CAPITULO 22

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¿Cómo explicas una sensación o sentimiento? Sabes lo que la causa, eres consciente de todos los factores, pero algo te frena. El factor más importante "tú misma". Viendo nuevamente la fila de ganado de Franco el sentimiento de incomodidad, apareció nuevamente. Ver como cotillean entre ellas, solo me causa nauseas. Sigo mi camino y entro al salón, en busca de las tres personas importantes en mi vida. Pero choco contras un muro de musculo. Levanto mi mirada y me choco con esos ojos azules. Siento su mano agárrame mi brazo, mi piel se eriza, pero en menos de un segundo retiro su mano.

-No lo vi. -Carraspeo y quiero pasar, pero no me da lugar, lo miro- ¿permiso?

-Alfa Franco ¿Cómo se encuentra? -la voz de una de las chicas se escuchó en cuanto lo vieron.

Se hace a un lado, paso y escucho el sonido de la puerta cerrarse, busco a Fiore o a mis tíos. Pero no hay nadie. Frunzo mi ceño. Me dispongo a volver por donde vine, pero me encuentro a un alfa recostado en la puerta. Di por sentado que se fue, ¿Qué hace? Me observa. Me quedo en mi lugar. Suspiro e intento buscar otra salida.

Marcus ¿a qué juegas? – la voz de Franco resonó por todo el salón, o eso creía ya que inconscientemente mi mirada se dirige a él.

Solo compruebo algo. -el tono escalofriante de su lobo hace que mi piel se erice.

¿Qué cosa?

Nos escucha, ella puede escucharnos. - mi cuerpo se tensa, intento disimularlo, pero creo que lo noto.

Carraspeo, intento relajar mi cuerpo, pero se me hace imposible. Y más estando sola con él. ¿Cómo lo supo? Mi corazón se acelera, y no de la forma que me gustaría.

-Alfa Franco ¿puedo irme? - mi voz sale con dificultad, trago saliva, el niega. Dado el hecho que estoy hablando con su lobo tengo que ser precavida. - ¿hay algo de lo que quiera hablar? - niega- Entonces ¿Por qué no puedo salir?

No responde en cambio, camina mirándome fijamente hasta donde me encuentro. Trago el nudo que se formó en mi garganta. ¿me descubrió? se acerca acechándome. Él es el depredador y yo su presa. No me muevo de mi lugar. Él llega y tengo que levantar mi cabeza para mirarlo fijamente.

-Necesito que me ayudes con algo- suelta sin más, parece ser que Franco tomo el control, lo miro sin entender- cuando venias hacia acá, seguro te has cruzado con la fila de chicas- asiento, sigo sin comprender- no tienen que verme ¿me comprendes?

-Pero ya lo vieron- suelto por instinto- ¿quieres escapar del ganado que se dirige hacia el matadero? - no tengo filtro, mis ojos se abren como platos, desvió la mirada, mierda. - lo que quiero decir es...

- ¿Ganado? - su tono divertido hace que lo mire, asiento frunciendo mis labios, él sonríe y mis mejillas arde, genial. Me siento como una adolescente- Si Jara, quiero escapar.

Antes de que pueda asentir, me agarra de la mano y me jala, lo sigo sin objeción. ¿Qué estoy haciendo? Nos acercamos a unos de los cuadros de la pared. Perece buscar algo, lo miro, el botón. Busca el botón para ir a los pasillos, pero ese no es el cuadro, intento zafarme de su mano, pero aumenta aún más su agarre. Lo cual me hace fruncir las cejas.

-Y si intenta con este cuadro- señalo, lo mira y comienza a buscar, en menos de segundo se abre y nos da la visa a un pasadizo. - Bien, yo las distr...

No alcance a terminar que me empuja con el hacia el pasadizo. Choco contra su pecho nuevamente, y el aprovecha para cerrar el cuadro. Nos quedamos así unos minutos, a oscuras. Hasta que coloco mis manos en su pecho empujándolo, pero el lugar es muy estrecho, no se mueve ni un milímetro. El en cambio, aprovecha y coloca su cara en mi hombro, siento su respiración en mi cuello. Sus manos me rodean. Las mías siguen en su pecho, estamos muy cerca.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora