Capitulo 12.

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Anylen

Bajaba las escaleras mientras recogía mi cabello en un chongo, mis pies se dirigieron a la cocina, para servirme un vaso de leche, tomé un pan tostado y le unté mermelada.

Me recargué en la barra cuando Kenia entró, me saludo moviendo la cabeza y se sirvió un vaso de jugo de naranja. Sus rizos perfectos se mantenían en su lugar, vestía un short muy corto y un top, se notaba la gran diferencia entre ambas, yo con un pans y una playera larga, se quedó mirando su celular.

En este tiempo intentamos llevar la fiesta en paz, un día después de lo que pasó con Thiago en el despacho hablé con ella, le dije que haría todas sus tareas a cambio de su silencio, que no dijera nada sobre la Licenciatura que el chico estudiaba, en los exámenes le pasaría las respuestas. Durante las últimas semanas me la pasaba encerrada en el cuarto haciendo el doble de tareas. No era muy moral de mi parte, pero a ella no le afectaba no saber nada de su carrera. Una vez comentó que sus padres la obligaban a estudiar, su plan era casarse con alguien de su nivel económico y quedarse en casa, así que el saber o no algo de psicología no le afectaría.

En ocasiones me iba al pueblo para que Thiago no se diera cuenta de mi trato con la rizada, aprovechaba la distancia para evitar tener acercamiento a él como aquella noche.

Iba a la heladería o a la cafetería por un frappe de moka blanco. Un día me encontré con Lalo en el parque. Hablamos un poco sobre la vida y me mencionó que siempre estaba sólo en la pensión, cuando quisiera podía acompañarlo en la pensión y acepté.

Por lo regular no suelo tener muchos amigos.

Mateo resultó uno más del montón. Un día iba en la moto con Thiago, Kenia estaba con él, casi cogiéndose, estaba tan ocupado con los pechos de la morena que ni cuenta se dio que los vimos. Al siguiente día se me acercó como si nada, comentando que le gustaba, reí internamente, le dije que solo seríamos buenos amigos. No negaré que es guapo, pero no tanto como...

—¿Tú sabías que habría una fiesta? —Kenia habló sacándome de mis pensamientos.

—¿Fiesta? —Enarqué una ceja mientras mordía mi pan tostado.

— Sí, hoy, aquí en la noche —Dejó el jugo sobre la mesa—. Hay varios muchachos en el jardín con adornos de Halloween

—¡Ah! eso —Reí un instante—. No es una fiesta —La rizada me miró indignada—. Vendrán los niños a pedir calaverita, ya sabes dulces, por eso están adornando.

—¿Calaverita? —Arrugó la nariz—. ¡No! ¡no! Están desperdiciando esos adornos para unos simples mocosos. Debemos hacer una fiesta de disfraces —La chica mostró un gran rostro de alegría.

—¿Hoy? —Di mi último trago de leche.

—Obviamente, iré a buscar a Santhiago —salió de la cocina.

Siempre era tan egocéntrica que prefería evitarla.

Lavé el vaso que usé para después ir a ayudar.

Al cruzar la puerta de la cocina mi cuerpo chocó con el de Thiago, me sujetó de los brazos, sentí su pecho más duro. A veces al terminar de hacer las tareas nadaba un rato en la alberca, Thiago se la pasaba metido en el garaje golpeando un costal rojo o una pera, eso dio como resultado un mayor efecto en su cuerpo. Salía sudando unas veces con camisa otras sin ella, para mí era un privilegio contemplar aquel cuerpo tan escultural y bien formado. Aunque a veces tenía que disimular al perderme en el recuerdo de mis manos sobre su piel.

—¿Estas bien?

—Si —Di un paso hacia atrás para zafarme de sus manos—. Iba a ver en que podía ayudar —Mis mejillas ya estaban rojas.

Thiago metió sus manos entre los bolsillos del pantalón.

