Cruel Ambición (Infierno 1)

| Crueldad 20 |

Isabelle

Reencuentro

Siento el calor de la vergüenza chocar con el frío acero de mi determinación, una tormenta interna que amenaza con desatarse en cualquier momento. Quiero hablar, desesperadamente, pero mis palabras se quedan atrapadas en mi garganta, incapaces de romper el denso silencio que nos rodea.

Su mirada, afilada como un cuchillo, corta a través de mi fachada de indiferencia, exponiendo mis pensamientos más íntimos ante su inspección implacable.

- Hasta que nos volvimos a encontrar, ¿eh? - comienza, con una sonrisa que promete peligro y seducción en partes iguales.

Expulso todo el aire de golpe y niego con la cabeza.
Aún no puedo entender...

- ¿Qué se supone que es esto? -  pregunto, luchando por mantener mi compostura mientras él se acerca con una calma que me hiela hasta los huesos.

- No vamos a hablar aquí, sé que tienes preguntas -  dice, tomando mi brazo con una suavidad que apenas disimula su verdadera fuerza.

Me safo de su agarre y me mira levantando las cejas.

- Tú no me llevarás a ningún lado. Hablaremos aquí - declaro firmemente.

Su respuesta es un suspiro exasperado, acompañado de una mirada burlona que enciende una llama de furia en mi interior.

- Entonces siéntate y deja de hacer un show que aquí no es un circo. - su tono arrogante me enoja aún mas y me dan ganas de pegarle.

Desfigurar su rostro de belleza sobrenatural le vendría bien. Su encanto inhumano es tan peligroso como él mismo, y cada cicatriz sería un golpe a su egolatría, una venganza merecida.

Me siento con inconformidad, manteniendo mi mirada fija en  sus ojos celestiales e infernales al mismo tiempo, mientras  luchamos en un duelo de voluntades que amenaza con consumirnos a ambos.
Tengo muchas preguntas y una de ellas es la que más me atormenta.

- ¿Desde cuándo sabes que soy Isabelle Guidacci? - suelto.

Enciende su cigarrillo y llego a admirar los tatuajes de su muñeca. Cartas de póker, rosas...
Se toma el tiempo de responder y el humo que expulsa, llega a mi rostro.

"Hijo de..."

- Desde el día que viniste hacia mi mesa y me besaste apasionadamente, ahí te presentaste - confiesa con total calma pero sé que miente.

Río, amarga y sarcástica, desafiándolo con cada fibra de mi ser.

- No te aproveches de que me haya olvidado de algunas cosas. - ladeo la cabeza - Yo nunca me presento por mi nombre real, por mas ebria que esté.

Finge sorprenderse pero eso termina en una carcajada profunda.

- Bien, bien...me descubriste.

Frunzo el ceño. No me gusta confundirme y es justo eso lo que está pasando.
Justo cuando iba a irme de su casa me llamó por mi nombre real, hasta ahí no me acordaba de casi nada y no podía siquiera pensar.

- Unos días antes había hablado con Marco acerca de nuestras aliannzas y te nombró como su consigliere

- Si, pero ¿cómo sabías que era yo? ¿Que acaso viste una fotografía mía?

Se encoje de hombros.

- No lo sé. Quizás tu amiga pueda responder esa pregunta. - dice acompañado de un silencio lleno de dudas.

"¿Qué...?"

- ¿Que tiene que ver Clara en todo esto? - la cabeza me va a explotar - ¿Tú por qué la conoces? - lo miro esperando respuesta.