De Vuelta a "Casa"

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Capítulo III

La comitiva real ya se encontraba en el puerto de la ciudad kantos (Καντοζ) ubicada en la costa este de la capital atlante, mismo que quedaba a una hora de distancia. Cargaron una galera atlante con víveres para tres meses para ellos cinco, además de que les entregaron un mapa de la costa de la Atlántida, además de un aparato medidor de la bóveda celeste, invento atlante para poder navegar antes de existir un mapa del litoral atlante.

Una caravana real partió de la capital atlante a las doce del día con dirección a Kantos, misma que se componía del rey Atlas, algunos guardias reales y de Eskandar, Kurosh, Dariush, Arash y Behnam quienes iban aliviados y muy felices de poder regresar con sus familias. En el camino, Kurosh les preguntó a los demás -ustedes que harán al llegar a casa? A lo que Eskandar respondió -al llegar, reuniré a toda mi familia y huiremos al este, lejos de Persia y de esta insensata guerra; Dariush y Behnam dijeron que harían lo mismo que Eskandar; Kurosh dijo -yo iré a vivir a Egipto y buscaré formar una familia. Entre tanto, el único que no respondió la pregunta pero tampoco pareció importar fue Arash, quien solo escuchaba en silencio.

Pasó el tiempo y finalmente habían llegado al puerto. El rey estrechó manos con Eskandar, agradeció haberlos conocido y por encima de todo les explico cómo usar el medidor de la bóveda celeste, el rey les dijo a los cinco -prenten atención a ésto que es lo que hará posible que regresen a sus hogares, ésto es un aparato que mide distancias y traza cursos con las estrellas, solo tienen que observar el cielo y acomodar las constelaciones que están en esa noche y el aparato les revelará dónde puede haber tierra firme. Sin nada más que agregar, se despidieron y subieron al barco, zarpado casi de inmediato.

Los atlantes en el puerto vieron como se alejaban de la costa y al perderlos de vista, todos se retiraron y la Atlántida volvió a su rutina habitual.

Mientras tanto dentro del navío, Kurosh investigaba como se usaba exactamente el medidor que les dieron los atlantes y descubrió que con ese instrumento, podía ubicar el norte, el sur, el este y el oeste, por lo tanto, sabía que debía ir al este, como si de regresar a Persia se tratara pero desviarse al último momento hacia el norte, dónde no fuera territorio persa. Por otro lado, Eskandar se encontraba admirando el océano mientras pensaba en su esposa, en sus dos hijos y en su nieto recién nacido poco antes de ser reclutado para la guerra y a dónde irían cuando lograrán reunirse. Dariush y Behnam preparaban la cena mientras hablaban de irse juntos con sus familias lo más lejos posible de Persia, incluso bromearon diciendo que regresarían a la Atlántida, aunque después voltearon a verse pensando en que podría ser una solución, pues no aparecía en ningún mapa y nadie sabe de su existencia salvó ellos cinco, como sea, dejaron el tema y continuaron cocinando. Por su parte, Arash estaba al timón escuchando a Kurosh sobre el curso que debia tomar, así que solo asentía con la cabeza, hasta que Kurosh le preguntó -por qué desde que te conocemos eres tan callado y misterioso? Arash suspiró y respondió de manera calmada -porque no confío en nadie; inmediatamente preguntó Kurosh -por que no confías en nadie? Y Arash respondió -así es como fui entrenado por el ejército persa desde mi niñez, a diferencia de ustedes, toda mi vida ha sido la guerra; Kurosh bajó la cabeza y dijo en voz baja mientras se retiraba -entiendo, lo siento.

Pasaban los días y las noches, cantaban, charlaban, se reunían en el timón cada noche a contemplar las estrellas mientras Kurosh les enseñaba a todos como se usaba el medidor atlante, y así fué cada noche hasta que después de 58 días y 58 noches juntos, Behnam grito desde el nido de cuervo gritó -veo la costa! Veo la costa!; Entonces todos corrieron al lado derecho del barco e inmediatamente cambiaron el curso hacia la costa. Al pisar la arena, lloraron, se abrazaron y gritaron de alegría por haber llegado a tierra firme. Pero rápidamente Eskandar interrumpió diciendo -esperen, pero donde estamos? Al escucharlo los demás, se voltearon a ver y Dariush dijo -habrá que explorar selva adentro y llevar provisiones; inmediatamente Arash interrumpió y dijo -eso es nuestra muerte segura, claramente esto no es Persia ni mucho menos Grecia o Egipto, quizás estemos en las costas de África pero lo más sabio es regresar al barco y navegar por la costa hacia el norte. Ninguno puso objeción alguna, únicamente Eskandar agregó -quizás antes de hacer eso deberíamos reabastecer provisiones, pese a que aún queden, no sabemos cuánto duren. Eskandar, y Dariush se pusieron a pescar y Arash, Kurosh y Behnam fueron a buscar agua dulce. Al medio día se reunieron en la costa para subir las provisiones y al terminar zarparon.

Tres noches después se encontraban Arash y Kurosh al timón platicando sobre las estrellas y las constelaciones que podían observar mientras los demás estaban durmiendo, de pronto Kurosh volteó y pudo percatarse a tiempo que habían llegado a una de las columnas de Heracles (estrecho de Gibraltar) por lo que Arash cambió el curso hacia allá para entrar al mar Mediterráneo, por otro lado, Kurosh corrió a despertar a los demás. -ahora solo faltan seis días de viaje; dijo muy alegre Dariush y todos subieron a esperar el amanecer junto a Arash mientras seguía al timón.

Después de cuatro días, amarraron en un puerto de Egipto para despedir a Kurosh, pero antes de éso, todos lo abrazaron y agradecieron el haberlo conocido, así como todo el apoyo que les dió a todos, entre lágrimas Eskandar le entregó el medidor y le dijo -esto es tuyo; a lo que Kurosh dijo -no puedo conservarlo, esto es lo que los va a llevar a casa; entonces Arash agregó -no es necesario, desde la columna de Heracles es sencillo llegar, conservalo; entonces lo tomó en sus manos y lo guardo entre sus ropas. Agradeció a todos sus palabras y todo lo que vivieron juntos, para finalizar su despedida diciendo -espero volver a verlos a todos, buen viaje y buena suerte.

Finalmente, después de dos días, llegaron a Jerusalén, dejaron amarrado el barco y dividieron las provisiones restantes para regresar a sus pueblos. Eskandar, Behnam y Dariush se fueron juntos hacia Susa (ciudad persa), pues a las afueras de dicha ciudad se encontraban las familias de ellos e irían a buscarlos y por otro lado, Arash se dirigió a Pars (capital del imperio persa) para intentar rehacer su vida.

Atlántida: Se Alza Un Nuevo Imperio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora