CAPÍTULO 50

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POV ENID

Tal vez, durante los últimos años
de mi vida, había llorado tanto que
ahora no salía una sola lágrima.
La desesperación se apoderaba de
mi, pero era incapaz de llorar. Mis
manos temblaban, sosteniendo
el volante del auto y mis pies se
confundían de pedal. Ella tenía todo
el derecho de irse, de regresar a donde está acostumbrada a vivir...
pero no de irse sin avisar, sin
despedirse...

Después de todo, esta vez, yo no
iría con ella. Para colmo de todo,
parecía que todo el mundo había
decidido salir hoy de la ciudad. La
salida directa al aeropuerto estaba
repleta y cada minuto que pasaba,
parecía una eternidad. Estaba
a punto de tomar la desviación,
cuando mi celular sonó, sólo que no
era la persona que me importaba en este momento, era Divina.

-Que buen momento eliges para
hablar. -Dije mientras regresaba
el celular a mi bolso. No iba a
responderle, era el peor momento
para ello, así que sólo la ignoré.

Entonces fui atacada por mi
conciencia. Era obvio ¿No? No era
un buen momento para responderle a Divina, pero ahora sabía que realmente, nunca había sido un buen momento para hacerlo. No podía estar con ella, no la quería de esa manera, no estaba enamorada de ella, no podía simplemente dejarla en mi vida tratando de sacar a otra persona, la única de hacerme salir corriendo a buscarla al aeropuerto... dos veces.

Se lo diría, le diría lo mucho que
la amo, lo feliz que me sentí el día
que la volví a ver, incluso algunas
cosas sobre el pasado, nuestro
pasado. ¿Qué podía perder ahora?
La mitad de la Weds que yo conocia
ya no estaba dentro de ella. Tenía
un 50/50 de oportunidad que no iba
a desperdiciar, lástima que tuvo que pasar esto para darme cuenta. Mi mente, corazón y alma finalmente estaban de acuerdo en algo después de años, al menos por ahora y dentro de algún tiempo indefinido, yo no podía ser realmente feliz con alguien que no fuera ella. Tomé mi celular y la llamé más de 20 veces, todas me enviaron al buzón.

-Mierda, Wednesday. ¡Contesta por favor!

Tardé un poco, pero finalmente
llegué al aeropuerto. Estacioné el
auto y salí corriendo. Entré al lugar
y mi mente se apagó. No sabía que
hacer primero, en donde buscarla.
Su nombre se repetía en mi cabeza
una y otra vez, vi la recepción
principal y corrí.

-Buen día, disculpe ¿Cuál es el
siguiente vuelo a Nueva York?

-Buen día. Pues hay dos, pero lo
siento, están todos repletos.

-NO QUIERO VIAJAR SÓLO QUIERO
QUE ME DIGA A QUE HORA SALEN
Y POR CÚAL TERMINAL

-Le voy a pedir que se calme.

-CREAME QUE NO PUEDO
CALMARME, POR FAVOR, NECESITO LA INFORMACIÓN DE ESOS VUELOS, NECESITO ENCONTRAR A ALGUIEN.

-¿Quiere que anunciemos a alguien
por el micrófono?

-Aunque la llame, no vendrá.
Dígame por favor. -La mujer miró
su pantalla por unos segundos.

-Terminales 6 y 9. El 6 sale en 10
minutos... el 9 en 25.

-Se lo agradezco muchísimo.
-Salí corriendo hacia la terminal,
mirando a cada lado, en caso de que la viera o a sus padres.

Jamás en toda mi vida, había corrido de esta manera, excepto,
tal vez, el día que la vi en aquella
cafetería. Mientras corría, seguía
llamándola, pero seguía sin
contestar.

-Weds, por favor. -Pensaba, pero me
distraje por un momento y choqué
con un par de chicos, terminamos
en el piso. -¡Auch! ¡Lo siento! -Me
levanté y continué mi camino.

A PRUEBA: A LA SOMBRA DE LAS TORRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora