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Claramente tenía asuntos que resolver conmigo misma.

¿Qué iba a hacer con todos estos extraños sentimientos?

Camine a paso lento y disfrutando la noche. Hacía frío, pero era soportable. El cielo estaba hermoso, las estrellas se visualizaban cada vez mas y no había ni una sola nube.

Llegué a casa, Jos aun no había vuelto de trabajar, así que subí a mi habitación, me despojé de la ropa y me adentré al baño en busca de una larga y placentera ducha caliente.

Puse algo de música de fondo, apagué las luces, prendí mis velas aromáticas que tanto amaba y me relajé.

Necesitaba esto.

Al salir me recosté en la cama aun con las toallas puestas, una en mi cabeza y otra en mi cuerpo. Me quedé varios minutos observando el techo como de costumbre, debía limpiar algunas telas de arañas..

Olvidé lo de las arañas y comenzaron a aparecer todos esos pensamientos confusos.

Pensaba en él. En lo loco que sería estar con él.

Era tonto pensar en ello, de verdad, ni siquiera funcionaría, vamos que lo detesto..

Pero hay una parte de mi que siempre me tiende una trampa, y cuando creo haberme puesto en contra de él completamente, las cosas cambian y veo esos ojos que lo único que hacen es jugar conmigo.

Recuerdo estar en Gols Trwl y sentir una especie de apabullantes sentimientos que no reconocía como propios, pero allí estaban, resurgiendo de algún rincón oscuro, como si de verdad supiera lo que es el 'amor'.

Increíble, yo hablando de amor..

Es que no tiene sentido.

Nunca estuve con nadie, ni di mi primer beso, ni si quiera tiene importancia para mi.. pero de repente parecía serlo.

La noche transcurrió normal, ya era hora de dormir y cuanto lo deseaba.. El día había sido agotador.

Desperté a eso de las 6 de la mañana. Es que no tengo punto medio, o me levanto muy temprano o me levanto muy tarde.

No tenía nada de sueño, por lo que tomé mi celular, chequeé varias redes sociales, escuché algo de música y ya sin poder dar mas vueltas en la cama decidí levantarme.

Me vestí, cepillé mi cabello, depilé mis cejas que ¡Por dios! Estaban peor que mi techo con telas de araña..

Baje a la cocina, me preparé el desayuno, Jos no tardó en alcanzarme.

Ambos comimos en silencio.

El sol apenas se asomaba, y un fuerte viento azotaba la ventana de la cocina.

Se podía visualizar el humo de las tostadas quemadas, y el olor también por supuesto.. nada me motivaba esa mañana, y por lo visto a Jos tampoco.

El se apresuró a ponerse en pie y recoger sus cosas, estaba llegando tarde, se despidió y el viento le ayudó a cerrar la puerta al salir.

Me quedé sola otra vez.

Me asomé a la ventana, la vecina barría, los niños pedaleaban con rapidez a la escuela y los pájaros cantaban desde sus nidos.

Tome mi mochila y me encaminé al instituto.

Al llegar a casa de Darla, toqué la puerta y su madre me atendió.

–¡Malva, cariño! que gusto verte.

– Buenos días.. –contesté– ¿Darla está?

– ¡Oh no! Hoy se quedará en casa.. –dijo con malos ánimos–, esta algo afiebrada, no se que voy a hacer con estas dos criaturas aquí adentro.. –se lamentaba.

El Bosque de GivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora