28. Secreto

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Estuvimos un rato más en el lago, acompañados de las estrellas y del silencio nocturno, lo califico de este modo porque sólo es posible escucharlo durante la noche. Por el día hay demasiado ruido.

Cuando nos cansamos, decidimos volver a casa y durante el trayecto noté a Hugo un tanto extraño y pensativo, pero no le pregunté nada al respecto. Cinco minutos antes de llegar, carraspeó claramente para llamar mi atención. 

Así quizá hablaría y se solventaría mi duda.

—Lisa, no te he sido del todo sincero —suspiró y prosiguió— por si tomabas la decisión de terminar definitivamente con lo nuestro, cosa que me aterra. Pero... creo que para empezar de cero tengo que contarte algo.

Le miré. Instantáneamente pasó a estar nervioso e inquieto, pero seguro que no más de lo que me hicieron sentir a mí esas palabras. 

Antes de escuchar nada, liberé mi mano de la suya y la alejé lo máximo posible de su agarre.

—¿A qué te refieres Hugo?

Él negó con la cabeza y tragó saliva. Algo me decía que no me iba a gustar en absoluto su información.

—Durante los últimos siete meses, he estado saliendo con una chica.

—¿C-cómo?

—Todo empezó un día totalmente inesperado. Su coche se estropeó delante de mi casa y vino a pedir un poco de ayuda porque ella no tenía ni idea sobre el tema. Entonces pues... simplemente empezamos a conocernos.

—Antes de irte, dijiste que no estabas preparado para empezar una relación, ya que no darías el cien por cien de ti. 

—Eso es lo que sentía respecto a nosotros. Tenía la sensación de que no te daría lo que te mereces. Lo que pasó con Lucía sólo surgió.

Cerré los ojos y rodó por mis mejillas una pequeña muestra de inmensa debilidad. Él llevó su mano hasta la zona para acabar con ella, pero la aparté antes de que lograse hacerlo.

—¿Cuándo acabó todo esto? —pregunté más cortante de lo que esperaba.

Volvió a suspirar. Mala señal.

—Me dejó la semana pasada.

Paré de caminar y le observé detenidamente. Si había una pequeña posibilidad de ser comprensiva y entenderle, se esfumó.

—¿¡La semana pasada te dejó!? 

Hugo asintió para seguidamente llevar las manos hasta su rostro.  

—Era tan parecida a ti... —añadió—. Ese toque de dulzura, ese pelo castaño, esos ojos azules, esa sonrisa... Era tan tú... 

Lo único que pude hacer en ese instante fue reír irónica.  

—Esto lo he leído en decenas de libros. Es la excusa perfecta. "Se parecía tanto a ti" —intenté sonar igual a la voz que yo imaginaba cuando lo leía. 

En los libros me parecía un comentario realmente bonito.

—Estás aquí porque ella ha terminado con vuestra relación. Si ella siguiese contigo, ¿la hubieses dejado tú y hubieses vuelto a por mí tanto como prometiste, eh?

Hugo alzó los hombros como respuesta, y su gesto me dejó fuera de juego. 

Aún quedaba en mí un ápice de esperanza de escuchar un sí. Esperaba una afirmación rotunda, pero no fue así y me aterró.

—Llegó en unos días en que te echaba mucho de menos y necesitaba compañía, ¿sabes? No tenía relación con nadie, y Lucía fue la única que apareció y al final acabó siendo la persona que hizo que volviese a encontrarme, volver a ser el chico cariñoso, dulce. No lo sé... sé que no me entiendes.

Sabía que volverías (SA, LP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora