Capitulo 2.

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Anylen

El viaje para la universidad fue de casi cinco horas en el viejo auto de mi cuñado, desde que se convirtió en el novio de Sam lo veo como un hermano y él me ve de la misma manera.
En la pensión el chico de rizos me dijo que hubo un error con mi habitación y no se guardó mi registro. Todo estaba lleno.

Sentí que el mundo se me derrumbaba, esa universidad era mi sueño, aunque me era difícil dejar a mi mamá era un sacrificio que debía realizar por ella y mi familia, no pude evitar llorar, si no tenía donde quedarme perdería esa beca que me había costado mucho esfuerzo.

Por unos momentos me resigné pensando que las cosas pasaban por algo, tal vez el no encontrar cuarto en la pensión era una señal del destino para no quedarme, así volvería con mamá y estaría junto a ella.

Me perdí en mi dolor que ni cuenta me di que el chico de tez fina y blanca con el que había chocado estaba platicando con Beto, fue hasta cuando mi cuñado le preguntó sobre un lugar donde quedarme y el chico mencionó su propuesta, fue inevitable no emocionarme y estar de acuerdo. Fue mi salvación.

—¿Cómo debo de llamarte? —El chico alto de espalda ancha me miró de reojo.

—Que tonta no me he presentado —Me paré por un segundo y estiré mi mano—. Anylen Maril —Omití mi segundo nombre, lo odiaba—. Me puede decir Any si gusta.

El chico se paró a mi lado, sonrió ligeramente apretando suavemente mi mano.

—Santhiago Vaster —extendió un poco más su sonrisa—. Por favor háblame de tú, no soy tan mayor.

Asentí mientras seguimos caminando. Íbamos a orilla de carretera, casi no pasaban carros. En ambos lados había bardas, que impedían ver la infraestructura solo palmeras gigantes que se asomaban por arriba. El aire era demasiado cálido. Debía acostumbrarme al nuevo clima, mi piel a veces era muy sensible y se ponía roja con frecuencia.

—¿Te podré decir Thiago? —Pregunté después de un rato de silencio

«Un viejo amigo solía llamarle a los Santhiagos, Thiagos»

Bajé la mirada sonriendo de tan solo recordarlo, pronto lo vería.

—Si —Con el rabillo del ojo miré que Curveó ligeramente sus labios—. Y dime ¿Qué Licenciatura estudiaras?

Mi pie se dobló con la terminación del asfalto que le abría camino a la terracería. El peso de la mochila que llevaba en la espalda se fue de lado, estaba a punto de caer hasta que un par de manos me sostuvieron de los brazos, era más alto por unos treinta centímetros, lo noté cuando chocamos minutos antes. Sus ojos eran amplios luceros grisáceos con un toque azulado que me miraron fijamente probablemente de la misma manera que yo, pero <<¿Cómo te estaba mirando Thiago?>>

—Supongo que Beto no te dijo que también soy torpe —Sonreí dando un paso para atrás y él retirando sus manos de mis brazos.

Respondió con la discreta sonrisa de lado.

—Ya casi llegamos —Tomó las maletas, no vi en qué momento las había soltado.

—Respondiendo a tu pregunta, elegí Psicología —Su mirada se cruzó por un momento con la mía, frunció sus cejas pobladas sonriendo y negó con la cabeza—. ¡¿Qué?! —Pregunté a la defensiva.

Varias personas comentaban que Psicología era una carrera muy simple, que no servía como una fuente de ingresos sustentable. Mi hermana la mediana me comentó que estaba desaprovechando mi inteligencia con una carrera así, si él quería decirme algo similar estaba preparada para contestarle.

Todas las flores tienen espinas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora