Capítulo 29: El Helor Nocturno

1 0 0
                                    


El viento helado azotaba el rostro de Evelina mientras el grupo cabalgaba hacia las montañas, con la vista puesta en la imponente fortaleza de piedra que se alzaba en la distancia. Cada paso los acercaba más a Lyanna, pero también los adentraba en un territorio aún más peligroso. Draven sabía que vendrían; los mercenarios que los habían atacado en el bosque eran solo una muestra de su poder. Ahora, cada movimiento debía ser cuidadosamente calculado.

Selene se mantuvo en silencio durante gran parte del viaje, vigilando las sombras a su alrededor. Sabía que el camino sería difícil, pero no se había imaginado hasta qué punto estarían expuestos.

Cuando el sol comenzó a descender, pintando el cielo de un tono anaranjado, Tahar detuvo al grupo en un pequeño valle, donde las montañas los protegían parcialmente del viento cortante.

-Este será nuestro último refugio antes de llegar a la fortaleza, -murmuró Tahar, mirando hacia las colinas cubiertas de niebla. -No podemos encender un fuego. Si lo hacemos, nos encontrarán antes de que tengamos la oportunidad de atacar.

Evelina miró a su alrededor. El lugar era inhóspito, con el suelo cubierto de nieve y rocas afiladas, pero tenían pocas opciones. Sabía que necesitarían descansar antes de enfrentarse a lo que los esperaba en la fortaleza. Sin embargo, sin calor, la noche sería cruel.

Selene se sentó en el suelo, rodeándose con su capa para protegerse del frío, mientras Evelina hacía lo mismo. A pesar del cansancio, su mente seguía girando en torno a la estrategia que necesitarían al día siguiente. No podían simplemente luchar; si lo hacían, serían superados en número. Necesitaban un plan inteligente, algo que los soldados de Draven no esperarían.

Zaik, apoyado contra una roca, respiraba con dificultad. Aunque había mejorado desde la última batalla, Evelina podía notar que aún no se había recuperado del todo. Se acercó a él y se acurrucó a su lado para ofrecerle algo de calor.

-¿Estás bien?- le susurró.

Zaik asintió, pero no pudo ocultar la rigidez en sus hombros. 

-Estoy bien, pero mañana será difícil. No podemos entrar a la fortaleza de frente. Sería suicida.

Evelina sabía que tenía razón. Los soldados de Draven estarían preparados para defender la fortaleza, y cualquier intento de entrar por la fuerza terminaría en una masacre.

-Entonces no entraremos por la fuerza,- dijo Selene en voz baja desde su posición. -Conozco una forma mejor.

Zaik y Evelina la miraron, intrigados.

-De pequeña solía jugar en unas rutas subterráneas - Selene continuó. -Es un túnel que solía ser utilizado por los sirvientes cuando la fortaleza estaba en su apogeo. Pocos lo recuerdan ahora, pero sigue existiendo. Si llegamos hasta allí sin ser detectados, podremos entrar sin enfrentarnos a los guardias directamente.

-Pero si conocen ese túnel, ¿no estará protegido?- preguntó Evelina.

Selene sonrió, una sonrisa fría y calculada. 

-Eso es lo que creen. Tenemos que despistarlos. Podemos hacer que los soldados piensen que entramos por la puerta principal.

-¿Cómo?- preguntó Zaik, interesado.

Selene se inclinó hacia ellos, susurrando su plan en voz baja. 

-Tenemos que hacer que nos vean... pero no a todos. Solo uno o dos de nosotros nos mostrarán cerca de la entrada principal, lo suficiente para que los soldados piensen que estamos planeando un ataque directo. Cuando envíen refuerzos hacia la entrada, el resto de nosotros usará el túnel. Y cuando lleguemos al interior, atacaremos desde donde menos lo esperan.

Zaik asintió, viendo el potencial del plan. 

-Es arriesgado, pero si funciona, podríamos sorprenderlos.

Evelina también lo veía claro. 

-La clave será la distracción. Necesitamos que los guardias piensen que somos más de lo que realmente somos.

Tahar, que había estado escuchando en silencio, intervino. 

-Yo puedo encargarme de la distracción. Soy más útil atrayendo la atención que en combate directo.

Selene lo miró con desconfianza, pero asintió. 

-Está bien. Haremos esto juntos. Pero mañana no habrá margen de error.


El frío de la noche era implacable. Evelina y los demás se acurrucaron bajo sus capas, compartiendo el poco calor que podían. La idea de encender un fuego no era una opción, ya que cualquier luz podría delatarlos. En lugar de eso, la oscuridad y el viento se convirtieron en sus compañeros más cercanos.

Zaik cerró los ojos, intentando descansar, pero Evelina podía sentir su preocupación. Sabía que no solo estaba preocupado por la batalla que se avecinaba, sino también por lo que encontrarían al llegar a la fortaleza. Lyanna. Su madre. Había pasado tantos años creyendo que ella había huido, pero ahora sabía la verdad: había sido prisionera de Draven todo ese tiempo. Su deseo de salvarla era palpable, pero también estaba lleno de miedo.

Selene, por su parte, se mantenía en silencio, su mirada fija en el horizonte. Sabía que estaban a punto de enfrentarse a algo que cambiaría sus vidas para siempre. Draven no era solo un enemigo; era la oscuridad misma, una fuerza que había estado manipulando a todos a su alrededor.

Cuando los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar las montañas, el grupo se preparó para el ataque. Selene y Evelina se mantuvieron cerca del desfiladero, vigilando los movimientos de los guardias. La fortaleza de piedra se alzaba imponente ante ellos, con soldados patrullando las murallas.

-Nos verán pronto,- murmuró Evelina mientras se preparaba. Tahar, siguiendo el plan, se había adelantado para comenzar la distracción.

Apenas unos minutos después, Evelina vio cómo los soldados en las murallas comenzaron a moverse de manera agitada. Tahar había sido visto. Desde su posición oculta, Evelina y Selene observaban cómo los guardias se movilizaban rápidamente, enviando hombres hacia la entrada principal.

-Ahora es nuestro momento,- susurró Selene, señalando el pequeño túnel oculto detrás de una roca.

El grupo se movió con rapidez, adentrándose en la oscuridad del túnel subterráneo. El aire dentro era denso, y el suelo se sentía húmedo bajo sus pies. No había margen de error; debían llegar al interior antes de que los guardias se dieran cuenta de la trampa.

El túnel era estrecho y angosto, pero lo suficientemente largo para que el grupo avanzara con rapidez. Sin embargo, mientras se acercaban al final del pasadizo, un sonido de pasos apresurados llenó el aire. Alguien había detectado su plan.

-¡Nos han encontrado!- gritó Zaik mientras desenfundaba su espada, preparándose para lo inevitable.

De las sombras emergieron varios soldados, enviados para bloquearles el paso. Evelina y Selene se lanzaron hacía ellos, pero el espacio reducido dificultaba el movimiento. Los golpes de las espadas resonaban en las paredes, mientras Evelina luchaba para mantener a raya a los soldados.

En medio del caos, un soldado se abalanzó sobre Selene, hiriéndola en el brazo. Selene soltó un gemido de dolor, retrocediendo momentáneamente mientras la sangre manchaba su capa. Evelina, viendo el peligro, desvió el siguiente ataque y lanzó una estocada hacia el enemigo, derribándolo.

-¡Selene!- gritó Evelina, corriendo hacia ella. -¿Estás bien?

Selene, con el rostro pálido, apretó los dientes. -Estoy bien... sigue adelante.

Zaik eliminó al último soldado que se interponía en su camino y se acercó a ellas, ayudando a Selene a incorporarse. -No tenemos tiempo. Debemos continuar.

Finalmente, el grupo llegó al final del túnel, donde una puerta oculta los esperaba. Más allá de esa puerta estaba el interior de la fortaleza, donde se encontraba Lyanna. Evelina, con el corazón acelerado, sabía que el momento de la verdad había llegado.

-Vamos,- dijo Selene, aún herida pero decidida a continuar. -Es ahora o nunca.


Guerra y CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora