Papi Sev! (Pausada)

Capitulo 17

Habían pasado varios años desde aquel día en que Bellatrix Lestrange había escapado de su prisión en la torre de Malfoy Manor. La vida en la mansión había cambiado considerablemente, y la familia había aprendido a vivir con la sombra de la amenaza de Bellatrix siempre presente. Sin embargo, los días habían seguido su curso, y Draco Malfoy, ahora con once años, estaba a punto de comenzar su primer año en Hogwarts.

La mansión estaba tranquila en la mañana de mediados de agosto. Los rayos del sol se colaban por las ventanas, iluminando las paredes de mármol blanco y los muebles elegantes que decoraban el hogar. En el salón principal, Narcissa estaba sentada en un cómodo sillón, revisando algunos documentos mientras disfrutaba de una taza de té. Sus largos cabellos rubios caían en suaves ondas sobre sus hombros, y su expresión reflejaba una mezcla de serenidad y preocupación.

Lucius, vestido con su impecable túnica de color negro, caminaba de un lado a otro del salón, lanzando miradas ocasionales hacia la chimenea, como si esperara que en cualquier momento surgiera una llamada de la red flu. Sus movimientos eran precisos y calculados, como siempre, pero había en él una tensión que Narcissa no pasaba por alto.

—Lucius, querido, deberías relajarte un poco —dijo Narcissa, levantando la vista de sus papeles para observar a su esposo—. Draco está emocionado por su primer año en Hogwarts, y no querrás transmitirle tus preocupaciones.

Lucius se detuvo y la miró con una pequeña sonrisa, aunque sus ojos reflejaban la misma inquietud que su caminar nervioso. —Lo sé, Cissy, pero no puedo evitarlo. Con todo lo que ha pasado en estos años... la seguridad de Draco es lo más importante para mí.

Narcissa asintió, entendiendo perfectamente sus temores. Desde la fuga de Bellatrix, la seguridad de Draco había sido una prioridad constante para ambos. La experiencia de vivir bajo la amenaza de los mortífagos y de aquellos que aún seguían siendo fieles a Voldemort había cambiado su percepción de la vida, llevándolos a tomar precauciones extremas.

—Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para protegerlo —respondió Narcissa con suavidad—. Y ahora es momento de dejarlo crecer, de que viva sus propias experiencias. Hogwarts es un lugar seguro, Lucius, y sabemos que estará bien.

—Tienes razón —concedió Lucius, acercándose a ella para tomarle la mano—. Aun así, no puedo evitar sentir esta inquietud. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero el recuerdo de Bellatrix y lo que prometió aquel día sigue presente en mi mente.

Narcissa apretó su mano, brindándole el apoyo que él necesitaba. —Draco es fuerte y capaz. Le hemos enseñado bien, y confío en que sabrá cuidarse y mantenerse firme ante cualquier adversidad.

En ese momento, la puerta del salón se abrió, y un joven de cabellos rubios entró con paso seguro. Draco Malfoy había crecido considerablemente en los últimos años, y su porte orgulloso reflejaba la influencia de sus padres. Llevaba puesta una túnica de color esmeralda, el distintivo de la casa Slytherin que tanto deseaba seguir. Aunque aún no había sido seleccionado oficialmente, Draco tenía la firme convicción de que sería parte de la casa que había formado a su padre y al resto de su familia.

—Padre, madre —saludó Draco con una inclinación de cabeza—. He terminado de empacar todo lo que necesito para Hogwarts. ¿Hay algo más que deba llevar?

Lucius y Narcissa compartieron una mirada antes de que Lucius se dirigiera a su hijo con una sonrisa paternal. —Has hecho bien, Draco. Solo asegúrate de llevar contigo la carta de aceptación y tu varita. Todo lo demás puede ser gestionado desde el castillo.

Draco asintió, pero su expresión se tornó más seria cuando sus ojos se dirigieron hacia su madre. —Madre, me preocupa lo que sucederá cuando esté en Hogwarts. Sé que estaré lejos, y... —vaciló, sin saber cómo expresar sus temores.