CAPÍTULO 42

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POV WEDNESDAY

Subimos al avión, Yoko se fue al lado con un asiento vacío y nosotras dos justo del lado contrario. Después de aquella situación, el buen humor se había esfumnado. Había que ser idiota para no darse cuenta que ese abrazo y la sonrisa que me
dio Enid cuando le dije que me
casaría eran de lo más falso que
pudiera existir, además las extrañas
palabras de Yoko.

Sólo me confirmaron que en
definitiva algo estaba pasando
y nadie tenía la amabilidad de
decirme. Había algo enorme y
brillante en su mirar, que yo era
incapaz de descifrar y estaba
volviéndome loca poco a poco sin
saberlo. Tenía que quitarle ese
libro y tenía que hacerlo ahora
¡Pero siempre lo lleva con ella! Y
de perderlo de vista, era obvia la
respuesta.

Cuando nos sentamos, no me digirió la palabra, sólo tenía alguna que otra conversación con Yoko. No
pasó mucho tiempo cuando dieron
el anuncio de que despegaríamos.
Apagamos nuestros teléfonos y abrochamos los cinturones,
sentí como el avión se encendió.
Técnicamente era la primera
vez que viajaba en uno y estaba
bastante emocionada, aunque
tomó más velocidad haciendo que
mi cuerpo se pegara al asiento. Me
asusté un poco y por inercia tomé la
mano de Enid y cerré los ojos. Un
par de segundos después, abrí los
ojos y vi que ella miraba nuestras
manos. Tal vez le molestó, así que la
solté.

-¡Wow!- Dije para romper el hielo,
porque esto era lo más incómodo
del mundo. -Nunca había estado en
uno. Es... rápido jajaja. ¿Ustedes...
no se ponen nerviosas? Cuando
viajan.

-Te acostumbras. -Respondió a
secas. -¿Me disculpas? Debo ir al
baño. -Se desbrochó el cinturón y se
fue. Necesitaba saber que le pasaba, pero no tenía idea de que decirle.
Yo no soy ninguna bruja y si no lo
hablábamos, jamás lo resolveríamos ¿Qué habré hecho mal?

POV ENID

Este día había comenzado tan bien
y lleno de emociones, pero terminó
siendo una mierda.

¿Cómo era posible que se casara con él? De verdad esto le afectó hasta los sentidos? ¿En serio no siente lo mismo cuando está conmigo? Mi corazón se estaba quebrando en cientos de pedazos.

Cuando el avión despegó, ella
tomó mi mano y en vez de sentir
mariposas, lo único que sentía eran
agujas, las cuales me recordaban
que no podía volver a sentir lo
mismo cuando la tocara, cuando la
tuviera en frente de mí. Necesitaba
salir de aquí ahora. El avión se
niveló, salí corriendo hasta el baño
y terminé llorando, era un llanto
de pura desilusión. Estaba más
que deshecha, no podía mirarla
sin echarme a llorar y querer
lanzarme sobre ella, decirle todo,
absolutamente todo... sólo que no
podía hacerlo y menos ahora.

No sé cuánto tiempo se quedaría
en Chicago, pero necesitaba idear
algo... algo con significado para
decirle o ayudarle a recordar.
Entonces, le dejaría el libro y lo
demás, quedaría en sus manos y
yo, por más que quisiera, no podría
obligarla a nada.

Estuve dentro del baño por casi una
hora, cuando por fin me dispuse a
regresar. Mientras caminaba por
el pasillo, me dediqué a inventar
alguna excusa de lo más creíble para decir. Para mi suerte, Yoko y
Weds estaban en un sueño profundo, así que no tuve mucho problema. Me senté e hice lo mismo que ellas.

Aún tenía la imagen de ese anillo
en mi mente, y lo único que lograba
era que me hiciera recordar al mío,
que estaba en casa. Si le dijera y
le mostrara el que ella misma me
dio años atrás ¿Cambiaría algo?
Finalmente, el cansancio me venció
y terminé cerrando mis ojos.

Escuché una voz que me erizaba la
piel al decir mi nombre y desperté.

-Enid... Enid... Ens...

-¿Qué pasa?

-Llegamos. - Abrí los ojos y me topé
con los que podían alegrarme o
echarme a perder el día con tanta
facilidad que me asustaba.

-Bien... vamos.

-¿Pasa algo? -¡TODO! Pensaba...

-No, nada. Vamos.

-¿Dónde estuviste?

-Fui al baño y de regreso... me
quedé platicando con una azafata.
No me tarde demasiado, pero
cuando regresé estabas dormida.

-Oh... bueno.

Despertamos a Yoko no de la
manera más educada que puede
existir y salimos a buscar nuestro
equipaje y un taxi. A penas
estuvimos dentro, le envié un
mensaje a mi madre para que
fuera a mi casa y se llevara todas
las fotografías de Weds y mías. No
pasaron ni dos minutos cuando respondió que lo haría.

La noche estaba cayendo, el taxi
nos llevó hasta el departamento de
Yoko. Sacamos todas las cosas del
taxi y entramos. Como era tarde,
pedimos una pizza y hamburguesas
y nos sentamos a comer.

-¿Estás nerviosa, Weds?

-Como nunca antes.

-Descuida... se pondrá peor.

-Yoko...

-Es la verdad.

-Déjala... ya me acostumbré.

-¡Ya era hora! -Todas reímos.

-¿Cuándo podré verlos? Ya saben...
-Preguntó Weds.

-Tu famnilia tiene la costumbre de
reunirse los miércoles por la noche,
ojalá eso no haya cambiado.

-¿El miércoles? ¿¡Tan pronto!?

-Tú querías verlos cuanto antes ¿No, Weds? - Dijo Yoko.

-Si, pero... supongo que nunca
dejaré de estar nerviosa.

-Mientras más pronto mejor.
-Dije tomando otra porción de
hamburguesa.

-No sabemos cuánto tiempo te
quedas.

-En eso tienes razón. Se está
haciendo tarde...y... ¿Dónde
dormiré? -No mentiré, mi mente
se puso a imaginar con esa frase y
Yoko sólo rio.

-Es claro que aquí no. Irás a casa
de Enid. -Sentí como sus ojos se
clavaron en mí, mientras que yo
sólo pretendía estar concentrada
comiendo.

-Bueno. supongo que deberíamos
irnos ¿no?

-Claro que sí, sólo termino con esto
y pediremos un taxi.

Seguimos hablando otros 30
minutos, hasta que llegó el taxi por
nosotras y partimos rumbo a casa.
No tenía idea de cómo sería esto, si
sería increíble o terrible volver a
tenerla en casa. Tampoco le dirigí la
palabra en todo el camino. Sólo podía orar porque mi madre no haya olvidado absolutamente ninguna fotografía.

En menos de 10 minutos, estábamos caminando hacia la puerta y mi cuerpo había comenzado a temblar. Llegamos a la entrada, me recargué en la pared y Weds me miraba extraño.

-¿No... vas a abrir? -Cierto. Yo tenía
las llaves. Por lo general, siempre
abría ella.

-¿Qué? ¡Oh! Lo siento. Es la
costumbre. -Busqué las llaves en mi
bolso, metí la llave por la cerradura
y mientras la giraba, no podía dejar
de pensar en la mínima posibilidad
de que, al cruzar la puerta, que
viera todo y recordara algo. -Por
favor, quiero entrar y que sea
como si ella nunca se hubiera ido.
-Pensaba una y otra vez.

Giré la manija, la hice pasar y justo
me centré en su rostro para ver su
reacción al encender la luz, pude
notar como recorría con la mirada
todo. Sólo miraba alrededor y por
un momento, pude ver en sus ojos
que ella lo sabía, que reconocía
todo esto.

-¿Está todo bien, Wedny?

A PRUEBA: A LA SOMBRA DE LAS TORRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora