Fiesta de graduación de california: segunda parte | Cuatro años antes
Ocean
¿Cómo podría describirla?
Ella posee la mirada de cualquier supermodelo, aunque más delicada y sutil, la sonrisa más hipnotizadora y la risa más contagiosa. No podría dejar de hablar de sus ojos grandes y brillantes, de la forma en que sus pestañas están rizadas, de sus cejas gruesas de un sutil color cobrizo que armonizan con su cabello, de sus labios rosados y perfectamente definidos, de ese pequeño lunar en su cuello y de su nariz, proporcional a todo su rostro. Su cabello largo cae por sus hombros de color anaranjado, luciendo brillante y con vitalidad. Sus manos pálidas, con uñas pintadas de un tono beige, el vestido blanco con flores de colores que le llega a la mitad de sus muslos, y sus mangas que cubren gran parte del brazo. Lleva tacones altos, amarrados en sus piernas del mismo color del vestido.
Pero además de su impresionante apariencia, destaca su sentido del humor y la forma en que dice las cosas, sin ser tan directa, de manera natural. Su risa resuena en el ambiente y la forma en que habla de sus sueños. ¿Quién es esta chica tan espléndida?
En realidad, ya la había visto antes, justo cuando llegó a la fiesta y estacionó su auto cerca del mío. Caminaba con sus zapatos en las manos, su rostro reflejaba preocupación. Mientras el ambiente bullía de diversión, con risas y música, ella parecía fuera de lugar, como si no quisiera estar allí, al igual que yo. En ese instante, me preguntaba qué hacía una chica como ella en un lugar así. A su lado, todos parecían comunes; ella destacaba, irradiando una luz propia sin necesidad de esfuerzo. Me impresiona haber sido el único capaz de ver lo extraordinaria que es.
Después de unos segundos, se perdió de mi vista y no supe más de ella hasta que la volví a ver sentada en el borde de la calle. No podía perder la oportunidad de conocerla.
—Me recuerdan al océano —dice ella, sin dejar de mirarme—. Entonces, ¿me vas a contar por qué estamos aquí, Ocean?
—Intentando dejar atrás todo lo demás —ella gira hacia la calle de dónde venimos. Ya no queda rastro de la fiesta; hemos caminado lo suficiente como para que la casa desaparezca de nuestra vista—. Oh, disculpa, no te he preguntado, ¿Qué estudiarás?
—Esa es una buena pregunta... Quiero estudiar biología marina.
—¿Te gusta el océano? —cuestiono.
Su rostro se ilumina con la luz del faro sobre nosotros, permitiéndome observar cada detalle de su expresión. Sus ojos tienen un sutil tono verde, aunque en la oscuridad se vuelven más cafés.
—Es mi lugar favorito en el mundo; podría quedarme a vivir allí para siempre, incluso hasta el final de mis días.
—¿Te refieres a morir? ¿No crees que eres muy joven para pensar en eso? Si no me equivoco, debes tener como diecisiete años.
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Solo si me recuerdas mañana
RomanceCalifornia siempre creyó tener su vida perfectamente planificada, pero una tragedia inesperada lo cambia todo. Tras un accidente en el océano su memoria desaparece, llevándose consigo todos los recuerdos que tenía de su novio, sin embargo, mientras...