20. Veinticuatro horas I

1.1K 108 47
                                    

—Adiós Hugo —grité de forma apresurada cuando le vi acercarse tanto a la salida.

Se instaló un nudo inmenso en mi garganta al ver como desbloqueaba la puerta y ésta cedía a sus movimientos.

Se mantuvo estático unos segundos, y después desvió su mirada hasta mí. La mantuvo sobre mis ojos unos instantes, y finalmente se fue. La puerta hizo un sonoro ruido al cerrarse, y de forma instantánea Samira empezó a llorar desconsoladamente.

Cuando fui consciente de que realmente se había ido, me fui a toda prisa de esa casa y bajé las escaleras tan rápido como pude. Hugo no se podía ir. Allí estaba, saliendo del edificio. Corrí hacia él y me coloqué delante de su cuerpo.

—Quédate.

—¿Para qué? —preguntó cortante.

—Tu vida no es una mierda Hugo. Sigues siendo el chico que sonreía por todo, y que sobretodo no era, ni es agresivo. Tú no eres agresivo.

—Lo mejor es que me vaya Lisa. Ya no merece la pena seguir aquí. Todo lo que me rodea es pura mi*rda.

—No voy a dejar que te marches.

Sus ojos entraron en contacto con los míos. Esperó un corto periodo de tiempo a no sé muy bien qué, y seguidamente habló.

—No quiero volver a esa casa. Quiero irme lejos.

—No puedo permitirlo.

—Merezco de una vez ser feliz. No siento que lo soy desde hace tantos meses que ya ni lo recuerdo.

Pensé durante un tiempo que podía hacer para que se quedara.

—Por ahora, solamente demos una vuelta, ¿te parece? —propuse.

Empecé a caminar pero no sentía sus pasos seguirme. Giré ciento ochenta grados y efectivamente, allí seguía parado.

—¿Vienes o tengo que arrastrarte?

Anduvo varios pasos y logró alcanzarme. Le miré de reojo y pude apreciar media sonrisa que intentaba ser disimulada.

—¿Qué? —pregunté.

—Nada.

En varias ocasiones le sentí suspirar.

—Seamos amigos por veinticuatro horas  —dije.

—¿Cómo? —cuestionó.

—Tengamos una relación de amistad por un día, si no hago que lo pases bien y que rechaces la opción de dejar la ciudad, dejaré que te vayas.

—¿Tú y yo amigos después de todo lo que ha sucedido entre nosotros? —preguntó.

—Tú y yo amigos después de todo lo que ha pasado entre tú y yo.

Él asintió con inseguridad y me miró.

—No creo que tú y yo podamos tener un tipo de relación así.

Ignoré su comentario.

—Primero vamos a dejar tu equipaje en mi casa, y luego podríamos ir a comer algo. Han abierto un nuevo restaurante al lado del lago —propuse.

Él asintió y en un par de minutos llegamos a mi hogar. Dejó la maleta en la habitación de invitados y volvimos a salir.

Llegamos a las 14:30 al restaurante y cuando nos sentamos ya nos atendieron debido a que no estaban ocupados los camareros ya que había pocos clientes ese mediodía. Pedimos una hamburguesa cada uno.

Sabía que volverías (SA, LP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora