Los gritos de la multitud que rodeaba a Perth eran como agudos pinchazos en los tímpanos de Chimon. Eso no era nada nuevo. El hecho de que los chillidos salían de las gargantas de niños de dos y tres años de edad, hacían que el sonido fuera más indulgente para Chimon.
Perth se sentó con las piernas cruzadas, en medio de la alfombra de la sala. Su pelo castaño estaba cubierto por un torcido sombrero de Santa Claus. Riendo sobre las cabezas de los niños sentados en su regazo, alcanzó el nuevo juguete que un niño levantó hacia él son sus regordetas manos.
<<¿Quién podría pensar que Perth era tan bueno con los niños?>>
Pero entonces, Chimon decidió que eso no era del todo cierto. Perth era bueno con todos, sin importar la edad o el sexo. Él estaba encantado con las pequeñas sobrinas de Chimon pero el verlo con una pandilla de niños era algo más.
-Ridículo, ¿no?
Chimon miró al hombre de pie junto a él. Keng Tanapon era delgado, con unos soñolientos ojos verdes y el pelo castaño ligeramente ondulado, con el mismo tono que su hermano mayor. La única diferencia era que el pelo de Kent no era tan largo. No era tan alto como su hermano pero el parecido familiar era evidente.
Keng pilló a Chimon mirando y sonrió.
-A él siempre le han gustado los niños pequeños.
Chimon sonrió, ocultando la angustia que tiraba de su corazón.
<<Debería haberlo sabido.>>
Había coincidido con Keng un par de veces en los años que llevaba con Perth pero sus visitas siempre habían sido breves. El temo de los niños nunca había surgido.
Chimon y Perth fueron a visitarlo a la casa de acogida en la que trabajaba. Perth le estaba haciendo un favor, lo que le permitió presentar al famoso hermano mayor que la gente difícilmente creía que tenía.
Sobra decir que los compañeros de trabajo de Keng estaban encantados con él.
-¡Oh, sí! Desde que era mucho más mayor que yo o Matt solía ayudar a mamá a cuidar de nosotros.
Ocho años y un padre diferente separaban a Perth de Keng, otros dos años de su hermano menor, Matt. Pero no sabrías quien era quien cuando estaban juntos. Su madre les había legado su pelo, sus ojos y una total confianza a cada uno de sus hijos.
-Él solía entrenar también a las Pequeñas Ligas. Eso era un motín.
-Estoy seguro.
Chimón forzó una risa de la que se hizo eco Keng, dispuesto a no dejar que el otro cupiera que sus palabras le hacían daño. Chimon no quería tampoco hacerles daño. No se suponía que iban a herirle.
Pero lo hicieron.
Perth amaba a los niños. Podría ser padre. El estar casado con Chimon hacía que no pudiera serlo. ¿Cuándo llegaría Perth a comprenderlo? ¿O simplemente no se lo había mencionado a Chimon por temor a que se disgustara?
Keng miró su reloj.
-¡Eh! Es mejor que vosotros dos salgáis ya o vais a perder el vuelo.
Chimon asintió con la cabeza. Siguió a Keng mientras el joven se metía dentro del mar de niños, hacia su hermano.
Perth levantó la vista, riéndose con un rostro radiante.
-¿Es hora de irse?
Keng cogió a una niña con un vestido de color rosa del regazo de Perth.
-Sí.
Perth sujetó su brazo alrededor del niño pequeño sentado en su pierna, sosteniéndolo mientras se ponía de pie. El resto de los niños protestaron, saltando alrededor de las piernas de Perth. Pasó unos minutos riéndose diciendo adiós a todos ellos.
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Tn kāneid
FanfictionLa semana antes de que Orot Sawan tocara en año nuevo, First se fractura la mano, lo que lo deja fuera de servicio para el concierto. Afortunadamente no es permanente pero deja a Khao y él tratando de abordar el "¿Qué pasaría si?" por no hablar de l...