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En la obscuridad... Estamos apenas juntos. Entonces descansas tu cabeza sobre mi pecho y sientes que no queda nada, estoy asustado porque lo que teníamos se ha ido.

Entonces pienso en el comienzo y se hace un eco en mi cabeza, puedo recordar la magia y la electricidad.

Entonces miro mi corazón y hay una luz en la obscuridad, todavía hay un parpadeo de la esperanza que me diste la primera vez y que quiero conservar.

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Estaba de pie, observándolo con sus puños cerrados, las uñas clavándose en la palma de sus manos, su cuerpo en tensión palpable. La poca cordura que aún mantenía se desvanecía con cada inhalación del aroma del omega. Fresas y duraznos, un aroma dulce y tentador, y... ¿chocolate? Esa nota adicional de fragancia lo dejó desconcertado.

El aroma era simplemente delicioso, llenando sus sentidos y despertando un deseo insaciable. Su boca se hizo agua solo de imaginar el sabor, una irresistible invitación a probarlo, a perderse en la dulzura de ese aroma tentador.

Lo miró fijamente, incapaz de apartar la vista de aquel omega que lo desafiaba con su mirada.

Sus ojos, completamente oscuros con el deseo, lo atraparon en un torbellino de pasión. Los labios rojos y carnosos, mordidos con ansiedad, provocaron un cosquilleo en su propio deseo. Perlas de sudor adornaban su frente, sus cabellos desordenados, pero aun así perfectos. Un gruñido se formó en lo profundo de su garganta, luchando por salir ante la visión irresistible que tenía frente a él.

Dio un paso adelante, sus sentidos inundados por el aroma embriagador que emanaba del omega. Quería poseerlo, en todos los sentidos posibles. Lento, apasionado, con fuerza y ternura. Quería reclamarlo como suyo, someterlo a su voluntad y dejar su marca en él de forma irrevocable.

El alfa gruñó bajo al observar al omega, cuyas manos temblorosas pero decididas se dirigían hacia los botones de su camisa blanca. Uno a uno, los botones cedían ante sus dedos, revelando la piel pálida con cada movimiento.

El alfa no pudo apartar la vista cuando finalmente los pezones del omega quedaron expuestos, erguidos y tentadores. Una oleada de deseo lo inundó, y su lengua humedeció instintivamente sus labios mientras ansiaba saborearlos, chuparlos con fervor y llevar al omega al éxtasis.

Sin embargo, antes de que pudiera siquiera moverse, un gemido escapó de los labios del omega, pronunciando su nombre de una manera que hizo que el alfa perdiera el aliento.

"Yoongi" susurró el omega entre gemidos, y cada sonido de su voz resonaba en los oídos del alfa como una melodía celestial.

Otro gemido resonó en la habitación, acompañado de una nueva oleada de su aroma, ahora más intenso que nunca. El alfa ya no podía contenerse, sus instintos lo empujaban con una fuerza imparable. Con tres largos pasos, se acercó a la cama del omega y se sentó a su lado. Observó a Jimin, quien se erguía ligeramente sobre sus codos, su pecho desnudo apenas cubierto por unos pocos botones de su camisa.

Con una coquetería juguetona en la mirada, Jimin se acercó gateando hacia el alfa, moviendo sus caderas con una suavidad hipnótica. Se aproximó a él, emitiendo un ronroneo suave pero seductor. Yoongi ya no podía resistirse más. Su entrepierna estaba rígida y dolorida, anhelando fervientemente al hermoso omega que tenía delante.

Jimin tomó su rostro con una mano y le ofreció una sonrisa coqueta, inclinando la cabeza de un lado a otro, pestañeando provocativamente. El alfa lo observaba, al borde de perder el control por completo. Y cuando Jimin se lanzó sobre sus labios, fue el momento en que sucumbió por completo.

ᴡᴏʟꜰ ᴋɪɴɢ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora