CAPÍTULO 34

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POV WEDNESDAY

Un chico caminaba en la calle
paralela en la que yo iba. Se veia
decaído. Iba con una chaqueta
con capucha y esta le cubría la
cabeza, parte del rostro y sus manos estaban en sus bolsillos.

Una pose típica de adolescente, que
desesperadamente busca algún
rumbo al cual ir en su vida.

Era como si me siguiera, como si
estuviéramos conectados o algo.
Iba exactamente hacia donde yo
iba, doblaba en las mismas calles,
pero siempre en la calle paralela.
No sabía en qué momento había
atraído mi atención, pero entonces
paró en unos edificios justo en la 42. Me paré justo para ver lo que aquel chico haría, me sentía muy curiosa al respecto y no sé exactamente porqué. Tocó uno de los timbres y no tomó menos de dos minutos, cuando salió una señora por la puerta principal, se quedó mirando al chico y un instante después, comenzó a golpear al chico no tan fuerte, en la cara y él no hacía nada, sólo se quedó parado, como si no sintiera nada y después de unos cuantos golpes, la mujer lo abrazó y el chico se lanzó a llorar.

Era su madre, de eso no había
duda. Quizá, el chico huyó hace
un par de días y hasta ahora
regresó, quizá discutieron y él
salió de su casa a concentrar su
ira en algo más. Muchas teorías
podrían brotar de aquella escena.
Entonces el chico correspondió
el abrazo. Había mucho ruido
gracias a las transitadas calles,
pero perfectamente pude leer los
labios del chico. "Te amo" fue lo
que dijo y yo caí en una profunda
nostalgia. Sé que seguramente lo he
sentido alguna vez, pero no lo podía
recordar, ni siquiera la sensación
que te daba abrazar a la persona, tal vez más importante de tu vida, su aroma, su voz, si quiera saber si aún existía. Había pasado mucho tiempo desde aquel día que desperté en blanco y este sentimiento me acompañaba todos los días.

-Nunca desprecies a tu madre. -Dije
para mí misma, esperando que algo
iluminara la mente de aquel chico
y que le llegara mi mensaje. Nadie
mejor que yo lo comprendía. Al
menos, nadie en esta calle. Solté
una triste sonrisa.

-Lo que daría por sentir que mi
madre me regañara. - Pensé y
continué con mi camino. Iba rumbo
al trabajo. Después de todo esto, no
podía llegar así. Necesitaba algo que
me levantara un poco el ánimo.

-¿Por qué no un café, Wednesday? -Pensé y caminé hasta mi cafetería favorita para pedir mis favoritos y reanimar mi mente.

Entré como cualquier otro día.
Miré a la misma simpática señora
de siempre y pedí lo mismno que
usualmente pedía. Todo iba perfectamente normal hasta mi
salida... cuando sentí que alguien
me tomó por el brazo.

Volví la mirada y... era ella. "Ella"
porque no sabía su nombre. "Ella"
porque no tenía ni la más mínima
idea de quién era, pero estába segura que significaba algo para mí, segura de que era alguien de importancia. Pude sentirlo en el instante en el que me miró. Sé que no tenía ida de quién era, pero, en definitiva, la conocía. La había visto más de una vez y al tenerla frente a mí, supe que ella de alguna manera,
había cambiado mi vida. Y si yo
nunca pudiera ser la de antes...
estoy segura de que la cambiaría
de nuevo. Ella al verme, se echó a
llorar y yo no tuve la menor idea de
que hacer. Sólo pasaba una cosa por mi mente en ese momento. Destino.

¿Qué hubiera pasado si todo hubiera ocurrido diferente? ¿Y
si yo me hubiera levantado tarde
hoy? ¿Si hubiera tenido antojo
de otra cosa? ¿Y si no me hubiera
detenido a mirar al chico de aquella
calle? Y si tan sólo una cosa... una
de tantas que hice esta mañana
hubiera sido diferente? Tal vez yo
no estaría aquí frente a ella. Tal
vez nunca me hubiera visto. Tal
vez hubiéramos pasado de largo y
nunca nos hubiéramos encontrado.
Yo no sabría mi nombre aún. Y es
cuando aprendes a armar las piezas
de tu día. Te das cuenta de que nada
pasa por casualidad. Algo o alguien
se atravesó en el camino de un
chico perdido, sólo para que alguien más me encontrara a mi, que, por razones de la vida, de esas cosas a las que estamos sentenciados a nunca comprender el por qué suceden.

A PRUEBA: A LA SOMBRA DE LAS TORRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora