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"Algunas cosas están destinadas a ser."

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En el vibrante Reino de Daegu, el ajetreo era palpable en cada rincón del castillo. Mientras la mayoría de los guardias y servidores compartían risas y saltos de pura emoción, un pequeño grupo se dejaba llevar por los nervios y la preocupación, elevando plegarias a sus deidades. No obstante, había unos pocos, serenos y concentrados, que permanecían vigilantes en la entrada principal, expectantes ante la inminente llegada de la loba, un evento que nunca fallaba en concretarse.

Como era de esperarse, la majestuosa loba de pelaje naranja rojizo no tardó en hacer su aparición, capturando la atención de todos a través de los ventanales del castillo mientras se dirigía con calma hacia la entrada. Antes incluso de que pudiera ascender el último peldaño, las puertas se abrieron de par en par en señal de bienvenida. Una reverencia colectiva la recibió, a lo que ella respondió con un noble asentimiento de cabeza.

Una sirvienta se apresuró a su encuentro con ropas en mano, justo cuando la loba retomaba su forma humana, revelándose ante los presentes sin vestimenta alguna. Indiferente a las miradas curiosas, se envolvió en el elegante vestido rojo sangre que le extendieron, vistiéndose con serenidad y sin prisa.

Un grito agudo y potente resonó desde las alturas del castillo, dibujando una sonrisa en su rostro.

"Mi señora, todo está preparado para usted. El rey y la reina la esperan" informó uno de los sirvientes.

Con un asentimiento, se encaminó hacia las escaleras, su porte digno y sin un ápice de nerviosismo, consciente de todas las miradas que seguían cada uno de sus pasos. Antes de que pudiera alcanzar la puerta de su destino, esta se abrió estruendosamente, revelando a un alfa visiblemente agitado y sonrojado.

"¡Ha tardado mucho!" exclamó.

Sin prestar atención al alfa y rey que le dirigía la palabra, Hyuna avanzó hacia el interior de la habitación, fijando su mirada en la omega que estaba a punto de dar a luz al príncipe y futuro rey de Daegu.

"Calma tu esencia, alfa. La estás inquietando más de lo que ya está, y eso no beneficia el proceso del parto. Tranquilízate" dijo con una voz suave y aterciopelada, mientras la omega gemía de dolor, apretando sus manos con fuerza.

"¡¿Calma, me pides?!" el rey estalló, indignado y furioso "¡Has llegado tarde!"

"Yo nunca llego tarde, mi rey. Siempre arribo justo cuando es necesario" respondió Hyuna con serenidad.

ᴡᴏʟꜰ ᴋɪɴɢ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora