ᴡᴏʟꜰ ᴋɪɴɢ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.

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Al parecer no he podido superarte en todo este tiempo, me he convertido en una víctima del sonido de tu amor. Eres como una canción que no me atrevo a pausar, eres la unica cosa en mi mente. No estoy listo para ser otro de tus errores, no quiero dejar que las piezas caigan fuera de lugar, estaba a solo un suspiro de hundirme en la perfección.

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Daegu, tres años después.

La atmósfera en el palacio era diferente, Yoongi podía sentirlo, se encuentra con su madre merendando mientras leen, pero hay algo que lo hace sentir extraño. esta en medio de sus pensamientos cuando la reina plantea una pregunta que él sabe ella estuvo conteniendo desde hace varios minutos ya.

"¿Consideras que diciembre sería un momento propicio para la boda? Nos brindaría la oportunidad de cerrar el año con un acontecimiento significativo, y todavía disponemos de tres meses para organizarlo todo meticulosamente. El último día del año sería perfecto."

El príncipe Yoongi, sumido en sus pensamientos, deja que la pregunta de su madre resuene en la habitación, dándole un peso que parece extenderse más allá de las palabras mismas.

"¿Diciembre?" repite, dejando que la idea se asiente en su mente, como si evaluara todas las posibilidades y significados que esa fecha podría acarrear.

"Sí, hijo. Sería como un umbral hacia una nueva etapa de tu vida. Comenzar el año venidero ya no como el alfa solitario de siempre, sino enlazado en un vínculo sagrado con una hermosa omega a tu lado. Una joven pareja comenzando el largo camino que les espera" explica la reina, su voz cargada de un entusiasmo que para cualquier otra persona sería contagioso y una visión clara del futuro que desea para su hijo.

Yoongi, cuyos pensamientos parecen divagar hacia recuerdos que involucran ojos dorados, asiente con una mezcla de resignación y aceptación.

"Supongo que diciembre podría ser adecuado, madre" responde, aunque su voz carece de la emoción esperada ante tal perspectiva.

La reina, sin embargo, no capta la falta de entusiasmo de su hijo. Su alegría es palpable, y su sonrisa ilumina la estancia. "Estoy inmensamente feliz de que finalmente hayas dado tu consentimiento para la boda, Yoongi. Suran es una joven excepcional es tierna, hermosa e inteligente. Juntos, estoy segura de que serán una pareja gobernante ejemplar. Todos estábamos ansiosos porque hicieras oficial el compromiso.

Yoongi ofrece una sonrisa a su madre, un gesto que busca tranquilizarla más que expresar su propia felicidad. Desde aquel reencuentro con Suran, su amiga de infancia que de manera inesperada se propuso a ser su omega, su vida tomó un rumbo que nunca anticipó.

Después de aquel beso y el acercamiento notable para todos que él y Suran tuvieron en su fiesta de cumpleaños el entusiasmo de su madre se hizo presente, tanto que al principio sugirió una boda inmediata. Sin embargo, Yoongi, buscando un sentimiento más profundo que una mera alianza política, decidió postergar el compromiso, calmar a su madre y pedirle paciencia y tiempo, el alfa deseaba que su relación evolucionara más allá de un convenio entre reinos, anhelando al menos cultivar un afecto genuino hacia Suran, Yoongi deseaba que sus sentimientos por la omega dejaran de ser algo meramente amistoso y pasaran a ser algo más romántico.

A pesar de las idas y venidas de la omega a su reino, y sus esfuerzos por estrechar su vínculo, la relación entre ambos se mantuvo cordial, teñida de una amistad fraternal, pero distante de la pasión que se esperaría de futuros esposos.

En los momentos de soledad que el alfa tenía pensaba en su futuro y en algunos momentos Yoongi no pudo evitar sentir rechazo hacia su rol de príncipe, el cual le imponía decisiones de gran magnitud y consecuencias de por vida. No era que albergara sentimientos negativos hacia la omega; lejos de odiarla Yoongi quería a Suran, reconocía sus virtudes y la estima que había crecido entre ellos desde que eran niños, pero no lograba verla como el gran amor de su vida. No la visualizaba como la persona con quien compartiría cada día, con quien formaría una familia y lideraría su reino. Esta discrepancia entre lo que se esperaba de él y sus sentimientos genuinos creaba un abismo emocional, marcando su existencia con una sombra de insatisfacción y la pregunta constante sobre lo que realmente deseaba para su futuro.