La semana antes de que Orot Sawan tocara en año nuevo, First se fractura la mano, lo que lo deja fuera de servicio para el concierto. Afortunadamente no es permanente pero deja a Khao y él tratando de abordar el "¿Qué pasaría si?" por no hablar de l...
Chimon fue el primero en salir del ascensor. Desesperado, corrió por el pasillo, con la tarjeta de acceso ya en su mano.
Perth caminaba detrás de él haciendo caso omiso de las prisas de sus amigos que se apresuraban a sus propias puertas. Con los pulgares metidos en la cintura de sus ajustados pantalones, miró pensativo.
-Así que estaba pensando, ¿traje de colegiala o vestido de noche?
Chimon se quejó, entrando en la habitación. En el interior la luz provenía del suave fuego que quemaba en la chimenea y una sola lámpara encendida en el dormitorio.
-¡Detente!
-Oh, tal vez, ¿un vestido de cóctel?- Reflexionó Perth, manteniendo la puerta abierta para él- ¿Qué piensas tú? ¿Una fina banda tipo spaguetti señalando el camino hacia aquí?
Chimon tuvo que mirar y se enrojeció profundamente al ver la mano de Perth posada justo debajo de su entrepierna.
-Eso sería indecente.
-Oye yo no dije que estaría llevando eso en público.
-¿Podemos cambiar de tema?- gimió Chimon arrojándose a las almohadas que había sido colocadas cuidadosamente por ellos.
-Oh, vamos sawan¹. Te diré algo, me encantaría verte con un traje de colegiala. Una camisa blanca larga con muchos botones y falda a cuadros.- Chasqueó los labios con fuerza.- ¡Qué idea!
Horrorizado, Chimon se volvió a un lado.
-¡Tienes que estar bromeando!
La lengua salía de la sonrisa maliciosa de Perth mientras se ponía de rodillas en la cama. Poco a poco jugó con el borde de su suéter, revelando un poco de su marcado abdomen.
-Nop. Tenemos que conseguir toda clase de cosas pervertidas antes de estar descalzos y embarazados.
Chimon se cayó de espaldas, incapaz de detener la risa que brotaba de su pecho.
-¡Tú tienes un serio problema mental!
Perth lanzó su suéter detrás de él y se inclinó hacia Chimon.
-Y tú amas cada pedacito de mí.
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-Dilo.
Fluke se echó a reír, retorciéndose lejos de Judo cuando trató de alcanzarlo.
-¿Decir qué?- preguntó inocentemente, con las manos desabrochando su camisa azul.
El gruñido detrás de él hizo a sus bolas doler alegremente.
-Di que te casarás conmigo.
Fluke se giró, asegurándose de que el tejido de su camisa se abriera para revelar su pecho desnudo a su amante. La luz de la lámpara estaba a la espalda de Judo, lo que significaba que sería capaz de verlo perfectamente.
