Capitulo 10

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Anylen

Bajé a medianoche por un vaso de agua. Olvidé subirlo, después de la actitud de Thiago en el patio y sentir su aliento a alcohol preferí no salir de mi habitación. No sabía si me molestaba más el hecho de que no me eligió como pareja y estuviera con Kenia o que corriera a Mateo.

El sonido de vidrio rompiéndose me sacó de mis pensamientos. Juanita entró a la cocina con su pijama peculiar, me miró y se fue por la puerta del pasillo, la seguí hasta llegar al despacho. Thiago estaba sentado en una enorme silla detrás de un escritorio.

-Iré por la escoba y el recogedor -Juanita pasó a mi lado.

En medio de la habitación sobre el suelo se encontraba una botella y una copa hechas trizas.

-Thiago -Me acerqué a él-. ¿Estás bien?

-Any -Su voz sonaba entre cortada-. ¿Por qué? -Llevaba otra botella hasta su boca.

-Si tomas yo tomaré -Quité la botella de sus manos y tomé un sorbo.

-¡No!

«Aun tomado sigues cuidándome»

-¿Por qué no? -Pregunté.

-Porque no debes.

-¿Y tú sí? -Su cabello despeinado y sus ojos con un tono más azulado que grisáceo entre cerrados mostraban que ya llevababa rato ahí-. ¿Por qué haces esto?

Jalé una silla para sentarme junto a él y la puerta se cerró. Juanita ya había terminado de limpiar.

-Este era el despacho de mi mamá -Miré alrededor. Sobre las paredes unos cuantos cuadros, pinturas de Van Gogh y un mueble con varias fotos de un Thiago pequeño-. Cada que venía mi padre ocupaban este lugar para pasarle toda la información de la empresa -Pensé que buscaba la botella, pero en su lugar tomó mis manos-. La empresa era de mi mamá, bueno de su papá, amaba tanto este lugar que no quiso irse y prefirió dejarle a cargo la empresa a mi padre -Su aliento alcohol era excesivo «hasta cuando arrastras las palabras te ves guapísimo»-. Las pocas veces que veía a mi padre siempre me repetía que yo sería quien se tenía que hacer cargo de la empresa de vino, crecí con esa idea, hasta que mi mamá murió decidí estudiar medicina, nunca supe como decirle a mi padre ni a madre, por lo que hasta hoy no lo saben -No dejó de mirarme-. Kenia me chantajeó hoy en la clase y lo hará hasta que se canse.

Puse su cabeza sobre mi hombro y lo abracé mientras sollozaba, admiraba su valor para pensar en él y hacer lo que amaba.

Su respiración se calmaba entre mis brazos, pasé mi mano por su cabello acariciándolo.

-Platica con ellos para que ella no tenga con que chantajearte -Mis manos apretaron sus mejillas para por ver sus ojos, parecía tan indefenso, ese hombre fuerte que mostró durante estos días desapareció-. Entre mas pospongas la verdad más difícil será y corres el riesgo que salga a la luz de manera distorsionada.

-Lo haré en diciembre -Su mirada estaba fija en mí.

-Cuentas conmigo si necesitas que alguien te apoye en ese momento.

Su boca se entreabrió, dudando en emitir alguna palabra o guardar silencio.

- ¡Any! -Agarró mis manos y respiró hondo-. Eres la niña berrinchuda que últimamente se apoderó de mis sueños. Al verte con alguien más lo único que quiero es estar en su lugar, eres mi paz, mi fuerza y mi anhelo.

Mi corazón palpitó con más fuerza, el bombardeo de sangre se expandía por todo mi cuerpo más rápido de lo normal.

«En verdad le gusto o solo me quiere para un rato»

Todas las flores tienen espinas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora