...

Los brazos de Roger me abrazaron con mayor fuerza, dándome un ligero beso sobre la cabeza, sacando unas risitas de Cedric y Joe.

—Roger, yo también tengo miedo. —Se burló Cedric, lo que sacó una pequeña sonrisa de mi.— ¿Podrías darme un besito también?

Cedric lanzó besitos al aire en dirección a Roger, haciéndonos reír a todos. Estuvimos platicando por unos minutos más cuando Dumbledore entró al comedor, toda plática que había silenciándose en menos de un segundo.

—Los demás profesores y yo haremos un rastreo por todo el castillo. Me temo que, por su seguridad, tendrán que pasar la noche aquí. —Para recalcar la gravedad de sus palabras, la profesora McGonagall y Filch comenzaron a cerrar todas las puertas del Comedor.— Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas y dejo encargados a los Premios Anuales. Comuníquenme cualquier novedad, avísenme por medio de los fantasmas.

Lo último fue dirigido a Percy, quien estaba parado tan recto que parecía tener una escoba dentro de su túnica, incapaz de encorvarse, con un rostro tan serio como si le hubieran pedido que protegiera personalmente al ministro de magia.

Con un simple movimiento de su varita, el profesor Dumbledore hizo que las mesas salieran volando hacia las paredes, seguido de otro movimiento que cubrió el suelo con cientos de sacos de dormir rojos, "Felices sueños" fue lo último que nos dijo antes de cerrar la puerta.

—Bueno, tengo que irme. —Murmuró Roger cerca de mi oído, ambos levantándonos de nuestro lugar en el suelo.— Trataré de estar en alguna puerta cerca de ti.

—Roger, vamos a estar bien. —Le dije, en un intento por tranquilizarlo.— Dudo mucho que Sirius Black intente entrar a un lugar con 500 alumnos dentro.

—Intentó entrar a una sala común que pudo haber tenido 100 adentro.

—Si te hace sentir mejor, —Suspiré.— Me quedaré cerca de Draco ¿Está bien?

Podía notar que no estaba contento con eso (¿Por qué está tan preocupado, de todas formas?), pero sabía que era la mejor opción, así que simplemente me despedí de él con un pequeño beso en los labios y tomé un saco de dormir, arrastrándolo hasta donde se encontraban Draco, Tracy y Zabini al fondo del comedor, cerca de donde solía encontrarse la mesa de los profesores.

En mi camino hacia ellos, accidentalmente Hermione y yo nos miramos a los ojos al mismo tiempo, aunque ella enseguida se puso roja como un tomate y volteó a otro lado, fingiendo poner atención a lo que fuera que Ron estuviera diciendo, pero no podía escuchar de qué hablaban, por el hecho de estar alejados de mi y porque los gritos de Percy sobre apagar las luces envolvían todo otro sonido.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Eileen Snape y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora