CAP 38

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Calle necesitaba un auto, asi que de inmediato apareció alguien con uno nuevo, llevándose el destrozado, lo hicieron parecer tan sencillo como romper una prenda de vestir.

"¡Qué derroche! Estos ricachones creen que pueden hacer lo que quieran!", pensó María José, mientras era cargada por Calle.

María José vio sin querer esa figura negra, completamente cubierta, vestida de negro y de pie en la oscuridad no muy lejos, los oficiales estaban ocupados recogiendo cuerpos y manteniendo la escena del crimen, pero, con tanto ajetreo, nadie se pecató de la persona vestida de negro que estaba allí.

La capucha de su sudadera negra estaba tan baja que María José apenas podia distinguir la mandibula definida y pálida de esa persona, y en sus delgados labios, una sonrisa cargada de significado, esa sonrisa era inescrutable, al punto de que cualquiera que la viera se sentiría escalofríos en la espalda, su piel era muy blanca, pálida como la muerte, sin rastro de vida.

María José, una experta en marionetas humanas, reconoció esa sensación de muerte, ¿Sería uno de sus antiguos títeres de Sierra de la Penumbra?. Con una mirada oscura, María José quiso acercarse para investigar pero era imposible escapar, frustrada, le mostró el dedo medio a la persona en las sombras, pensando: "¡Te atraparé, espera y verás!" Sorprendentemente, esa persona le devolvió el gesto, torpemente, con un toque de ternura, sus dedos largos y pálidos parecían manchados de sangre, cuando ella intentó ver mejor, la persona desapareció, como si nunca hubiera estado allí sabía que había llamado demasiado la atención esta vez y que pronto vendrían a investigar, pero
lejos de temer, estaba emocionada, deseando que vinieran todos.

La traición de Elías y los ancianos que conspiraron para matarla no la había detenido, y ahora que había sobrevivido, su regreso significaría la muerte para todos ellos.

En la oscuridad, un hombre alto se deslizó hacia la oscuridad, moviéndose ágilmente hasta llegar a un patio aislado, decenas de personas vestidas de negro estaban solemnemente de pie y el cuerpo de Alan hacia en el suelo, el abrigo beige de Alan estaba empapado de sangre con las arterias y venas cortadas, su rostro reflejaba una expresion de agonia y dolor.

—"¿Qué piensas? ¿Es ella?", preguntó un hombre que estaba frente al cadáver de Alan. Era un rostro idéntico al del cuerpo en el suelo, pero su expresion era seria y fría, como si estuviera envuelto en una atmósfera sombria, era Elias Lomeli, el actual líder de la Orden de la Iniquidad Extrema.

—"No, no es ella." Diez, se quedó en su lugar, frotándose los dedos índices y medios mientras sus labios se curvaban en una ligera sonrisa, cuando escuchó la pregunta de Elías, levantó la mirada y entreabrió los labios de forma desinteresada, su actitud era fría y distante,.como si no fuera una subordinada más, sino un observador indiferente.

—"¿Cómo que no es ella?", exclamó Elías, claramente irritado.

—"Diez, tú eres la que mejor la conoce, en toda la Orden de la Iniquidad Extrema, solo tú podrías reconocerla sin importar cómo haya cambiado, estás segura de que no es ella? recuerda que te uniste a mí de
buena fe, si descubro que me estás engañando, no habrá lugar para ti en la Orden de la Iniquidad Extrema." Elías estalló en furia; tenía un encanto
malévolo, lo único que lo diferenciaba de Alan era un lunar rojo en la esquina de su ojo.

"Te digo que no es ella, esa chica tan dulce y encantadora no podría ser Poché, esa mujer despiadada", respondió Diez con indiferencia, mirando a Elías con desprecio.

Las palabras de Diez  irritaron aún más a Elías, apretó los puños con tanta fuerza que los nudillos crujieron, aunque su ira era palpable, no podia permitirse atacar a Diez, lo cual lo enfurecía aún más.

"¿Cómo puede ser? Sabes que, igual que tú, he estado esperando que Poché regrese a casa, ella ha estado muerta por tres años, es imposible que haya resucitado, debe haber alguien haciéndose pasar por ella."

"La muerte de Alan es solo el comienzo, una vez que comience el juego de matanza, no hay razón para que termine..." Dijo diez.

Elías miró el cadáver de Alan y la mariposa roja en su frente aunque inicialmente había dudado de la veracidad de la amenaza, ahora no podía ignorar la posibilidad de que Poché estuviera realmente de vuelta.

—"¡Esa chica definitivamente no es Poché!" Diez dijo lentamente, con voz firme, pero en sus ojos apareció la imagen de la chica levantándole el dedo de manera traviesa y desafiante. ¿Qué significaba eso para la chica? Luego, imitando el gesto que había visto,  levantó el dedo medio hacia Elías de manera torpe y un poco adorable.

"Los asesinos a su alrededor comenzaron a sudar frío: "Diez, no es necesario mostrarle el dedo medio al líder para demostrar su punto!"

Justo cuando todos empezaban a sudar frio Elías se giraba para mirarla y bajó el dedo medio, su rostro no mostraba ni un ápice de verguenza al contrario, una ligera sonrisa de interés se dibujó en sus labios.

"Mejor que no sea ella, meterse con la familia Calle siempre complica las cosas," dijo Elías, mirando la cara idéntica a la suya que yacía en el suelo,  Alan era su hermano menor, y ahora que estaba muerto sentía que debía vengarlo.

—"Así es," respondió Diez asintiendo, anteriormente, solo tenían sospechas, por eso lo enviaron a investigar, apenas miró a la chica por la ventana del auto y ella pareció darse cuenta de algo.

"Oh.. Poché, oh Poché..Bienvenida a casa ¿Qué sorpresa, te hemos estado esperando tanto tiempo!" La mujer era alta y hermosa a pesar de llevar un suéter negro holgado, parecía estar envuelta en un aura que la hacía destacar, con una presencia fría y distinguida, como un ser celestial bajo la luna.

—"Diez ...¿realmente crees que poché sigue viva?, Esta Mariposa Escarlata, no es algo que cualquiera pueda obtener." Elías miraba el cuerpo en el suelo, observando cómo la Mariposa Escarlata se volvía cada vez más brillante, sentía un miedo creciente ¿sería él el próximo en caer allí?.

"No importa lo que yo piense, importa lo que tú pienses, eres el líder, tú decides," respondió Diez,

"Solo me irritas más diez vete y lleva el cuerpo de Alan.

La figura de Diez desapareció bajo el brillo de la luna, y una sonrisa fría se dibujó en sus labios. "Poché ha vuelto entonces es hora de cambiar de líder" pensó mientras se alejaba.

DERIVÉ (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora