Capitulo 6

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El día había sido largo y lleno de risas. Con Draco finalmente dormido en su cuna y el ambiente de la Mansión Malfoy calmándose, Narcissa y Lucius se dirigieron a su habitación, dejándole al pequeño al cuidado de Dobby, el leal elfo doméstico de la familia. Mientras tanto, Severus y Regulus hicieron lo propio, caminando lentamente hacia la habitación que les habían asignado para su estancia.

La habitación de Lucius y Narcissa estaba decorada con una elegancia sutil, reflejando tanto el lujo característico de la familia Malfoy como la calidez del hogar que habían construido juntos. Lucius se quitó la túnica y se sentó en el borde de la cama, observando a Narcissa mientras se deshacía el complicado peinado que había llevado durante el día.

—Hoy ha sido un buen día —dijo Lucius, con una sonrisa ligera en los labios—. Draco ha sido maravilloso, y ha sido estupendo tener a Severus y Regulus aquí con nosotros.

Narcissa asintió mientras se cepillaba el cabello, dejándolo caer en suaves ondas sobre sus hombros.

—Sí, ha sido un día muy especial. Es un alivio tener a Draco finalmente en casa. Y ver a Severus y Regulus con él... —Hizo una pausa, pensando en las palabras adecuadas—. Me hace pensar que tal vez todo va a estar bien, después de todo.

Lucius se levantó y se acercó a Narcissa, rodeándola con sus brazos desde atrás. Ella se relajó contra su pecho, cerrando los ojos y disfrutando del momento de paz.

—Todo estará bien —murmuró Lucius—. Somos una familia, y siempre nos apoyaremos unos a otros.

Narcissa sonrió, sintiendo la calidez de esas palabras. Se giró en los brazos de Lucius y le dio un suave beso en los labios antes de encaminarse hacia la cama, lista para descansar después de un día tan ajetreado.

En la otra ala de la mansión, Severus y Regulus se preparaban para dormir. Su habitación era menos ostentosa, pero acogedora, con detalles que reflejaban su vida en el mundo muggle. Se habían despojado de sus ropas y se habían puesto cómodos pijamas, disfrutando de la sensación de normalidad que siempre les brindaba estar juntos.

—Hoy ha sido agotador, pero de la mejor manera posible —comentó Regulus, dejándose caer sobre la cama.

Severus sonrió y se sentó a su lado, acariciando su mejilla.

—Es cierto. Ha sido un placer ver a Draco, y más aún estar aquí con Lucius y Narcissa. Creo que necesitamos más momentos así.

Regulus asintió y se acurrucó contra Severus, buscando su calor.

—Me alegra que nos hayamos mudado a un barrio muggle. Nos ha dado la oportunidad de ser nosotros mismos, lejos de las expectativas y las presiones del mundo mágico.

—Sí —dijo Severus suavemente—. Aunque siempre estaremos conectados a ese mundo de alguna manera. Draco nos lo ha recordado hoy.

Mientras los dos se acomodaban en la cama, compartiendo la calidez de su amor y la tranquilidad de la noche, el sonido de pasos suaves y rápidos se escuchó en el pasillo. Dobby, el elfo doméstico, se dirigía a la habitación de Draco, asegurándose de que todo estuviera en orden.

Dobby encontró al bebé durmiendo plácidamente en su cuna, sus pequeñas manos descansando sobre la manta. El elfo se aseguró de que la cuna estuviera bien protegida y de que no hubiera ningún peligro cerca antes de retirarse con una leve reverencia, prometiéndose a sí mismo vigilar al pequeño maestro Draco durante toda la noche.

En sus respectivas habitaciones, Narcissa y Lucius, así como Severus y Regulus, se sumieron en el sueño, cada pareja envuelta en sus propios pensamientos y esperanzas para el futuro. La mansión se llenó de un silencio sereno, roto solo por el susurro ocasional del viento y el suave murmullo de las ramas del jardín.

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Papi Sev! (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora