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Jimin se acercó lentamente a uno de los espejos en el cuarto de Yoongi, observando su reflejo con una mezcla de curiosidad y desconcierto. Había algo extraño en verse a sí mismo vestido de manera tan diferente. Yoongi le había proporcionado un cambio de ropa y aunque el alfa había sugerido que no era necesario que se cambiara en privado, dado que ya habían compartido momentos de mayor intimidad, Jimin no pudo evitar sentirse abrumado por la vergüenza. Con las mejillas ruborizadas, había pedido al alfa que esperara afuera.

Ahora, solo en la habitación, Jimin contemplaba la ropa nueva que llevaba puesta. El conjunto era suave y elegante, de un color crema que contrastaba marcadamente con el uniforme de sirviente que había llevado toda su vida, gastado y manchado por los años de trabajo. La textura de las telas finas contra su piel le resultaba extraña, casi irreal, como si estuviera en un sueño del que aún no despertaba.

Frente al espejo, sus dedos acariciaron la delicada tela de la camisa, sintiendo la suavidad desconocida bajo sus yemas. Era una sensación agradable, pero también desconcertante. Había una montaña de pensamientos y emociones en su mente, todos compitiendo por su atención. Todavía estaba asimilando la revelación de su verdadera identidad, una verdad que había sacudido los cimientos de su existencia. ¿Cómo podía ser él un príncipe? Toda su vida había sido un sirviente, moviéndose con cuidado entre las sombras del castillo, sin saber que en realidad le correspondía un lugar de honor y autoridad.

Además de la confusión sobre su identidad, estaba el enigma de su relación con Yoongi. La marca del alfa en su cuello era un símbolo claro de su vínculo, una declaración de pertenencia, pero aún así, Jimin se preguntaba qué significaba realmente. ¿Podían llamar "relación" a lo que tenían? A pesar de los momentos íntimos y la conexión que habían compartido, Yoongi aún no había puesto un nombre claro a lo que existía entre ellos.

Mirando su reflejo, Jimin se sintió como si estuviera viendo a un extraño. La ropa, la marca en su cuello, el brillo en sus ojos... todo le parecía nuevo y desconocido. Respiró profundamente, tratando de calmar el torbellino dentro de él. Sabía que en unos minutos tendría que enfrentar la realidad de su nueva identidad y de su relación con Yoongi. Pero en ese momento, frente al espejo, solo podía ver a un joven que intentaba encontrar su lugar en un mundo que de repente se había vuelto demasiado grande y complicado.

Jimin sacudió la cabeza, consciente de que había perdido más tiempo del que debía frente al espejo. Sabía que todos los demás ya lo estaban esperando en el despacho del príncipe y que Yoongi continuaba afuera, aunque Yoongi, con su paciencia habitual, no había tocado la puerta para apresurarlo. Con una última mirada a su reflejo, Jimin camino hasta la puerta, respiró hondo y abrió la puerta.

Al instante, sus ojos se encontraron con los de Yoongi, quien lo miraba con una mezcla de calidez y preocupación. El alfa le ofreció una de sus grandes manos con una sonrisa tranquilizadora. Jimin sintió un calor subir por su rostro mientras aceptaba la mano de Yoongi. Los dedos del alfa se entrelazaron con los suyos, y juntos comenzaron a caminar por los pasillos del castillo.

El silencio a su alrededor era casi palpable, roto solo por el eco de sus pasos sobre el suelo de piedra. Los pasillos estaban despejados, sin sirvientes ni guardias a la vista, lo que hacía que la atmósfera se sintiera aún más solemne. Jimin podía sentir su propio aroma mezclado con el de Yoongi y notó una ligera turbación en el aire, señal de su propio nerviosismo. Yoongi, percibiendo su inquietud, le dio un suave apretón a la mano en un gesto silencioso de apoyo.

"No estés nervioso" murmuró Yoongi, su voz baja y reconfortante. Jimin levantó la vista y encontró los ojos de Yoongi, llenos de una calma que él mismo anhelaba.

ᴡᴏʟꜰ ᴋɪɴɢ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora