Capítulo VII
Arash se encontraba en su tienda pensando en que podía hacer para que la invasión fracase sin que el pudiera verse involucrado y después de tres horas de pensar en tantas posibilidades, finalmente llegó a su mente Kurosh, dijo para si mismo -claro, tengo que encontrar a Kurosh y pedirle que se adelante a la Atlántida mientras yo desvío el curso para darle ventaja; pero también dijo para si -pero como voy a justificar una parada en Egipto, que además no es territorio persa; hasta que finalmente unió sus ideas y pensó -puedo decir que necesito el medidor para poder llegar y que el medidor se encuentra en Egipto, por lo que deberé ir sólo y escabullirme en territorio egipcio, así Jerjes no sospechará nada y podré llevar a cabo el plan. Después de haber afinado los detalles, finalmente se acostó a dormir para que a primera hora del día de mañana le diga su estrategia militar a seguir a Jerjes.
Al día siguiente a primera hora ya se encontraban las trescientas naves listas para zarpar. Pero antes de eso, Arash irrumpió en la caravana de Jerjes para contarle la estrategia a seguir para llevar a cabo la invasión, así que se arrodilló al llegar y dijo -mi señor, ya está listo el plan; Jerjes dijo con voz firme -te escucho, habla; Arash se acercó y con voz firme dijo -antes de zarpar con todo el ejército, primero necesito un medidor de la bóveda celeste. Jerjes interrumpió y dijo -tienes a tu disposición todo lo necesario, dalo por hecho; Arash respondió, -le agradezco, pero este instrumento es especial para localizar de manera precisa a la Atlántida. Jerjes molesto volvió a interrumpir exclamando -y dónde está ese tal medidor de la bóveda celeste!?. -precisamente, eso es lo que quiero comentarle, el instrumento se encuentra resguardado en Egipto. Jerjes volvió a interrumpir y gritó diciendo -y como piensas que vamos a ir por él, planeas iniciar una guerra con Egipto!? Arash en tono calmado dijo -no mi señor, yo iré a Egipto de encobierto por el instrumento y llegaré aquí en ocho días. Jerjes volvió a interrumpir y exclamó -y qué? Después de hallarlo te fugarás? Pues yo no voy a permitir que vayas sólo, irás con el general Qaisar, y los quiero de regreso en ocho días o de lo contrario haré de tu vida un infierno; ahora largo.
Arash se retiró seguido de Qaisar y fueron directo al puerto, mientras tanto Arash estaba muy errático en los muelles, así que Qaisar le preguntó con desconfianza -que estas buscando?; -un barco, respondió Arash; -un barco? Tenemos cientos de ellos a nuestra disposición, agrego Qaisar; - lo sé, pero este es un barco atlante y lo acabo de encontrar; respondió Arash mientras corría hacia él. Arash y Qaisar subieron al barco y zarparon con dirección a Egipto. Mientras eso sucedía, Qaisar le preguntó a Arash -por qué el instrumento del que hablas está en Egipto y por qué es tan importante?; Arash giró la cabeza hacia el mientras sostenía el timón y respondió de manera calmada -porque lo tiene alguien en quien confío, por ello quería venir sólo, porque de lo contrario no me lo entregará y escapará con él. -y respondiendo a tu otra pregunta, con ese instrumento puedo ubicar de manera exacta la ubicación de la Atlántida, agregó de inmediato Arash; -entonces planeas ir tu solo a ver a este amigo tuyo? Preguntó de inmediato Qaisar -no pretendo, tengo que; respondió de inmediato Arash. A lo que Qaisar dijo en tono serio -entenderas que no confío en ti y el rey Jerjes tampoco, así que no puedo permitir que vayas sólo, pues si es necesario, asesinaré a tu amigo si veo que intenta escapar con ese instrumento del que hablas. Arash pensó que su plan podía fallar si no encontraba una forma de convencer a Qaisar que lo dejara ir sólo o eso pensó hasta que le dijo de manera tranquila -quizas si me acompañas pero me das una hora a solas con él podría funcionar, eso y quitarnos éstas armaduras persas. Qaisar pensó en la idea y aceptó aunque muy a regañadientes -como sea, descansaré un poco, dijo Qaisar mientras se retiraba a cubierta.
Pasaban los días y las conversaciones entre Arash y Qaisar solo se limitaban a el clima, el plan de invasión y de vez en cuando sobre el paisaje, pues pese a la cercanía que debían mantener por ser uno de los generales de Jerjes y su más reciente almirante, realmente no confiaban el uno al otro, hasta que al cuarto día siendo aproximadamente las diez de la mañana, avistaron el puerto egipcio dónde habían dejado a Kurosh y Arash le dijo de manera imperativa a Qaisar -quitate tu armadura y cambia tu apariencia que ya vamos a llegar al puerto; Qaisar entre dientes aceptó y se cambió al igual que Arash.
Al amarrar en el muelle, los dos descendieron del barco y le dieron dos monedas de oro a un pescador por cuidar el barco. Entonces Arash fué hacia los puestos de pescado del puerto para tratar de encontrar a Kurosh, quien en algún momento antes de naufragar lo escuchó decir que le hubiera gustado ser pescador. Pasaban de puesto en puesto y ninguno de ellos era Kurosh, hasta que un barco llegó al muelle y uno de los hombres a bordo gritó -pezcado fresco! Recién sacado del Mediterráneo!; Arash reconoció la voz y corrió hacia él, lo abrazó y Kurosh al reconocerlo le dijo en tono de sorpresa -qué haces aquí?; Arash le hizo una seña a Qaisar y este se alejó mientras le decía con su dedo y sólo con el moviendo de sus labios -Una hora.
Arash se aleja con Kurosh y le contó lo sucedido con él y el rey Jerjes y la invasión que estaba por llevarse a cabo, entonces le dijo su plan para traicionar a Jerjes y Kurosh se negó de inmediato, le dijo en tono serio y preocupado -estoy cansado de la guerra, por eso vine aquí para escapar de todo éso; -lo sé y te entiendo, yo quería lo mismo pero estoy siendo obligado, por ello, solo necesito que vayas a la Atlántida y des aviso, tu no estarás involucrado en nada, es nuestra oportunidad de devolver lo que hicieron por nosotros y de hacer algo bueno en nuestras vidas; Kurosh lo miro mientras pensaba en sus palabras y después de unos segundos le preguntó -y si no funciona? Si algo sale mal? -nada saldrá mal, lo tengo todo planeado, solo necesito el medidor como coartada y yo los desviare para darte ventaja de cinco días. Kurosh se le quedó viendo y con mucho pesar aceptó y dijo -partiré inmediatamente después de que ustedes hayan zarpado para tener aún más ventaja, pero por lo que más quieras, no te atrevas a fallar.
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Atlántida: Se Alza Un Nuevo Imperio
Historical FictionEn un mundo antiguo lleno de misterios y leyendas, la Atlántida y nuestros protagonistas: el rey Atlas, el rey Jerjes, Kurosh y Arash, deberan enfrentar desafíos inesperados y la constante amenaza persa. Una civilización completamente aislada del m...