| Crueldad 32 |

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Tras el objetivo

Ryker 

El rugido constante de las máquinas me envuelve cuando entro en el almacén donde nuestras armas toman forma.

Es un lugar oscuro y sombrío, pero rebosante de actividad. Técnicos hábiles se mueven con precisión entre mesas repletas de piezas metálicas brillantes, ensamblando con cuidado cada componente de nuestras obras maestras letales.

Las luces parpadean sobre los rostros serios y concentrados de los trabajadores, cuyas manos ágiles y ojos meticulosos dan vida a cada arma que saldrá de aquí.

Algunos están ensamblando rifles de francotirador con la paciencia de cirujanos, mientras que otros mezclan explosivos con la precisión de alquimistas modernos en las salas adyacentes.

Me acerco a una mesa donde mi técnico más veterano ajusta con destreza una mira telescópica, su rostro iluminado por el suave brillo de las herramientas eléctricas.

— ¿Cómo va todo? —  pregunto con una mezcla de curiosidad y exigencia, consciente de que la perfección es nuestra única opción.

Levanta la mirada brevemente, su expresión seria y respetuosa.

— Todo en orden, jefe. Las miras estarán listas para la inspección antes del envío de mañana — responde con voz tranquila pero firme.

Asiento satisfecho, sabiendo que detrás de cada detalle hay años de experiencia y muy buena calidad.

Continúo mi recorrido, pasando por las estaciones donde se prueban los mecanismos de seguridad de nuestras pistolas automáticas y se calibran los sistemas de disparo de nuestras ametralladoras.

Las materias primas, cuidadosamente seleccionadas y almacenadas en depósitos secretos, esperan su turno para convertirse en herramientas de poder y dominio en manos de nuestros clientes selectos. Camiones blindados, listos para transportar nuestra mercancía al mercado negro o a clientes internacionales, esperan pacientemente fuera, custodiados por nuestros hombres más confiables.

Monika, se acerca a paso lento hacia mí, clavándome la mirada y moviendo su cabello largo.

Meto mis manos en los bolsillos y suelto el aire lentamente.
Hoy no tengo ganas ni tiempo para ella, ni para sus tonterías de seducción.

— Señor... — me llama y sonríe como para querer convencerme de algo.

No la dejaré continuar porque de verdad que no quiero nada con ella hoy.
Ella sabe mis códigos y sabe cuando no estoy de humor.

— Avísales a los clientes que las piezas están listas y que mañana las recibirán según lo acordado. — sigo de largo y camina detrás de mi.

Demora en responder.

— De acuerdo... — suspira y me alcanza, ahora estando junto a mí.

La ignoro totalmente, si al segundo resoplido de fastidio sigue aquí, tomaré otras medidas.

— ¿Acaso te aburrí? — increpa — ¿Encontraste a otra perra que te entretenga?

La única perra eres tú, obsesiva.

— Sabes muy bien cuando me sirves y cuando no, Monika. Hoy no es el día. — respondo cortante.

Me mira ofendida. Por favor, como si no lo supiera.

— No estarás por unos días y te extrañaré... — casi hace un puchero — y sé que te haré falta...— me toma delicadamente del brazo, hablando provocante.

Cruel Ambición (Infierno 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora