Capítulo 19

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Perth envolvió los dedos de Chimon en su propia polla. 

-Sostén esto por mí por un segundo.

 Chimon arrastró sus ojos abiertos, mirando a Perth rodar hacia el suelo. Así como el pensamiento de protesta surgió de su placenteramente aturdido cerebro, vio lo que traía Perth en su mano izquierda y se evaporó. 

Perth estaba derramando el lubricante en su mano, incluso antes de arrodillarse en la cama. Lanzando la botella a un lado, untó el lubricante en su polla mientras volvía a su posición entre los muslos de Chimon. Cogió una de las piernas de Chimon y la apoyó sobre su hombro. 

Chimon cerró los ojos, sosteniendo su polla entre las manos. Había estado esperando ese primer momento de la penetración, la primera parte de Perth que se hundía en su cuerpo. 

Perth también lo sabía. Empujó y se detuvo, con solo la punta en su interior. Él estaba mirando, esperando que el cuerpo de Chimon se relajara alrededor de esa pequeña porción. 

Chimon tomó un aliento, y lo dejo escapar, sintiéndose caer en el colchón. 

Perth gimió, introduciéndose poco a poco, superficialmente al principio, luego más profundo, dejando que su anchura extendiera a Chimon, estimulándolo, hasta que toda su longitud fue tragada por el cuerpo de Chimon. 

Liberando la pierna de Chimon, Perth se apoyó sobre sus codos. Sus ojos brillaban por encima de una sonrisa caliente. 

-¿Sabes tu cuánto te amo? 

Chimon deslizó sus brazos por los hombros de Perth, igualando su sonrisa. 

-Muéstrame. 

Judo utilizó sus rodillas para empujar los muslos de Fluke a un lado

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Judo utilizó sus rodillas para empujar los muslos de Fluke a un lado. Bueno, está bien, Fluke lo ayudó un poco. 

-Estoy haciendo cumplir la penitencia.- le dijo, empujando las manos de Fluke de modo que él pudiera atraparlas por encima de su cabeza con una sola mano.- Todavía no has contestado a mi pregunta. 

Fluke tragó, tirando de sus rodillas hasta que la mano de Judo se dejó caer sobre su polla. Él gimió cuando Judo se deslizó fácilmente en su agujero preparado a conciencia. El consolador no era deliberadamente del grosor de su amante para que él siempre tuviera que extenderse un poco más cuando Judo estuviera dentro de él. 

Judo se detuvo cuando estuvo enterrado hasta la empuñadura. 

-Fluke- fue el gruñido de advertencia por encima de él. 

Fluke abrió los ojos que él no recordaba haber cerrado. 

-¿Qué? 

-¿Me vas a contestar? 

-¿Te vas a mover?

 -No hasta que me contestes. 

-Podríamos estar aquí mucho tiempo. 

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