CAPITULO 23

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-Vamos ya paro de llover un poco- asiento y salimos de la casa. No sin antes dejar todo como estaba. Qué raro, una casa en medio del bosque, ¿de quién será? Salimos y nos adentramos al bosque ha oscurecido bastante, apenas pudo ver la silueta de Fiore. Caminas muy cerca la una de la otra. Siento una presencia, no es de un lobo, agarro la mano de Fiore o me detengo. Ella comprende coloca su espalda contra la mía y nos quedamos esperando a que aparezca el dichoso vampiro. Está a unos metros de mi derecha. Tiro de ella para que se arrodille y lo hace. Respiro y suelto el aire, está arriba de nosotras. Como cualquier depredador sabe cómo moverse. Siento a los lobos alrededor, no lo suficientemente cerca.

No nos movemos y el tampoco. La llovizna disminuye. A tal punto que solo caen gotas. Esta oscuro y eso es una desventaja. Fiore me pasa una navaja de plata. Me levanto. Espero a que Fiore se levante y caminamos despacio. En menos de un segundo corremos, pero como era de esperarse, el vampiro tira de mí. Mi espalda choca contra un árbol. Mi respiración se detiene por un segundo. Su mano esta sobre mi cuello. Solo es uno. miro sus ojos rojos oscuro y este se acerca a mi cuello, agarro su mano. Le doy una patada a su entrepierna, pero este es más rápido, me sujeta la rodilla. Saca sus colmillos, no pierdo el tiempo y le entierro la navaja en su pecho, directamente a su corazón. Este me suelta caigo al suelo, me levanto y veo a Fiore sujetarlo por el cuello cortándolo. Aprovecho y le arranco la cabeza. Este grita, es raro sostener la cabeza de alguien cuando se la arrancas y esta sigue emitiendo sonido. Observo al novicio, se nota que es recién trasformado, ningún vampiro entra a un territorio de lobo sin ser invitado. Fiore saca la navaja de su pecho y la remplaza por la suya que es de madera. El cuerpo del vampiro de a poco se hace cenizas. O eso quiero creer.

-Recién transformado, ¿es raro o es habitual Jara?

-Es raro, aunque no he estado por un tiempo aquí Fio- sacudo mi mano quedo repleta de sangre y cenizas- solo sé que un vampiro experimentado nos hubiera dado complicaciones, este fue sencillo.

Asiente y guarda la navaja, es de madera y agua bendita, regalo de Derek. Me pasa la de plata y seguimos caminando. Le agarro la mano y la guio. ¿Quién lo abra mandado? Es raro. La detengo cuando siento que hay un lobo cerca. Nos acercamos y nos encontramos con el lobo de Javier. Este al vernos se nos acerca, Fiore está en posición de ataque, pero le jalo en brazo y en un susurro le indicó que es Javier. Ella Asiente y esperamos. El lobo nos olfatea.

-Alfa las encontré, aunque hay olor a putrefacción, las llevare de nuevo a la casa- ¿alfa? Eso sí que me sorprendió. No escucho respuesta, le indico a Fio que tenemos que seguir a Javier. Siento a mas lobos cerca, pero seguimos caminado. Al salir del bosque y no caerme en el intento de dirigirnos a la casa. El camino es sumamente silencioso y oscuro. Al llegar Javier nos deja, y vuelve al bosque.

Al ingresar nos encontramos a Emilse, Amelia, Helena, Julieta y Livia sentadas. Al venos se levantan, menos Julieta.

-Aparecieron ¿Cómo están? - preocupada se nos acerca Emilse.

-Estamos bien- al terminar de decir eso, se nos acerca Amelia y nos registra. Está enojada, guarda silencio antes de explotar.

-¿sangre?- mierda, ese pequeño detalle se me olvido, antes de responder aparece un médico. Nos miramos con Fio, miro a Amelia dándole a entender que esta sangre no es mía, tampoco de Fio, pero me ignora.

Humanas frágiles, por eso la mande lejos. Pero tiene que aparecer justo ahora, y causar líos.

Hele cálmate, al menos esta bien. Aprecia eso.

Ignoro a Helena. E intento que el médico no me toque.

-Estamos bien- respondemos exaltada ambas. Si hay algo que me molesta es que me toquen sin mi consentimiento.

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora