Evelina y Zaik cruzaron las puertas de su nueva habitación matrimonial. El ambiente estaba adornado con flores blancas, velas que despedían un aroma suave y dulce, y el suave crepitar del fuego en la chimenea. Sin embargo, la atmósfera entre ellos era mucho más tensa de lo que parecía. Ambos sabían que la boda solo había sido el primer paso, pero lo que venía después no sería fácil.Evelina se detuvo en el centro de la habitación, observando las sombras que el fuego proyectaba en las paredes. Sentía el peso de la ceremonia, la responsabilidad que ahora cargaba, y las miradas expectantes de los invitados que habían celebrado su unión. Pero lo más pesado de todo era la incertidumbre en su corazón.
Zaik, a unos pasos de ella, la observaba en silencio. Aún vestido con su túnica de terciopelo, el brillo de las llamas resaltaba la seriedad en su rostro. Sabía que Evelina todavía tenía dudas, y aunque la boda había sido un símbolo de su compromiso, necesitaba hacer mucho más para ganarse su confianza por completo.
Zaik dio un paso hacia ella, su voz calmada pero firme.
-Evelina, sé que este matrimonio nos coloca bajo una enorme presión, no solo por nuestros reinos, sino por todo lo que hemos vivido. No quiero apresurarte ni forzarte a nada. Te propongo que vayamos despacio, que nos demos el tiempo para conocernos realmente, sin más secretos ni traiciones.Evelina lo miró, agradecida por sus palabras.
-Zaik, necesito tiempo. Todo ha sido tan rápido, y mi corazón aún se está recuperando. No estoy lista para compartir todo contigo aún, no hasta que podamos entendernos completamente.Zaik asintió, mostrando una leve sonrisa.
-Lo entiendo, y te prometo que respetaré tu espacio. Esta noche, dormiré en otra habitación. Pero lo que más quiero es que caminemos este camino juntos, a nuestro propio ritmo.Evelina se sintió aliviada. A pesar de la traición que aún la lastimaba, sentía que Zaik estaba dispuesto a hacer las cosas bien.
-Gracias, Zaik. Aprecio que me des este espacio.Ambos compartieron un breve silencio antes de que Zaik se despidiera con una leve reverencia y saliera de la habitación, dejándola sola con sus pensamientos. Y sin saber bien porque con una gran decepción.
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Al día siguiente, en el gran salón del castillo, Zaik y Evelina se preparaban para despedir a los invitados. Entre ellos, el más esperado y temido era el padre de Zaik, el conde Draven. Cuando Draven se acercó a la pareja, una sonrisa fría y calculadora curvaba sus labios. Sus ojos oscuros se posaron en su hijo antes de observar a Evelina con una mirada inquisitiva.
-Mis más sinceras felicitaciones, hijo. Has conseguido lo que debías-, dijo Draven con voz grave, mientras su tono dejaba claro que había mucho más oculto tras sus palabras. Luego, giró su atención hacia Evelina. -Espero que seas capaz de cumplir con tu parte, querida. El tratado de paz no puede sostenerse sin un heredero, y el tiempo corre.
Evelina sintió una ola de incomodidad, pero antes de que pudiera responder, Zaik dio un paso al frente, interponiéndose entre ella y su padre.
-Padre, este matrimonio es una alianza de nuestros reinos, pero también es nuestro. Evelina y yo decidiremos el rumbo de nuestra vida juntos. No nos presionarás.El conde Draven soltó una carcajada amarga.
- Chico Ingenuo. Crees que tienes control sobre esta situación, pero el reloj está en marcha. Si no hay un heredero pronto, la tregua se romperá, y ya sabes lo que eso significa. -Draven dio media vuelta para retirarse, pero lanzó una última advertencia: -Les sugiero que se den prisa. La paz es frágil, y yo no soy un hombre paciente.Cuando el conde se alejó, Evelina y Zaik intercambiaron miradas llenas de preocupación. La amenaza de Draven no era algo que pudieran ignorar.
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Guerra y Corona
FantasíaEn el corazón del reino de Valeria, la princesa Evelina se enfrenta a pruebas no solo de fuerza y astucia, sino también de lealtad y honor. Con el reino sumido en susurros de traición y un pasado oscuro que amenaza con salir a la luz, Evelina descub...