Capítulo 34

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Ocean

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Ocean

Después de ponerme los zapatos, me detengo frente al espejo, analizando más allá de mi reflejo. Mis sentimientos están encontrados y me resulta difícil ordenar mis pensamientos. Por un momento, pienso en Olivia, en la increíble persona que es y en los maravillosos años que hemos compartido. Pero, por otro lado, está California, la chica de la que he estado enamorado toda mi vida, aunque nunca hayamos coincidido. ¿Acaso se trata de eso? ¿De un amor prohibido? Antes pensaba que la vida me estaba dando otra oportunidad, pero ahora me cuestiono si realmente es así, o si simplemente me está demostrando que lo nuestro es imposible. Todo comenzó desde que noté que, tarde o temprano, ella recuperará la memoria. ¿Me elegirá a mí? ¿Podrá dejar atrás dos años por mi causa?

Suelto todo el aire que tengo contenido, reflejando lo perdido que me siento. Después de tantas noches sin dormir, mis ojos están marcados por ojeras y el cansancio es evidente en mi cuerpo, pero me resulta imposible descansar. Mi mente divaga en el pasado, en aquellos días en que California era novia de Austin; juntos parecían sacados de una película, ella sonreía a su lado, y esa pequeña sonrisa era genuina. Él, por su parte, la veía con una mirada protectora, aunque sé que nunca la admiraría como yo. Los dos estaban siempre juntos por los pasillos, tomados de la mano, enfocados únicamente en su relación; el resto del mundo no existía. Al principio, ver aquella escena dolía, pero con el tiempo, me acostumbré a que se besaran frente a mí y a que California pareciera olvidar que alguna vez me conoció. ¿Cómo pudo actuar tan bien? ¿Acaso no sentía nada? Aunque pasamos un año sin hablarnos, para mí solo fueron días, porque en cuanto la volví a ver, los sentimientos regresaron.

Sujeto las llaves del auto entre mis manos, las giro sobre mis dedos, luego camino hacia la puerta de la habitación, cruzo toda la casa hasta llegar a la salida, le doy un último vistazo al lugar y, sin estar tan convencido, salgo. Camino hacia mi auto recordando la vez en que me encontré a California en un ascensor, hace un año; ella estaba distraída leyendo un libro, ni siquiera notó que yo estaba a su lado. Pulsó el botón del primer piso; por un momento, ella levantó la vista y me observó, sentí que éramos viejos conocidos, que habíamos compartido muchos momentos. Pero luego, ella simplemente preguntó: "¿Has visto a Austin?" y entonces supe que no era ella, que no era la chica que conocí hace varios meses, que solo quedaba el recuerdo. Ese día, quise gritarle que dejara de fingir, o al menos que me dijera si tenía una hermana gemela.

Camino furioso, como si estuviera reviviendo aquella escena. Busco mi coche, y al encontrarlo, entro y cierro la puerta con fuerza. ¿Cómo es posible que recuerde qué estaba usando esa chica aquel día, pero ella no haya sido capaz de decirme algo? Solo necesitaba que me dijera la verdad, el por qué había estado con Austin y por qué se alejó de mí; solo necesitaba esa respuesta.

Conduzco entre las calles, sin dejar de recordar cada detalle. Golpeo con fuerza el volante, soltando mi frustración. Y es que todo tiene sentido; las únicas veces que esa chica me habló fue para preguntarme por el imbécil de Austin. Así empezó nuestra primera conversación de este año, ella llenó mi celular con sus mensajes sobre dónde estaba su novio, y yo ni tenía idea de dónde había ido ese idiota. Sin embargo, le respondí, porque soy un maldito capullo, le dije que él la llamaría en cualquier momento, y fue una maldita mentira. No sé dónde se metió ese hijo de puta, pero ella estaba desesperada, estuvo a punto de morirse y el muy desgraciado no aparecía.

Solo si me recuerdas mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora