DERIVÉ (Caché)

CAP 34

—"Alan esas palabras, te las devuelvo sin cambiar una sola letra." Con esas palabras, la joven sonrió fríamente y de repente saltó del alto muro.

Debajo de su falda corta llevaba unos shorts de mezclilla negro, y sus botas negras Martín tocaron el suelo, haciendo un sonido leve, en ese momento, aunque estaba envuelta en una piel pura e inofensiva, también brotaban espinas afiladas, la presión de alguien que había estado en una posición de poder durante mucho tiempo era tan intensa que algunos asesinos retrocedieron instintivamente dos pasos.

Esa reacción sorprendió a los asesinos, que miraron nuevamente a María José solo vieron a una señorita pequeña y delicada, como un conejito acorralado por el cazador, sus ojos húmedos y brillantes parecían suplicar misericordia.

—"Entonces, está pequeña decidió enviarlos a todos al infierno para ser los favoritos del diablo." Aun enfrentándose a tantos asesinos altos y amenazantes,  María José caminaba con indiferencia, dando pasos lentos hacia adelante, Alan frunció el ceño y por instinto, quiso retroceder.

—"Así que esto es todo? Qué poca gente
trajiste, Alan." María José arqueó una ceja, sus delicados dedos de repente sacaron dos dagas detrás de su espalda, se vio a la joven deshacerse con ligereza de los mangos de las dagas, con movimientos limpios y preciso, los mangos cayeron al suelo, y las afiladas hojas saltaron entre sus dedos esa habilidad para manejar las dagas, escondiendo las hojas entre sus delicados dedos como si fuera algo natural.

La pequeña figura de María José se movió tan rápido que desapareció de la vista, Alan sintió un pinchazo en el entrecejo cuando su abrigo beige fue rasgado por una cuchilla afilada, intentó esquivarla, pero su ropa se desgarró en dos pedazos, al  girar, vio un chorro de sangre caliente y un alto hombre vestido de negro que caía al suelo, esa figura puramente blanca, pequeña y ágil,se movía rápidamente entre esos hombres altos, intentaron sacar armas para enfrentarla, pero ni siquiera la vieron antes de ser apuñalados en las arterias por una hoja afilada.

La sangre salpicaba en todas direcciones, y Alan sentía un frío extraño subiendo desde sus pies hasta su cabeza, dejándolo paralizado, María José era demasiado rápida, siempre lo había sido, pero Alan no sabía que Poché había ocultado parte de sus habilidades, ahora aprovechando su pequeño cuerpo, los hombres que había traído no eran rivales para ella.

María José en su segunda vida cómo Poché había tomado la colaboración de numerosos ancianos, y el envenenamiento de Elías en su comida para someterla completamente, su brujería había aterrorizado a todos en la Orden de la Iniquidad Extrema, y muchos creian que incluso su cadáver podia regresar a la vida,  por eso,para asegurarse de que nunca volviera, la habían cremado y dispersado sus cenizas pero aun así, había regresado, aunque en un cuerpo diferente, sus ojos mostraban la misma maldad, su excepcional habilidad no podía engañar a nadie, ella era Poché,  ¡Ella había regresado para vengarse de todos los que participaron en la traición dentro de la Orden de la Iniquidad Extrema, ninguno se escaparía!

—"¡Ahhh!  ¡Ayuda...ayuda...ella no es humana, es un demonio!"

—"Señor Alan Lomelí.. señor Lomelí..vamos a retirarnos...ahh!" Uno a uno, los hombres vestidos de negro caían, y la escena se volvía más espeluznante que la de hace unos dias,
cuando solo habían matado a una persona, la delicada señorita, con su uniforme escolar blanco, seguía limpia, solo un pequeño rastro de sangre en la esquina de su ojo, como una flor roja en la nieve inmaculada, realzaba su belleza.

El crepúsculo se desvanecía en un azul suave,y el anochecer descendía, teñido de rojo como la sangre que fluía en el oscuro callejón, poco a poco, la noche fría y oscura se imponía, María José señorita estaba de pie entre los cadáveres, con la sangre caliente fluyendo lentamente a sus pies.