CAPITULO 25

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Me despierto sobresaltada a causa de un trueno. Miro por la ventana y esta se encuentra empapada de gotas de lluvia. Estoy sola en la cama. Me desperezo y me siento, mirando un punto fijo, hasta que soy consciente de que estoy arropada por la frazada, sin mi blusa. Mierda, llevo mi mano a mi cabeza.

Carajo, perfecto Jara, el viene te manosea y literal abres tus piernas más que dispuesta.

Mierda, pero que rico fue lo que me hizo. Muerdo mi labio inferior y me dispongo a bañarme. De nada sirve reprocharme, ya que lo disfrute. Solo me tengo que asegurar de que no vuelva a suceder. Una sonrisa quiere asomarse en mi rostro. No, me niego, me miro en el espejo y mi vista recae en mi cuello.

Que carajos ¿Por qué tengo marcas de mordidas y chupetones? Hijo de puta.

Me la cobrare. Odio los chupones. Respiro hondo y salgo del baño, elijo una blusa con cuello para que cubra esas marcas. Una vez vestida busco mi celular, lo encuentro debajo de la cama. Sin batería lo pongo a cargar salgo de la habitación. Toco la puerta de la habitación de Fio pero no obtengo respuesta, la abro y no hay nadie. Cierro mis ojos y me concentro, están en la biblioteca, ahí siento sus presencias. Bajo las escaleras, pero antes me dirijo a la cocina.

-Señorita Jara ¿le puedo servir algo? - Maria se encuentra picando cebolla con dos chicas más, niego y me dirijo a buscar un vaso con agua, no sin antes pasar por alto la mirada de reproche de Maria, me sirvo y tomo de un sorbo. - Señorita Jara es mi trabajo.

-Lo se señora Maria y me disculpo si la ofendo, no es intencional- digo mientras busco una taza para servirme café, dejando lavado el vaso- pero yo puedo hacerlo, no es para tanto.

-Que caso con ustedes- suspira y sigue con lo suyo. Sonrió y salgo de la cocina. A mitad del camino me cruzo con Mariano. Este levanta la vista de la Tablet y me mira.

-¿Cómo estas Jara?- su tono neutral no pasa desapercibido. Me detengo y no se me ocurre nada ingeniosos que contestar- el rubio te quedaba mejor.

-Por un tiempo extrañe el ¿Cómo esta hija? O ¿Cómo esta princesa? Pero después de tanto tiempo Mariano es lo único que tienes para decir- siento incomodidad ante su comentario, esperaba un dolor mucho más fuerte, pero ahora no siento tanto. Bueno prácticamente me crié con él, no es como que lo odié. Me dolió que se desvinculara tan fácil de mí. – querido padre esperaba un poco de cariño del cual tanto presumías.

-Yo no te crié así, por lo tanto, haz valer tanto sacrificio en tu educación- me giro para mirarlo, seriamente espero a que continúe- se nota a miles de kilómetros que eres humana.

-Humana o igual a Derek- interrumpo, abre sus ojos, no se esperaba que le conteste, me analiza esperando a que continúe, pero le sedo la palabra totalmente. Me que en silencio con expresión seria.

Se acerca hasta donde estoy, levanta su mano, me va a pegar. No dejo de mirarlo, no cierro mis ojos. Espero el golpe, pero nunca llega, en cambio Matt esta sostenido su brazo.

-Pa ¿Qué haces? - este lo mira y se deshace de su agarre. Matt se coloca frete mío. Pero yo lo hago a un lado. Mirando a Mariano, pero este solo nos observa.

-Educando a mi hija, no intervengas la próxima vez Mattwell- suelta sin más.

-Crees que abra próxima vez Mariano- la voz de Derek resuena detrás mío. Este se acerca hasta donde estoy.

-Crees que este asunto te concierne, eres solo su tío, yo soy su padre.

-y no te da el derecho de golpearla- contraataca Matt, frunzo el entrecejo, miro extrañada a Matt y este ahora ¿por qué me defiende? Será el efecto Fiorella.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora