CAP 3

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María José se giró y vio que el recién llegado no solo había entrado sin ser invitado, si no que también había abierto la puerta del dormitorio con una actitud arrogante y prepotente.

Al verla así, un destello de sorpresa intensa cruzó por el fondo de sus ojos.

El intruso era Samuel, uno de los pretendientes de Juliana sedan y, por supuesto, uno de los culpables de su caída en desgracia.

Juliana sedán, alguna vez prometida de Daniela calle designado por su papá Germán calle, de repente fue reemplazada por una mujer tan indigna. Calle nego los rumores y la desacreditó, afirmando que no se comparaba a ella en ningún aspecto, y la mantuvo a su lado a toda costa.

Este comportamiento hirió profundamente el orgullo de Juliana sedán.

Ella creía que María José no era digna de calle.

Además, insulto su posición como futura esposa de la familia calle, un lugar que Juliana consideraba suyo por derecho propio.

El hombre que interrumpió la habitación, Samuel era el pretendiente más desquiciado de Juliana.

Incluso después de que ella se casó con calle, Samuel, para ayudar a Juliana a obtener la posición de señora de la familia calle, arregló que cinco hombres asaltaran a María José.

Quería grabar un video para mostrárselo a calle, para que supiera que ella no era más que una mujer despreciada..

Pero al final, calle llegó a tiempo, la abrazó en su momento más desesperado, y la consoló con cuidado: -"mi pequeña aquí estoy no tengas miedo..."
Pero ella la rechazó fríamente: -"Que haces aquí?".

-"¿Por que no es mi Mario? ¿Por que siempre eres tú? ¡Vete!"

En ese entonces, ella ya estaba cegada y veía a calle como si fuera un demonio. Pero ahora, reflexionando, se dió cuenta de que, aparte de calle todos los demás la veían solo como una herramienta útil.

-"¿Tú...quien eres?¿ Dónde está esa inmunda María José?".

Samuel originalmente había venido a saldar cuentas con María José.

-"Y yo, ¿Quien soy¿ ¡A la inmunda que tú describes!" Respondió María José con una risa burlona.

-¿No te enseño tu madre a tocar antes de entrar a la habitación de alguien?" Preguntó ella con sarcasmo.

-"¿Que pasaría si vieras algo no apto para niños? Eso sería bastante embarazoso, ¿no?

María José sin inmutarse, tomo el secador y comenzó a peinarse, dejando que el aroma del champú se esparciera por la habitación. Samuel, con la intención de insultarla, se quedó con la boca abierta, sin poder creer lo que veía.

-¿Que broma es esta? Ella es tan fea... tú, eres tan hermosa...¿Cómo pueden ser la misma persona?", , exclamó Samuel confundido.

-"Al menos no estás ciego, reconoces que soy hermosa", respondió María José con una sonrisa triunfal.

-"Parece que al señor Samuel le gusta cómo me veo sin maquillaje.¿Qué tal, te interesa cambiar de diosa?".

-"¡Cállate¡ ¡Jamás me gustaría alguien tan vulgar y fea como tú, una loca!"

Samuel, furioso, escucho esa actitud claramente provocadora y supo que era esa mujer fea sin duda.

-"Mejor así...si no te gusta, ¡sal de aquí!", respondió María José con frialdad. Si bien calle la intimidaba, ¡no por eso iba a agacharse ante estos patéticos tipos!

-"¿Anoche... ustedes...?", preguntó Samuel con voz temblorosa, la ira dando paso al miedo.

Samuel observó la cama revuelta y el rostro ruborizado de María José. Debió sentir alegría al saber que calle había caído ante ella, lo que podría acercar a Juliana a él. Sin embargo, en ese momento, una extraña sensación de desilusión lo invadió.

-"Oh, anoche tuvimos un poco de contenido para adultos", dijo María José con una sonrisa pícara, arqueando las cejas con un toque de arrogancia.

-"¡Tú... María José, eres una desvergonzada! ¡Una zorra!", gritó Samuel, la ira reemplazando la confusión que lo embargaba.

DERIVÉ (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora