| Crueldad 4 |

381 39 2
                                    

Isabelle

Fiesta clandestina

Escogí un vestido rojo corto y pegado al cuerpo, destacando mis curvas de forma imponente.

Unos tacones y alhajas doradas complementan mi atuendo, junto con un saco de piel de oso blanco, añadiendo un toque de elegancia salvaje.

Retoco mi maquillaje y me observo frente al espejo, recordándome a mí misma quién está al mando esta noche.

"Puedes hacer lo que quieras esta noche", me digo, afirmándome en mi poder.

Tomando mi cartera, salgo de mi habitación sin titubear.

Me detengo frente a la oficina de mi padre, a punto de abrir la puerta, pero decido no hacerlo. Soy una mujer adulta, y no necesito rendir cuentas a nadie sobre mis acciones.

Me dirijo hacia la puerta principal con determinación.

Aunque me satisface no haberme cruzado con Antonio o Matheo en toda la casa, mi satisfacción se desvanece al ver a Stefano en el jardín, fumando y contemplando el cielo estrellado.

Maldigo para mis adentros ante su presencia.

- ¿A dónde vas así vestida? - me interpela, escrutándome de arriba a abajo y aplastando su cigarrillo bajo su pie.

Aquí vamos...

- Voy al restaurante con Clara - respondo, desafiante.

Levanta las cejas, mostrando su escepticismo.

- ¿No me crees? - Suspiro, sacando mi celular.

- Aún no - se acerca - Sabes lo arriesgado que es andar sola por ahí...

Le interrumpo levantando una mano.

- Lo sé, Stef, lo sé. Mira si no me crees - respondo, molesta, mostrándole el chat con Clara.

Obviamente le pedí que me enviara un mensaje confirmando nuestro encuentro en el restaurante, por si acaso.

Me mira con seriedad y luego asiente lentamente.

- De acuerdo - dice casi en un susurro - Mándale un beso de mi parte - añade con una sonrisa socarrona.

Le dirijo una mirada de desdén.

- Estoy segura de que lo último que Clara quiere es un saludo tuyo - me alejo y oigo su risa.

Ellos tuvieron una relación tóxica hace años, pero mi amiga nunca quiso saber nada más de Stefano.

Siento su mirada clavada en mi espalda.

- Ah, y otra cosa - me doy la vuelta - Ni se te ocurra seguirme o mandar hombres a vigilarme como la última vez - lo amenazo con el dedo índice.

Levanta las manos en señal de rendición.

- ¡Oh! ¿Y qué harás si no lo hago? - baja las manos.

"Le pondré una bomba a esta casa y me iré lejos". Solo pensamientos que nunca se materializarán.

- Sabes muy bien de lo que soy capaz - abro el garaje con el control remoto.

Él suelta una carcajada profunda.

- Me divierte sacarte ese lado oscuro.

Menudo idiota.

- No te divertirá cuando saque ese lado "oscuro" de verdad - me subo al Maserati MC20.

Arranco el motor y me alejo de la mansión, rodeando la fuente iluminada para salir.

La enorme reja se abre para mí y me adentro en la noche.

Cruel Ambición (Infierno 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora