22. "¿Me quieres?"

1.1K 113 58
                                    

Sus ojos me miraban sin pronunciar palabra, y fue en ese momento cuando me planteé la opción de que tal vez y sólo tal vez su respuesta sería negativa.

—Es complicado Lisa.

Me quedé sin palabras durante un periodo de tiempo. Esperaba cualquier respuesta, estaba dispuesta a asimilar todo tipo de contestación; menos ésa.

—¿Difícil? ¿Desde cuándo querernos es complicado Hugo?

—Necesito tiempo, irme lejos. Estoy agobiado, saturado.

Me alejé de él lo máximo que pude; me senté en el otro extremo del sofá, pero mi mirada no se apartaba ni una milésima de segundo de la suya.

—¿Irte? ¿De verdad quieres abandonar sin haberlo intentado de nuevo?

—Tú eres el daño colateral Lisa. Deseo irme, pero alejarme de aquí implica también separarme de ti.

Un nudo se formó en mi garganta.

—Ya-ya no necesito respuesta —mi voz salía temblorosa—. Si me quisieras no te irías.

Suspiró.

—Si no he abandonado antes la ciudad ha sido por ti. Pero ya no aguanto más, todo el mundo tiene un límite y éste es el mío. Necesito despejarme. Además, eres muy egoísta por cuestionar mis sentimientos cuando sabes perfectamente que los tengo. ¿Tú no me querías a mí cuando desapareciste de mi vida? ¡Te fuiste y tuve que jod*rme!

En parte tenía razón, pero simplemente no quería aceptarlo.

—¿Por cuánto tiempo?

—No lo sé.

—Tú no me esperaste a mí —intenté hablar lo más serena posible—, así que no pretendas que yo te espere a ti.

—No te lo he pedido en ningún momento Lisa.

—Pero no lo entiendo entonces —en mi mente rondaban muchas dudas—. ¿Por qué me pides que seamos amigos con derecho a beso? ¿Por qué me besas? ¿Por qué tienes esa actitud conmigo si después me vas a arrebatar todo lo que me ofreces?

—Ojalá lo entendieras. No puedo evitar besarte, abrazarte, acariciarte porque me gustas. Una cosa no quita la otra.

Me levanté del sofá.

—¿Es una decisión irrevocable? —deseaba que respondiese que no.

Ojalá hubiese contestado que no.

—Sí Lisa. Me voy a ir.

Me dirigí hacia el pasillo y recogí su maleta de la habitación de invitados, que yacía en el suelo. Mis movimientos eran rápidos y descuidados. Sentía rabia y además estaba de los nervios.

Volví de nuevo con él y se la ofrecí, pero él no la cogió. Insistí, pero recibí la misma respuesta por su parte.

—No me voy a ir así. Tenemos que hablar. No me iré sin que entiendas el porqué.

—Lo entiendo perfectamente, pero simplemente no me puedes obligar a aceptar tu decisión. No pretendas que sonría, esté feliz o haga como si nada respecto a lo que tú has decidido.

—Es tan injusto... —tuvo el valor de decir.

—¡¿Por qué es injusto?!

—¡Yo me iba a ir sin molestar a nadie Lisa! ¡Iba a coger mis maletas y me iba a ir lejos sin decirte nada!

—Eso es de ser muy cobarde. ¿Por qué te ibas a ir sin informarme?

—Porque hace un par de días no querías ni verme. Que me marchase era una gran noticia para ti.

Sabía que volverías (SA, LP#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora