Capitulo 15

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La mañana del día de Navidad llegó con una serenidad que contrastaba con la tumultuosa noche anterior. Los primeros rayos de sol se filtraban a través de las cortinas de la sala de estar en Malfoy Manor, iluminando la habitación con una luz suave y cálida. La familia Malfoy había comenzado el día con una mezcla de alivio y sorpresa tras el inesperado regreso de Regulus. Mientras el aroma del desayuno se expandía por la casa, los miembros de la familia se preparaban para el nuevo día con una renovada sensación de esperanza.

Severus se había despertado temprano, a pesar de la falta de sueño, para preparar el desayuno. Su mente aún estaba llena de las emociones de la noche pasada, pero el cuidado de Regulus y el bienestar de Draco le daban un sentido de propósito y claridad. Mientras preparaba la mesa en la cocina, no podía evitar mirar hacia el sofá donde Regulus dormía plácidamente. Aunque había estado en coma durante cinco años, su aspecto al despertar era notablemente diferente: su cabello había crecido largo y desordenado, y una barba sin recortar adornaba su rostro. A pesar de su estado, su presencia traía una sensación de calma a Severus.

Lucius y Narcissa se unieron a Severus en la cocina, ayudando a preparar el desayuno. El ambiente estaba cargado de una mezcla de emociones, desde la alegría por el regreso de Regulus hasta la preocupación por su recuperación.

—Espero que Regulus no esté demasiado cansado para comer algo —comentó Narcissa mientras colocaba un plato de frutas en la mesa—. Aunque parece que está en mejor forma de lo que esperábamos.

—Sí, parece que se está recuperando rápidamente —asintió Lucius, echando un vistazo a la cocina—. Pero es importante que no se esfuerce demasiado. Necesita descansar.

Severus, que estaba batallando con una mezcla de sentimientos encontrados, se permitió un momento de reflexión mientras preparaba el café. Agradecía profundamente la presencia de Regulus, pero no podía dejar de preocuparse por su bienestar. Aún estaba en recuperación, y el hecho de que se hubiera esforzado para estar allí esa noche le había causado una profunda preocupación.

Con el desayuno finalmente listo, la familia se dirigió a la sala de estar donde Regulus ya había tomado un lugar en el sofá, envuelto en una manta. Draco, que había despertado temprano, estaba sentado en el suelo, jugueteando con algunos juguetes mientras observaba a Regulus con una mezcla de curiosidad y fascinación.

Severus llevó a Draco a la mesa, animándolo a que comiera. Pero el pequeño Draco, a sus cuatro años, no podía apartar la vista de Regulus. Sus ojos azules se mantenían fijos en la figura en el sofá, como si intentara descifrar quién era ese extraño que parecía familiar.

—¿Por qué me miras así, pequeño? —preguntó Regulus, con una sonrisa débil mientras se acomodaba en el sofá.

Draco lo miró con curiosidad. —¿Eres un amigo de papá?

Severus, que estaba observando la interacción desde la mesa, se acercó y se arrodilló junto a Draco. —Regulus es... es tu tío Regulus, Draco. —Explicó Severus con cuidado—. Pero ha estado en un lugar muy lejano durante mucho tiempo. Su apariencia ha cambiado un poco.

Draco frunció el ceño, claramente confundido. —¿Cómo que ha cambiado? ¿Por qué tiene el pelo largo?

Narcissa se acercó con una sonrisa comprensiva. —Draco, tu tío Regulus estuvo enfermo por mucho tiempo. Cuando alguien está enfermo, a veces cambia un poco. —Se acercó a Regulus—. ¿Por qué no te acercas y le das un abrazo a tu tío?

Regulus extendió los brazos hacia Draco, quien, aún vacilante, se acercó lentamente. El niño miró a Regulus con una mezcla de admiración y duda, antes de lanzarse a sus brazos en un abrazo tentativo.

—¡Eres muy alto! —exclamó Draco, sorprendiendo a todos con su observación. La sinceridad de la declaración hizo que todos se rieran.

Regulus sonrió, su expresión de alivio y gratitud evidente. —Sí, Draco, he crecido un poco mientras estuve ausente. Pero ahora estoy aquí, y estoy muy contento de verte.

El desayuno se desarrolló en un ambiente de calidez y conversación. Regulus se unió a la mesa con cuidado, intentando comer algo ligero mientras interactuaba con los demás. La familia Malfoy, aunque todavía en shock por la reciente llegada de Regulus, estaba dispuesta a hacer todo lo posible para asegurar su comodidad y recuperación.

Severus observaba a Regulus con una mezcla de amor y preocupación. A pesar del alboroto de la noche anterior, ver a Regulus interactuar con Draco y la familia le daba una profunda sensación de satisfacción. Sin embargo, también sabía que la recuperación total de Regulus sería un proceso largo y desafiante.

Lucius, mientras tanto, se aseguró de que Regulus tuviera todo lo que necesitaba. Preparó una bebida caliente para él y se sentó a su lado mientras disfrutaban del desayuno en familia.

—¿Cómo te sientes, Regulus? —preguntó Lucius, intentando que la conversación se mantuviera ligera.

Regulus tomó un sorbo de su bebida y asintió con una sonrisa. —Me siento cansado, pero contento. No hay nada como estar en casa para las festividades.

Narcissa, observando a Regulus, decidió ofrecerle una pequeña sorpresa. —Regulus, encontré algo en el armario que pensé que te gustaría ver. —Con eso, se levantó y fue a buscar un pequeño paquete envuelto en papel brillante.

Cuando regresó, le entregó el paquete a Regulus. —Esto es para ti. Aunque no sé si te acuerdas de esto.

Regulus abrió el paquete con cuidado, revelando una pequeña caja de madera tallada. Dentro había un medallón que había sido un regalo de su familia para él antes de su coma. Regulus lo miró con asombro y emoción.

—No puedo creer que lo hayas encontrado —dijo Regulus, su voz cargada de emoción. —Este medallón significa mucho para mí.

Severus, observando la escena, sintió una oleada de gratitud hacia Narcissa. Sabía lo importante que era ese medallón para Regulus y apreciaba el gesto de su amiga.

La mañana avanzó con un ambiente de tranquilidad y celebración. Aunque la sorpresa de la llegada de Regulus había sido inesperada, la familia Malfoy se adaptó rápidamente a la nueva normalidad. La presencia de Regulus trajo una renovada alegría a la casa, y la Navidad se convirtió en un momento de reflexión y esperanza.

Mientras la familia disfrutaba de su desayuno y compartía historias y risas, Severus se permitió relajarse y disfrutar del momento. La noche había sido una prueba, pero la calidez y el amor de su familia le dieron un respiro necesario. A medida que el día avanzaba, la promesa de tiempos mejores y la fortaleza de los lazos familiares ofrecían una visión esperanzadora para el futuro.

Papi Sev! (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora