Habían pasado días, horas o minutos. Evelina no tenia nada claro. El tiempo era relativo en ese espacio cerrado. Creía estar preparada para enfrentarse a desafíos, pero ahora se daba cuenta de que no había sido más que una niña tonta y mimada. Alguien quien no tenia ninguna experiencia en la vida. Que ingenua. Solo podía pensar en que por lo menos sus padres debía estar en un lugar seguro. Su padre ya era mayor y el peso de sus responsabilidades le había dado una carga extra sobre sus hombros. Se casaron mayores. Ellos habían vivido una verdadera historia de amor. Su madre la reina Aria era la hija mayor de una costurera. De gran carácter y bastante rebelde había sido el desasosiego de sus padres. Desesperados la había mandado a Viridia con su tía paterna. Allí había descubierto su amor por las plantas y el extraño don que tenia con la naturaleza. Cualquier animal herido siempre la buscaba. Al pasar los años regreso a su reino ya siendo una mujer adulta y reformada. Donde empezó a encargarse de los animales y los jardines de los nobles. Algo que amaba, decía que le había enseñado la humildad que necesitaba. Tiempo después de que su padre subiera al trono, en unos de sus viajes por el reino la había visto. Decía que sus ojos brillaban más que el sol. Se había enamorado justo en ese momento. Y su madre tras una larga lucha de voluntades y de enamorarse perdidamente, al final acepto casarse con el. Y por su puesto fue un revuelo para el reino. Que alguien que no fuera de sangre real subiera al trono como su reina había sido impactante. Pero con el cariño y la amabilidad que la caracterizaban, había aprendido a ganarse el amor y el respeto del pueblo. Pensar en su historia siempre le sacaba una sonrisa a Evelina. Su madre siempre le había dicho que el limite era el cielo. Que todo lo que se propusiera, si tenia la actitud adecuada lo conseguiría. Se encontraba tan sumida en sus pensamientos que a penas escucho la puerta. Cual fue su alegría al encontrase a Aric. Se lanzo llorando a sus brazos.
-Tranquila mi princesa, vengo a sacarla de aquí, se lo de sus padres. Fuisteis muy valiente - dijo con la voz cargada de cariño- sígame y confié en mi. La condujo con mucho cuidado por los pasillos, parando tras cualquier ruido. Al final lograron llegar a la puerta oculta que daba a la parte trasera de las almenas. Le sorprendió encontrase tan poco vigilada.
- ¿Donde están los guardas Aric?¿Porque no nos hemos cruzado con nadie?
- Después de que la capturaran cundió el caos. Los guardias ya no sabían a quien servir princesa. Ahora mismo el castillo esta bajo mínimos.
- ¿Pero quien ha organizado todo esto Aric? ¿Que esta pasando? Porque no entiendo nada.
- Ya mismo se resolverán sus dudas, sea paciente mi lady - y guiándola entre la maleza llegaron a una pequeña cabaña apartada del pueblo. Parecía ser una antigua herrería. - Aquí estaremos a salvo niña, esta casa pertenecía a mis abuelos tiempo atrás. Tiene varias habitaciones para que podamos descansar sin preocupaciones. Al entrar se encontró a Lyra esperando junto al fogón. Parecía que llevaba horas dando vueltas sobre la alfombra, pues había dejado un surco.
- Ya estáis aquí. Gracias a dios - y con los ojos llenos de lagrimas abrazo bien fuerte a su amiga- ¿Como estas?
Evelina sonrió. Esa era su Lyra. Siempre se preocupaba por los demás. Tenía un corazón tan bueno y generoso. Daba gracias a la vida por ponerla en su camino. Sin ella no habría sido tan valiente para enfrentarse a muchas situaciones. Tras cada paso siempre estaba Lyra detrás. La que la alentaba. Y cuando ella no confiaba en si misma, Lyra estaba siempre ahí para motivarla seguir adelante. Su gran apoyo era un bálsamo par su alma.
- Bueno, a parte de confundida, preocupada, traicionada y triste, tengo hambre y sueño -dijo con una pequeña sonrisa
- Eso es malo padre, tenemos un grave problema. Ya sabes como se pone Lina cuando tiene hambre. Da miedo - dijo con una mirada dramática a su padre, quien no podía ocultar su sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Guerra y Corona
FantasyEn el corazón del reino de Valeria, la princesa Evelina se enfrenta a pruebas no solo de fuerza y astucia, sino también de lealtad y honor. Con el reino sumido en susurros de traición y un pasado oscuro que amenaza con salir a la luz, Evelina descub...