CAPITULO 37

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Respiro hondo. Cierro mis ojos. Me coloco una mano en mi pecho, y respiro profundo lentamente. Mi mente se logra aclarar un poco. Levanto la cabeza y la apoyo en la puerta. Siento una mirada seguido de una mano que se apoya en mi rodilla. Su toque en este momento me quema. Su olor me invade, pero no lo quiero cerca ¿Cómo entro? Abro mis ojos. Me encuentro con una mirada preocupada y culpable.

-¿Puedes dejarme un poco de espacio personal?-mi voz sale con dificultad. Mi cuerpo se vuelve a sentir tenso.

-No, tenemos que hablar- miro esa mirada azulada suplicante, niego con un nudo en mi garganta- Jara por favor solo escúchame ¿sí?

-No quiero.-mi estomago se cierra y se siente pesado.

-Por favor bonita-pone ojos suplicantes, niego, el suspira, pero no se rinde- me iré luego de que me hayas escuchado.

-No importa si hablas o no, eso no solucionara nada...

-Pero aclarara las cosas- me quedo callada y espero a que continúe, él se rasca la nuca- ¿por dónde comienzo?

-Comienza por irte, quiero estar sola.

-No hasta que me escuches- lo miro, quito su mano de mi rodilla, asiento, me siento enferma- ¿Qué has escuchado? - lo miro con mala cara.

-No has negado nada, por ende, todo es cierto- me levanto y el hace lo mismo- no quiero escucharte ¿lo comprendes? - su mirada dolida la paso por alto, agarro el pomo de la puerta y la abro, antes de salir me giro y lo miro- quiero estar sola, el escucharte no cambiara nada, solo hace que tenga las cosas claras  para poder decidir.

- ¿Qué quieres decir? - salgo y camino a la habitación de Fio, la abro. Entro y cierro la puerta. Me tiro a la cama y me hago bolita. Que ingenua. Me veo patética. Mis parpados pesan y de a poco caigo en un sueño.

-Jara- me sacuden suavemente-Jara vamos levántate hay que desayunar.

Abro mis ojos y me encuentro con Fio. Esta me mira apenada. Me desperezo y ella me abraza. Le sonrió. Me levanto y me voy al baño. Hago mis necesidades y salgo.

-Jara ¿paso algo con Franco? - me detengo, la miro y asiento- ¿quieres hablar?

-No, Fio, voy a ir a mi habitación- me dispongo a salir, pero me detengo- hablamos después, ¿has hablado con Derek y Amelia?

-No, voy a hacerlo ahora-asiento- tu ¿te quedas?

-No.

Su mirada llena de ilusión cambia a una desilusionada. Salgo de la habitación. Y me adentro en la mía. Abro la puerta y la cierro. Me dispongo a arma las maletas, así dejo todo listo. Miro el ordenador y lo enciendo.

Proyecto probado, Felicitaciones.

Sonrió sin ganas. No debí de pasar el límite, no debí de dejarlo entrar, no debí ilusionare. La primera lagrima cae. Respiro hondo. Me limpio la cara. Salgo de la habitación y me dirijo a buscar a Derek. Bajo las escaleras, entro al comedor y me encuentro con los padres de Julieta, Amelia y Helena.

-Buenos días- ellos me devuelven el saludo.

-Jara ¿desayuna con nosotros? -la madre de Julieta sonríe amablemente, la miro y niego.

-Jara desayuna con nosotros y compórtate, además tenemos que hablar- que gran comienzo del día. Suspiro y siento mi cabeza palpitad.

-Julieta hubiera aceptado encantada - el tono de voz chillón de la madre de Julieta se hace presente interrumpiendo. No la miro. - Pasar tiempo de calidad con la familia no es un problema para ella, ¿lo es para ti Jara? - no respondo.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora