CAPÍTULO 32

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POV ENID

Me quedé completamente inmóvil
y con el corazón a mil por hora,
al verla salir de la cafetería. ¿Qué
estaba pasando? ¿Cómo aparecía así de la nada? ¿En realidad sería ella?

-Linda ¿Estás bien? -Una voz me
sacó de mis pensamientos.

-¿Qué? ¿Perdón?

-Que si estás bien. Estás muy pálida,
querida. ¿Pasó algo? -Yo estaba
atónita. Completamente indefensa
y me era imposible formular una
oración, pero como pude lo logré.

-Y-yo... lo siento, señora. Debo salir
un momento. -Tomé mi bolso y el
libro a la velocidad de la luz y salí
disparada hacia la salida. Un par
de lágrimas habían comenzado
a caer anticipadamente. Para mi
sorpresa, esta avenida no estaba
muy transitada por peatones, así
que nunca la perdí de vista. Corrí
y corrí hasta que por fin la alcancé
y me detuve detrás de ella. ¿Qué
iba a decir? ¿Qué se supone que
pasaría ahora? Tenía demasiado
sentimientos y todos se enfocaban hacia una sola persona. Me tragué cualquier miedo e inseguridad que estuviese sintiendo. Cuidadosamente toqué su hombro y la tomé por el brazo, ella se volteó a mirarme. Después de mucho tiempo, después de tres años de quién sabe cómo haberme levantado día a día, de haber extrañado hasta el más mínimo defecto de ella, de haberla extrañado como a nadie, sus ojos
volvieron a mirarme. Una parte de
mí seguía en la nube, pensando que
todo era un sueño, pero no, claro
que no, esto era real. Ella estaba
aquí, más hermosa que nunca y
estaba parada frente a mí. Con
un poco de espuma en los labios,
con los ojos finamente delineados,
con su suave maquillaje, con su
cabello negro suelto, igual de largo
que siempre. Era ella, estaba aquí,
estaba viva. Llevé ambas manos a
mis labios para contener un grito... no estoy segura de qué, pero mi
cuerpo pedía gritar, y por accidente, dejé caer el libro que ella misma había escrito. Mi cuerpo estaba a punto de explotar en emociones. Ella sólo me miraba como si no me conociera, como si no fuera ella. Sin embargo, tenía una expresión de "te recuerdo" en el rostro.

-Dios mío... Wednesday.

POV WEDNESDAY

Había estado tan sólo un poco más
de la mitad del primer turno en mi
trabajo. Maya me cubría el resto
del día, ya que Tyler y yo iríamos a
Brooklyn a visitar a sus hermanos
y algunos más de la familia. Me
levanté con buen ánimo el día de
hoy y no entendía por qué, pero
sé que debía disfrutar todo lo que
durara.

Pensé en salir de trabajar e ir a
empacar para esta tarde, pero
tuve un enorme pero extraño
por la hora, antojo de un café y
un panqueque de mi cafetería
favorita de toda la ciudad. Caminé
hasta el lugar y pedí lo usual,
latte de vainilla, mi favorito
desde siempre... supongo. Apenas
dos minutos después de que salí
con mis cosas, en dirección al
departamento, algo me detuvo.
Hubiera seguido caminando, de no
ser porque alguien me tomó del
brazo. Volteé esperando que fuera
quien sea. Cualquier otra persona,
quien fuera, excepto la que tenía
frente a mis ojos. Era ella. La
chica con la que siempre soñaba,
que siempre veía en mi mente.
Estaba parada delante de mí, con
lágrimas en sus ojos y una clara
desesperación en su rostro. Yo... no
supe que hacero qué decir... hasta
que ella dejó caer un libro que estaba en sus manos.

-Wednesday... -Sí, era claro que nos
conocíamos. Me agaché a recoger
aquel libro y lo miré por un
momento. "Vidas Paralelas" era su
título, entonces mi atención se fijó
en el autor del libro. Wednesday Addams.

-Wednesday por dios... ¡ERES TÚ! ¿Qué pasó? ¿Por qué nunca volviste? -

La otra chica estaba rota en llanto y
no sabía que decir. ¿Volver? ¿A qué
se refiere con volver? Podía sentir
que ella me gritaba en medio de la
calle, pero mi mente se encontraba
en otro lugar. Y en fracción de
segundos, mi curiosidad ganó. Abrí
el libro y me encontré con lo más
surreal hasta ahora. Justo arriba
de la biografía del autor, estaba
una foto mía. Entonces mi mente
se llenó de flashbacks, tan inúiles
como las anteriores, pero esta vez, llegaron como bombas.

-Oh dios mío...

-¡WEDNESDAY! ¿ME ESTÁS ESCUCHANDO?

-¿Cómo te llamas?

-Vete a la mierda.- Ella me arrebató el libro de las manos y dio media vuelta para irse, pero no la dejé. No iba a dejar que se fuese, no ahora que la tenía frente a mí.

-¿Qué? ¡NO! ¡ESPERA!

-¿A qué? ¿A que termines con tus
juegos?

-No, no son juegos. No estoy
jugando, por favor... te lo suplico...
No te vayas, no me dejes aquí,
no me dejes en blanco de nuevo.
Necesito que me digas tu nombre.

-Mi nombre lo sabes.

-Sí, sé que lo sé. Sé que tú y yo nos
conocemos p-porque... porque te
he visto.... antes te he visto, en mis
sueños, que sólo son recuerdos.

-Wednesday... ¿Pero qué...?

-No, escúchame. Sé que te conozco,
lo sé porque lo siento aquí. - Apunté
a mi corazón. -Pero tienes que
entender que y- yo... no recuerdo
nada... nada que sea antes del
2002. Te lo pido de rodillas, no
me dejes ahora. Te juro que es
verdad, no jugaría con esto jamás
y yo... ¡Mierda! tengo un dibujo
de ti... ¡Lo hice yo, está en uno
de mis cuadernos! Te he visto, sé
que te conozco y no tienes idea
de lo frustrante que es saberlo,
pero no saber quién eres... no
saber ni siquiera tu nombre.- La
desesperación se apoderó de mí y
por un momento me sentí como
aquel día en que desperté en el
hospital... con un mundo frente a
mí y sin saber nada al respecto.

-N-no... tú no recuerdas nada... ni
siquiera a mí.

-Nada. Sólo que hubo un
atentado hace un par de años,
donde yo estuve presente y... fue
catastrófico... estuve en el hospital
en estado de coma 6 o 7 meses... no
lo sé. Lo último que recuerdo de
mi vida es despertar rodeada de
paredes blancas y nada más... pero
tú... ¿Qué sabes de mí?

-Ese día... fue el peor de mi vida,
simplemente el peor.

-Dime... ¿Qué sabes de mí?- Ella
estaba completamente perdida.
Estaba tan o incluso quizá, más shockeada que yo. Miro hacia la
nada por un momento, después
sus ojos se volvieron a cruzar con
los míos y tristeza fue lo único que
pude percibir de ellos.

-Todo. Todo, Wednesday...

-Te lo suplico... Tú me conoces, tú
sabes quién soy, incluso mejor de lo
que yo misma. Ayúdame, ayúdame
a reconocerme... No tienes idea de
cuánto tiempo esperé esto, el día
que alguien me reconociera por las
calles, que yo viera pasar por mi
lado a alguien que se me hiciera
familiar... alguien que pudiera
decirme algo sobre mí misma. No
tienes idea de cuanto he sufrido
sabiendo que yo tenía una vida y de
un día para otro se esfumó, tener
que iniciar desde cero.

-Dios mío Wednesday... tus padres...

-Dime de una vez... ¿Quién eres tú?

-¿Dónde estás viviendo?

-¿Quieres por favor contestar al
menos UNA de mis preguntas?

-Responderé lo que quieras... pero
no aquí. ¿Dónde estás viviendo?

-En la 57.

-Pidamos un taxi, vamos allá y
responderé las preguntas que
tengas. ¿Está bien?

-Oh por dios ¡Claro que sí! -No
tardó ni 30 segundos en pasar un
taxi desocupado. Subimos y le
indiqué la dirección al conductor.

-¿Ya vas a decirme tu nombre?

-¿Tienes idea de lo difícil que es
para mí decirte algo como esto?
¿Tratarte como una extraña?
Después de que... bueno, de que tú y
yo nos conocemos.

-¿Tienes idea de lo molesto que es
que contestes mis preguntas con
otra pregunta? Lo siento, no deseo
nada más que recordarte. Para mí,
tú sí eres una desconocida. -La
chica junto a mí sonrió y volvió su
mirada hacia la ventana. -¿Qué es
tan gracioso?

-Tú... Que eres tú, que no recuerdas
nada, a nadie, ni siquiera a ti, pero
eres la misma. Mismo carácter y
temperamento, solías quejarte de
eso siempre.

-Siento que solía hacer muchas
otras cosas.

-Sinclair...

-¿Perdón?

-Mi nombre. Me llamo Enid Sinclair.

A PRUEBA: A LA SOMBRA DE LAS TORRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora