CAP 17

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Fabiola: si, nos vemos en el café cerca a tu casa?- escuche a Fabiola decirle a alguien por teléfono mientras se terminaba de organizar- okey, en una hora estaré allá.

Silvia: a donde vas?- pregunte mientras le sonreía para que me contará todo.

Fabiola: ire a ver a Lucero, vino a dar un concierto al auditorio y iré a verla antes de su show.

Silvia: desde cuando eres amiga de Lucero- de repente me surgió la duda, Fabiola la conocía pero no comprendo en qué momento se volvió su amiga como para verla cuando viene a México.

Fabiola: hemos tenido buenas charlas, llevamos tiempo hablando, así que tuvimos conexión.

Silvia: no hay nada más?- pregunte un poco incrédula.

Fabiola: que tendría que haber?, no puedo ser solo su amiga?

Silvia: esta bien, que se diviertan.

Salí de la habitación de Fabiola y me recosté en el sofá, empecé a revisar mis redes sociales y efectivamente Lucero acaba de aterrizar de nuevo el México, me fui a mo habitación a dormir un rato, pues en la noche tenia grabaciones así que debía de estar descansada, cuando llego la hora me fui directo al set de grabación, por horas estuve concentrada en todo lo que me decían, hasta que escuché hablar de ella, de nuevo era ella atormentando mis pensamientos, no quiera saber nada de su vida para que no me afectase pero por lo visto todo el mundo me quiere hablar de lo que tentó trato de evitar.

Paulina: te enteraste que aterrizo por aquí estos lados tu ex?

Silvia: de que hablas?

Paulina: Lucero regreso a México a dar un concierto.

Silvia: No es mi ex.

Paulina: Okey, pero pensé que estarías feliz por la noticia.

Silvia: no tengo porque alegrame, bien por ella que regreso, vamos mejor a comer algo.

Salimos del camerino de Paulina a buscar algo de comer, no quería hablar de Lucero, yo estaba comenzando una nueva vida no necesitaba que llegara a desordenarmela, me sentía bien así como estaba, la mañana llego y con ella mi cansancio físico y mental que aumentaba al pasar los minutos atrapada en el tráfico de camino a casa, lo que no me esperaba era ver a Fabiola llegar en compañía de la persona que menos quería ver.

Fabiola: yo puedo caminar sola Lucero- decía mientras se tambaleaba al estar recostada en Lucero- desde el mi auto veía esa escena delante de mi

Lucero: esta bien, solo deja te ayudo a subir- era ella, era Lucero, después de tanto años, no la había vuelto a ver en persona, había olvidado tal vez lo hermosa que era, o lo que producía en mi con solo verla, era imposible dejarla de mirar, no podía perder de vista a la mujer que amo, a la única que no dejaré de amar nunca, quería dejar de verla, pero me era imposible todo para mi paso a segundo plano.

Fabiola: vas a perder el vuelo, ve yo puedo subir- decía mientras se sostenía de las paredes.

Lucero: esta bien, te abro y me voy- vi como esta tomó las llaves de mi casa, abrió y luego espero a que Fabiola entrará para subirse a su camioneta y dejarme como tonta viendo como esta se alejaba cada vez más, perdiendo de vista al amor de mi vida, dandome de cuenta que de nuevo volvía dejarla ir.

Minutos después salí de mi auto y entré a la casa, subí a ver que Fabiola estuviera bien, efectivamente estaba tumbada en su cama, que hacían esas dos a estas horas consumiendo licor, donde habían estado toda la noche, porque Fabiola bebió tanto, Lucero no se veía muy bien tampoco, no comprendo nada de lo que sucede con esas dos y ya se me esta haciendo demasiado raro, muchas coincidencias, Fabiola no bebe de esa manera cuando, se le ofrece alcohol pocas veces lo recibe, tendré que sentarme a hablar con Fabiola, cuando llegue a mi habitación estaban Indira y Lucia dormidas, así que suavemente me metí en la cama para no despertarlas, sentí como sus brazos me envolvían de a poco y fui cayendo en un sueño profundo del que me sacaron muchas horas después.

Indira: Sil, es hora de que te levantes

Silvia: no, no quiero, estoy cansada aún.

Indira: es hora de ir por Lucia, recuerda que tengo que ir al hospital.

Silvia: ya voy- dije y sentí como esta se acercaba a mi y me daba un beso.

Indira: nos vemos en la noche, antes de que te vayas- dijo ayudándome a levantar.

Silvia: gracias por cuidar de Lucia- dije como último antes de meterme al baño para poder ir a recoger a mi hija, pasados los minutos ya estaba lista para salir, pero primero tenia que saber como estaba Fabiola.

Fabiola: solo tengo dolor de cabeza- decía mientras se hundía mas en sus cobijas.

Silvia: estas aprovechando muy bien tus pequeñas vacaciones- dije mientras terminaba de salir de la habitación- hablaremos luego del porque llegaste a la madrugada y en compañía de ella- dije cerrando la puerta al fin, volver a recordar a Lucero era como clavarme yo sola un puñal por la espalda, dolía de la peor manera.

Cuando estaba llegando por Lucia su profesora nos comento que vendrían las fechas en las que la niña se debía de presentar, para la competencia de canto del colegio.

Lucia: mami, tengo que hacer la presentación pronto, me ayudaras a ensayar?

Silvia: claro que si mi amor, ya decidiste que quieres cantar?- pregunte mientras manejaba rumbo a casa

Lucia: Indira dice que puedo cantar flamenco, pero no me gusta- dijo mientras esperaba atenta a mi respuesta.

Silvia: que es lo que tu quieres cantar entonces?- pregunte mientras estábamos entrando al conjunto

Lucia: la canción de Lucero, la que te gusta a ti, quiero cantarla para ti- porque será que lo presentía.

Silvia: mi amor, si a ti te gusta que sea esa entonces, podemos mirar que días tengo descanso entre grabaciones y nos ponemos a ensayar va?

Lucia: si mami, iré ensayando yo también

Al final del día terminamos en su cuarto cantando a toda voz la canción que Lucero no dijo pero me dedico, la tarde me sorprendió derramando algunas lagrimas al cantar las estrofas mas fuertes, las cuales reflejaban la cobardía que tuve al no enfrentar el amor que me dio, cada que escucho esa canción por mi cabeza pasan cada una de las cosas vividas a su lado, cada uno de los momentos que me llevaron a amarla como la amo ahora, cada uno de los recuerdos y momentos creados con ella y sus hijos, incluso con su madre, la cual nos apoyo siempre en todo, sin juzgarnos, teníamos todo el total apoyo de su familia para ser feliz, pero fui débil, muy débil y por eso destine a mi hija a vivir una vida doble donde podíamos vernos de vez en cuando, por miedo a que algo malo le pudiese suceder, cada una de mis decisiones nos orillaron a las tres a pasar por cosas que no hubieran sido así si no hubiera puesto la felicidad de mi familia por encima de la mía.

QUE SEA VERDADERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora