Jimin se sentía cómodo.
Tan cómodo como si estuviera sobre una nube.
Aunque esta nube no era tan suave, de hecho, se sentía un poco dura y tenía un movimiento extrañamente constante.
La neblina del sueño fue desapareciendo y abrió los ojos poco a poco, sin moverse aún. Ahora todo era más claro. Se dio cuenta de que su cabeza reposaba sobre el pecho de alguien. Para su suerte, esta vez ambos estaban vestidos. Tampoco fue difícil para Jimin adivinar quién era la persona debajo de él, pues el aroma a chocolate y café inundaba todo el lugar.
Sin moverse, Jimin paseó su vista por el entorno. El dosel claro permitía que pudiera ver afuera y mientras exploraba con la mirada, se dio cuenta de algo. Estaba en la habitación del príncipe Yoongi. Su corazón se aceleró en su pecho y su confusión comenzó a incrementarse con cada segundo que pasaba, aun así, no se movió del cálido lugar que era el pecho de Yoongi.
"¿Estás despierto, ¿verdad?" La voz del alfa fue baja y gruesa, tan profunda que Jimin saltó por la sorpresa. Creía que Yoongi había estado durmiendo. Intentó levantarse rápidamente, pero una mano firme en su cintura se lo impidió.
"Tranquilo. Quiero seguir así un rato más" dijo Yoongi, su voz un susurro que resonó en el silencio de la habitación.
Jimin se quedó inmóvil, su mente una maraña de pensamientos y emociones. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué había sucedido? Recordaba vagamente el dolor y la confusión, pero ahora, en los brazos de Yoongi, todo parecía más lejano, como un mal sueño del que acababa de despertar.
Jimin no dijo nada, pero se mantuvo tenso en su lugar. Yoongi, probablemente notando su incomodidad, comenzó a acariciar su cintura con suaves y delicadas caricias, provocando que Jimin poco a poco se relajara y suspirara bajito. El fuerte aroma de Yoongi inundaba la habitación y ahora con sus caricias en su cintura, Jimin sintió cómo un rubor comenzaba a teñir sus mejillas mientras su propio aroma empezaba a llenar el espacio debido a la calma y tranquilidad que sentía.
Con cautela, Jimin alzó un poco la cabeza, sus ojos primero encontrándose con la piel blanca del cuello de Yoongi. Su lobo, por un momento, tuvo el instinto de sacar sus colmillos y dar pequeñas mordiditas, pero parpadeó varias veces y siguió subiendo su mirada. Se encontró con los rosados y delgados labios de Yoongi y tuvo que tragar saliva cuando Yoongi sacó la punta de su lengua y se los lamió. Su vista continuó ascendiendo por la bonita nariz de Yoongi hasta finalmente encontrarse con los ojos oscuros del alfa, que lo miraban con atención.
Jimin sabía que, con toda probabilidad sus mejillas estaban rojas, pero su vergüenza pasó cuando se dio cuenta de algo más en el rostro de Yoongi. El alfa no lucía del todo saludable.
"Luces cansado" no pudo evitar hablar bajito. Yoongi parpadeó lentamente, su mirada aún fija en él.
"Han sido días complicados" respondió Yoongi, también en voz baja, manteniendo esa aura de intimidad. "¿Cómo te sientes?"
"Estoy bien" murmuró Jimin y respiró profundamente, el olor de Yoongi impregnando todo el lugar era maravilloso. "Me siento mejor de lo que me he sentido nunca."
Yoongi asintió ligeramente, sus ojos suavizándose al escuchar las palabras de Jimin. "Me alegra escuchar eso" su voz un susurro cálido. Sus dedos continuaron acariciando la cintura de Jimin, trazando patrones tranquilizadores que parecían calmar cualquier remanente de tensión.
Jimin dejó escapar otro suspiro, permitiéndose hundirse más en el abrazo de Yoongi. Sentía una paz abrumadora, como si todo el caos y el dolor de los días pasados se disiparan en el calor de ese momento.
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ᴡᴏʟꜰ ᴋɪɴɢ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.
FanfictionEn el reino de Daegu, la ley es clara y tajante: solo las familias de alta alcurnia y la realeza tienen el privilegio de transformarse en lobos. Cualquier infracción a esta norma por parte de los demás es severamente castigada. En este mundo de pode...