Me alejaba porque la cercanía de nuestros cuerpos me llevaba el recuerdo de aquella noche en el despacho, mi comportamiento no fue el adecuado siendo yo la que no estaba borracha. No es que no me gustara recordar, simplemente no debía.

—Venía por una jarra de agua —Sonrió ligeramente, con su antebrazo se limpió unas gotas de sudor—. Por cierto, ya han traído los dulces.

—¡Perfecto! Oye creo que Kenia te estaba buscando, quiere hacer una fiesta.

—Me la encontré hace un momento, ya me ha dicho —Se metió a la cocina y sacó la jarra del refri—. Le he dicho que sí, pero después de las 9:00, a esa hora los niños ya no vienen y también le dije que ayudará a adornar.

Sonreí era placentero ver a la morena hacer algo más que no fuera estarle coqueteando a Thiago.

—¿Te ayudo con los vasos?

— Por favor, los de plástico están en la alacena.

Llevamos el agua al jardín cerca de la entrada, algunos chicos se sentaron sobre el pasto mientras les dábamos agua. Teníamos una larga labor.

Jamás imaginé que la decoración quedaría tan increíble, era como casa de terror.

Sobre la entrada principal una enorme calaca con sus manos en cada extremo de la reja, su boca era la puerta para entrar al camino de piedra. Los troncos de las palmeras adornados con luces anaranjadas y sobre sus hojas murciélagos colgados. En el pasto del lado de la barda sobre pajas calabazas afiladas. Del otro lado, varias figuras de brujas y velas sobre el pasto formando un círculo, simulando un ritual. Antes de llegar a la alberca lapidas y varias figuras dispersadas como vampiros, fantasmas, zombis, hombres lobos, calacas, arañas gigantes y payasos. La piscina estaba radiando luz morada, dentro de ella una cama flotadora con un esqueleto encima y otro con los brazos encontramos en una orilla, (probablemente murió intentando salir). Sobre el techo de la casa arañas de todos los tamaños, en la puerta principal un fantasma y alado la copa de dulces.

Enfrente del garaje justo donde está el camino de pequeñas piedras para la puerta de la casa, Thiago puso el adorno que más me gustó, un payaso dentro de una caja que al estar cerca se abría de sorpresa y salía su cuello en forma de espiral mostrando una cara terrorífica.

—¿Y bien? —Preguntó Thiago que estaba a mi lado con una extensa sonrisa—¿Te ha gustado?

—¡Me ha encantado! —Sonreí de oreja a oreja.

—Hace cinco años que no hacía esto —Lo miré pensando que le traía momentos dolorosos, pero su rostro seguía mostrando una sonrisa.

—Chicos que bueno que los veo —La voz de Lalo sonó atrás de nosotros.

Al girarnos traía en sus manos dos fundas para ropa.

—Aquí tienen sus disfraces, tú serás una catrina y tú un catrín —Subió un hombro—. Harán el Match perfecto —Sonrió extensamente—. Igual ya no había muchos disfraces e hice lo que pude —Sonrió entre dientes—. El maquillaje viene dentro.

Respiré aliviada al saber que no sería un puti-disfraz.

«Espera ¿Match

Abrí los ojos al entender su indirecta.

—Pero yo...

—Pero nada, te veras guapísimo —Lalo interrumpió a Thiago—. Al rato nos vemos porque vendré a la fiesta —Se marchó moviendo su mano sin voltear a vernos.

Thiago me miró.

—¿Quién nos va a maquillar?

—Yo —Dije orgullosa, un rayo de luz demostró duda—. Trabajé siendo pinta caritas un tiempo, así que no te preocupes.

—¿Segura que no me dejaras como panda? —Se burló.

Abrí la boca indignada.

—Te dejaré como si te hubieras espolvoreado la cara con harina—Ambos nos reímos—. Así que te espero en mi cuarto cuando estés listo.

HOLA!!! ¿QUE OPINAN DEL CAPITULO? ¿QUÉ LES PARECE LA AMISTAD ENTRE AMBOS? GRACIAS POR LEER

Todas las flores tienen espinas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora