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La reina permaneció inmóvil, como una estatua, su rostro imperturbable. Sin embargo, la rigidez en sus hombros y la tensión que se dibujaba en su cuello revelaban la tormenta interna que agitaba su alma. Sus labios, finos y apretados sin permitir que ninguna palabra escapara. El aire estaba cargado con su aroma acre de madera antigua y el incienso.

Fue el rey quien rompió el silencio al notar el estado de su reina, avanzando unos pasos con la pesada capa de terciopelo arrastrándose a su paso, sus botas resonando con un eco autoritario en el suelo de mármol. Sus ojos, duros como el acero, se clavaron en Yoongi con la precisión de una lanza.

"¿De qué encuentros habla?" inquirió, su voz grave resonando con una mezcla de incredulidad y reprimida frustración.

Antes de que Yoongi pudiera responder Jimin intervino, su voz suave pero firme. "Ya lo dije, en mi primer cambio fue Yoongi quien estuvo conmigo. Nuestros encuentros continuaron durante nuestra niñez y mientras crecíamos. Siempre estuvimos cerca el uno del otro."

Jimin decidió evitar mencionar ese tiempo distanciados que Yoongi y él tuvieron.

El aroma de Yoongi, tan distintivo como su presencia, se intensificó en la habitación, envolviendo a todos en una nube embriagadora. "Somos destinados, padre. Era difícil para nosotros estar lejos el uno del otro. Aunque en ese momento no lo entendíamos, ahora todo tiene sentido. ¿Cierto, cariño?"

Jimin, sin soltar la mano de Yoongi, dejó escapar una suave risa que llenó el salón, luego apretó con ternura la mano de su compañero. "Creo que todo tiene mucho sentido ahora" añadió, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y alivio.

El rey frunció el ceño, su confusión palpable. "Nunca dijiste nada" murmuró, como si intentara recomponer las piezas de un rompecabezas que llevaba años sin resolver.

"¿Hablarte sobre mi relación cercana con un sirviente?" replicó Yoongi, con un destello sarcástico en sus ojos oscuros, mirando primero a su padre y luego a su madre, cuya figura se mantenía rígida e imponente. "No quiero ni imaginar lo que hubieran hecho."

El aire se tensó un poco más, hasta que la reina, con un tono cortante que no admitía réplica, intervino. "¡Bueno, ya basta!" Su voz cortó el aire como un cuchillo. "No es un sirviente, es un príncipe, todos aquí lo sabemos ya. ¿Ahora qué? ¿Qué es lo que sigue?"

Antes de que el eco de las palabras de la reina se extinguiera, Yoongi notó cómo Taehyung, avanzaba con determinación, listo para tomar la palabra. El alfa ya intuía lo que el omega estaba a punto de decir y decidió interrumpir antes de que pudiera hacerlo.

"Pues Jimin y yo estaremos juntos oficialmente" declaró Yoongi, con una firmeza que no admitía duda. "Somos una pareja y él lleva mi marca."

Taehyung, de pie frente a ellos, frunció el ceño con intensidad. Sus labios se apretaron en una fina línea mientras sacudía la cabeza lentamente, como si quisiera disipar una nube de pensamientos confusos e invasivos. "Jimin tiene obligaciones que cumplir" dijo con un tono firme y sin lugar a dudas. "Y debe comenzar a prepararse cuanto antes."

Yoongi, con una mezcla de protección y determinación, dio un paso adelante. Su postura alta y segura, reflejaba la educación y el entrenamiento que había recibido desde niño. "Eso lo sé" respondió, su voz grave pero calmada. "Y estaremos aquí, completamente dispuestos a ayudarlo a prepararse en todo lo que necesite. Soy un príncipe y crecí con los mejores profesores a mi lado. Puedo ayudarlo también."

Taehyung levantó una ceja con escepticismo y su expresión dejó ver una mezcla de cortesía pero también se sarcasmo. "No quiero ofenderlo, príncipe Min" dijo, cada palabra cuidadosamente medida. "Pero créame que las enseñanzas que Jimin necesita en este momento distan mucho de lo que a usted se le ha enseñado en toda su vida."

ᴡᴏʟꜰ ᴋɪɴɢ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora